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El tiempo había tomado un curso próspero y muy despreocupado. Ahora JiMin no temía del mañana y sólo se encargaba de vivir el presente. Aunque había hecho muchos planes a futuro con JungKook, ambos procuraban ir a un ritmo más lento y trataban de enfocarse en los acontecimientos próximos.

Por ahora, después de una semana donde se ocuparon de sus trabajos y de asuntos personales, decidieron ocupar la tarde del sábado para tener una cita simple y tranquila en un parque a donde casi no acudían muchas personas.

Desde temprano, JiMin se levantó para hacer bocadillos mientras que JungKook se ocupaba de meter todo lo necesario en su auto... uno... un poco lujoso. Lo cierto era que su paga por ser agente de la PMH era buena... muy buena a decir verdad. Todos sus sueldos eran en dólares, pero siempre fue consciente en sus gastos y el único capricho que se permitió fue comprarse su Mercedes. Todo lo demás estaba en una cuenta de ahorros que ocuparía para su retiro y para brindarle a YeonJun lo mejor.

Ese tema aún estaba pendiente con JiMin. El pelinegro decidió no decirle ahora hasta que su relación haya avanzado un poco más y también porque la psicóloga ayudaba al pequeño con sus terapias para que así estuviese listo cuando el encuentro se diera. Claro que le preocupaba la reacción de ambos, si alguno no está de acuerdo no sabrá que hacer.

Como sea, tal vez sólo sería cuestión de unas semanas para dar ese gran paso. Por ahora sólo quería disfrutar de su primera cita, en cinco años, con JiMin.

Cuando llegaron al parque buscaron un lugar alejado hasta que encontraron uno debajo de un árbol y a lado de unos rosales. El rubio corrió a ese lugar como si fuese un niño pequeño y colocó la manta sobre el césped. En el rostro de JungKook se dibujó una sonrisa al sentir mucha ternura por su chico. Su corazón todavía latía emocionado al verlo en ese estado de felicidad tan puro y genuino, tal vez algo que nunca vio en él de esa forma. Era incluso mejor que el inicio.

Como ya acostumbraban, acomodaron todo sobre la manta, juntos, sonriendo de vez en cuando y dándose besos de cariño. Todo esto bajo los atentos ojos de Suga quien no podía evitar sentirse empalagado por tanta miel derramada, pero a la vez se sentía un poco nostálgico y desubicado. Verlos así de felices y contentos le hacía cuestionarse todo, incluso este momento donde ejerce su labor.

Y mientras él pensaba en sus asuntos, JiMin y JungKook probaban un poco de los bocadillos hablando al tiempo sobre cómo habían llevado su semana. El mayor hablaba también un poco de su última misión y cómo es que lograron desmantelar esa organización antes de tiempo.

—Estoy muy orgulloso de ti, Kookie— sonrió enamorado— Volviste a hacerlo.

—Mi mayor motivación eres tú— se acercó para acariciarlo de una mejilla— Todos los días pensaba en ti y buscaba fuerza para continuar. Entrar en ese mundo es bastante complicado y peligroso, pero con tu sonrisa en mi mente fue más que suficiente.

El rubio hizo un puchero y bajó la vista al sentirse un poco avergonzado por las palabras de su mayor. Le gustaba mucho cuando se ponía romántico porque, aunque no lo hiciera seguido, cuando sucedía era bastante tierno y un tanto profundo. Naturalmente disfrutaba mucho de eso.

Continuaron con su comida alimentándose mutuamente y haciéndose muestras de cariño, porque nunca es suficiente. JungKook destapó la botella de vino y sirvió dos copas para ambos. Brindaron por la nueva oportunidad que tenían y se prometieron dar lo mejor para que tuviesen buenos resultados.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora