🌹34🌹

2K 284 36
                                    



🌹🌹🌹🌹



Las horas seguían pasando y con ello la inseguridad creciendo rápidamente al ver que el vuelo de JiMin no aterrizaba. Aunque ya le han informado que se había retrasado, sentía que pasó demasiado tiempo desde que llegó al aeropuerto. Además, tenía una sensación extraña, como cuando alguien te vigila y él, siendo experto en esas cosas, no podía estar tranquilo del todo.

Intentó llamar varias veces a Suga, pero no hubo respuesta y JiMin tampoco respondía. Ninguno de los demás guardaespaldas daban señales tampoco. Con todo eso encima, JungKook comenzaba a sentirse desesperado e inquieto. Pensó que debería llamar a Jin, pero se contuvo. No sería bueno interrumpirlo en este momento donde ha estado muy ocupado. Además, tenía la esperanza de que sólo fuese un contratiempo.

Caminó de un lado a otro observando por el ventanal, ya con los nervios al límite y muy decidido a llamar a NamJoon, cuando en su campo de visión apareció una cabellera rubia y unos hermosos ojos color miel que enseguida lo divisaron también. Ni así su corazón pudo calmarse y, como un acto reflejo, corrió hasta donde se encontraba su chico. En cuanto lo tuvo cerca lo abrazó por la cintura y lo cargó en el proceso, esta vez sintiendo cómo su corazón se relajaba al instante.

—¡Dios, Minie! —dijo aún sin poder soltarlo— ¿Qué pasó? ¿Dónde estabas? Se supone que debías llegar hace cuatro horas.

—Nuestro vuelo se retrasó y luego tuvimos que aterrizar de emergencia en Taiwán— explicó y se dejó deslizar hacia el suelo— Estoy bien, Kookie, tranquilo.

—Sólo podía pensar en lo peor, perdóname— se acercó y le dio un beso en la frente— Me volvería loco si algo te llega a pasar.

JiMin no dijo nada y sólo tomó los labios de su hombre para besarlo como se merecía. Las sensaciones lo invadieron enseguida sintiendo como su pequeño vacío era llenado por eso. Lo extrañó demasiado. Ya nada se comparaba con estar a su lado, era todo lo que necesitaba para poder sentirse feliz, seguro y tranquilo.

Salieron todos del aeropuerto y JungKook le dio instrucciones a los demás guardaespaldas. Era bueno que fueran a descansar después de cinco días cuidando a JiMin, aunque podía ser un trabajo simple, aun así era cansado y un poco desgastante, así que fueron relevados por otros incluyendo a Suga.

—Si necesitas algo, llámame— decía el hombre pálido.

—Estaremos bien, no te preocupes— aseguró JungKook al tiempo que metía las maletas a su auto— Es necesario que descanses, además, mientras estemos dentro de los condominios, estamos seguros.

En eso tenía razón. Estando dentro de Corea del Sur y al tiempo dentro de la jurisdicción de la corporación, nada podía pasarles. Aunque Suga esperaba hablar con JungKook sobre lo que pasó en Tailandia, porque después de ese día en el parque, la sensación de ser perseguidos nunca los abandonó. No era algo que podía dejar pasar desapercibido, pero sabía que ahora JungKook sólo quería pasar tiempo con JiMin, así que decidió postergarlo para la próxima.

Los vio alejarse mientras le daba instrucciones al guardaespaldas que tomaría su lugar y éste le entregó las llaves del auto. Después de eso, Suga se encaminó hacia el estacionamiento donde no encontró nada bueno; TaeHyung estaba ahí subiendo al vehículo de EunWoo, demasiado sonriente para su gusto.

Había sido demasiado cauteloso en estos días, pero justo ahora no podía decir que su cordura era de hierro porque, en un abrir y cerrar de ojos, se montó en el auto y comenzó a seguirlos por la carretera procurando ser cuidadoso. Y claro que era demasiado bueno en eso, el problema es que sus emociones se estaban apoderando de él y eso no podía ser posible, porque nunca se obtiene nada bueno cuando pierdes el control. Él mismo lo sabía, incluso ahora siendo presa de sus celos felinos y de la gran molestia que le invade al ver que TaeHyung le sonríe a otro hombre que no es él. Simplemente no puede aceptarlo.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora