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—¡Mgh! ¡Si! ¡Así!¡Kookie, lo haces tan bien!

El mayor metía y sacaba su miembro con mucha rapidez y cierta rudeza mientras se comía uno de los pezones de JiMin. Éste no podía parar de gemir al recibir ese doble placer sin ningún tipo de compasión. Realmente eso era lo que esperaba.

Era su segunda ronda de sexo después de haber descansado un poco. Comenzaron a acariciarse mutuamente y con ello llegaron los besos donde usaron sus lenguas de una forma muy sucia. JiMin prácticamente se dejaba comer la boca por el mayor, lo disfrutó mucho, no le importó ser usado de esa forma, de hecho, añoraba que JungKook utilizara su boca para otras cosas.

Pero no hubo mucho tiempo para pensarlo, sólo pudieron seguir a sus instintos y el mayor se acomodó entre las piernas de su chico para entrar nuevamente en él, esta vez siendo un poco más intensos y desesperados en el acto.

El choque de sus pieles se oía obscenamente al igual que sus gemidos, sobre todo los de JiMin aferrándose a la espalda de JungKook y apresándolo con sus pies sobre sus caderas para incitarlo a llegar más profundo. Y lo lograba, podía sentir cómo su próstata era atacada una y otra vez de una forma tan tortuosa, pero a la vez tan deliciosa, que era casi imposible contener el orgasmo que estaba amenazando con llegar.

Las penetraciones cambiaron a un ritmo lento, pero duro... uno que llevó al cielo a JiMin y a arquear su espalda, curvando sus pies y después soltando toda su esencia en su abdomen. JungKook también se corrió en su interior sin dejar de moverse como lo hacía, así hasta que el aliento le hizo falta y se dejó caer sobre el cuerpo de su chico.

—Eso fue increíble— dijo JiMin entre jadeos.

—No he terminado— respondió el pelinegro de igual forma.

—Ahora sí tenemos toda una vida para hacerlo cuántas veces quieras— sonrió y lo abrazó con brazos y pies.

—Tengo unas cuantas fantasías por cumplir— aseguró y sonrió ladino.

Ambos comenzaron a reír creando un ambiente muy agradable que no sentían en los últimos momentos de su relación. Ahora parecía que volvían al inicio de todo, pero con la oportunidad de hacer las cosas bien.

Cuando sus respiraciones volvieron a la normalidad, JungKook salió del interior del rubio y se encargó de limpiarlo para después cubrirlo con una manta y con parte de su cuerpo. Volvieron a abrazarse esta vez con intenciones de dormir, sin embargo ninguno de los dos podía. Parecía que querían decir todo y a la vez nada. Quizá aún había temas que no trataron del todo y JiMin se sentía curioso de saber sobre la misión del mayor. Por otro lado, éste no pudo disipar del todo un pensamiento que lo invadió desde hacía un rato. Y es que no deja de ser celoso, aunque ahora tiene la capacidad de controlarlo y ser más seguro de sí mismo.

Se dejaron envolver por el silencio y la calma que tanta falta les hizo. Las respiraciones de ambos eran relajadas, pero casi compartiendo las misma inquietudes. JungKook pensaba en cómo decir lo que tenía en mente sin que se viera muy... como su yo del pasado. Sólo quería saber, de cualquier forma, JiMin no le debe explicaciones de nada, al menos que él quiera contarlo.

—Minie— lo llamó— ¿Puedo preguntarte algo? —inquirió con cautela.

—Lo que quieras, Kookie— respondió con voz adormilada.

—Hace un rato dijiste que nadie te tocó después de mí...— dejó salir un suspiro— no entendí... mmm... olvidado, soy patético.

El corazón de JiMin se enterneció al escuchar cómo JungKook hablaba. Se parecía mucho a aquellas veces en las que lo invitaba a salir, mucho antes de ser novios formales. Se comportaba de ese mismo modo, muy tímido y tartamudeando de vez en cuando. No solía ser muy directo cuando quería saber algo, pero cuando lo intentaba, parecía un niño pequeño. Uno muy adorable pese a que tenía una expresión muy dominante.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora