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Afuera la noche era silenciosa.

Aunque los árboles provocaban un diminuto siseo con el ligero golpe del viento. Parecía que el ambiente era aburrido y sin nada interesante que pudiese estar sucediendo.

Sólo para dos personas.

Las copas de vino nunca eran suficientes cuando se trataba de hablar sobre estrategias, pero eso había pasado a segundo plano desde hacía un buen rato; las manos de NamJoon exploraban delicadamente la suave piel de Jin por debajo de su camisa mientras que éste se aferraba al sofá y trataba de ahogar los gemidos que amenazaban con escapar de su boca.

Todo, absolutamente todo dejaba de existir cuando las manos del chico tocaban su cuerpo. Nunca antes vibró de esa manera y a esa magnitud a tal grado de suplicar por más.

Sentía que NamJoon era hábil besando sus labios y repartiendo besos por su cuello. Tal vez no era mucho tiempo, pero fue suficiente para que los dos pudiesen conocerse lo suficiente.

Cuando esta locura comenzó ninguno había podido enfrentarlo con madurez, pese a que sólo había sido un beso. Ambos estaban conscientes de la tensión que se generaba cuando estaban juntos y completamente solos. Se volvía complicado tener que aguantar y callar a sus pensamientos lascivos, más que nada porque pensaban que no eran correspondidos, además de la evidente situación en la que se encontraban.

Por mucho tiempo se obligaron a guardar aquellos sentimientos que se intensificaban cada vez que se veían. Fingieron que ahí no estaba pasando absolutamente nada y decidieron continuar. Hasta que un día, inesperadamente, NamJoon no lo soportó más y se lanzó a tomar los labios de Jin en un beso completamente tierno y lleno de miedo. Aunque se lo correspondió, eso no evitó que el mayor se sintiera cohibido y se haya visto en la necesidad de huir de su oficina para posteriormente llegar a su casa y encerrarse en su habitación tirándose sobre la cama con un revoltijo de emociones. Se sentía como un adolescente hormonal.

Los días comenzaron a correr de ese modo; encontrándose y no hablando de otra cosa que no fuese la cooperación y el trabajo. NamJoon quería buscar la oportunidad de acercarse a Jin para pedirle disculpas y, cuando creyó que por fin podía hacerlo, se llevó una gran sorpresa; el mayor entró a su oficina, cerró la puerta con seguro y caminó hasta que estuvo montado en su regazo para después besarlo con mucha intensidad. Aunque ese día no terminó en sexo, fue suficiente para que ambos pudiesen aclarar sus sentimientos.

Jin había ocupado ese tiempo tratando de acomodar sus ideas e hizo una lista de pros y contras, como cuando estaba en la preparatoria. Pero es que siempre fue un hombre bastante calculador y justo en ese momento tenía mucho miedo de las consecuencias que esto podría conllevar. Aunque estaba completamente seguro de que NamJoon le gustaba mucho, por no decir que demasiado. Al final decidió dejar su lado estratégico y soltó el disparo sin apuntar dando justo en el blanco.

Desde aquel día comenzaron a tener citas, unas bastante peculiares. Claramente no podían salir públicamente sin correr el riesgo de ser vistos. Por lo regular se encerraban en la oficina de NamJoon para comer o incluso ver películas ahí mismo. No tenían muchas opciones y ellos sólo querían disfrutar de ser una pareja normal, una que no tiene todo el peso del mundo en sus hombros.

El gusto no les duraba tanto, pero con ese corto tiempo era más que suficiente, de cualquier forma, podían verse de nueva cuenta con el pretexto del trabajo y así nadie sospechaba absolutamente nada.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora