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Emma

Mi novio apareció a la noche, con una cara de resaca absoluta. Se fue directo al sofá, y dejó ir un ruidito de sufrimiento.

–Hola, ehh.

–Hola…

–¿Nochecita loca, eh?

–Mucho… tengo que hablar contigo.

–Cuéntame.

–La cuestión es que estaba muuuuy borracho… y me lié con otra.

Justo en ese momento entró Charles y me vio en estado de shock.

–... ¿Qué está pasando? –miró a su hermano. Arthur se irguió y relamió sus labios nervioso.

–¿Me lo estás diciendo en serio?

–... Sí. Lo siento mucho, Emma.

Lo miré por última vez y me largué dándole con el hombro sin querer de mala manera y pegando un portazo. Estaba tan en shock que no me salían las lágrimas. Solo caminaba calle arriba yendo a mi casa. No quería ver a nadie.

–¡Emma, espera! –detrás de mí corría Charles.

–No quiero estar con nadie.

–Y lo entiendo, casi lo mato cuando me lo ha dicho… no te quiero dejar sola ahora.

–Haberlo hecho. Estoy bien, tranquilo –pero no dejaba de caminar dando zancadas.

–Emma, para un segundo.

–Perdón –paré y me giré comiéndome su torso de lleno. Joder, ¿algo más?

–Yo te llevo.

–Estamos a dos calles, da igual. Quiero caminar.

–Pues te acompaño.

–Vale.

Charles fue a mi lado en silencio, yo tampoco decía nada, estaba intentando asimilar lo que acababa de pasar. En medio de la calle las lágrimas me salieron solas. Joder, en la calle no…

–Emma… ¿Estás bien?

–Pues no.

–¿Quieres un abrazo?

Lo abracé escondiendo la cabeza en su pecho. Solo quería apoyo. Su apoyo. Me abrazó fuerte apoyando mi cabeza en su hombro, noté un beso en mi mejilla, y sus manos en mi espalda mientras no dejaba de abrazarme.

Esa noche Charles se quedó a cenar conmigo, no quería dejarme sola.

–¿Me sigues necesitando o me voy ya?

–Quédate.

Él con una pequeña sonrisa asiente. Nos pusimos a ver una serie en Amazon Prime y yo me quedé dormida en su hombro. Llorar me daba mucho sueño. Noté que me levantaron, y luego noté blando de nuevo. Abrí los ojos y lo vi a él mirándome con una sonrisa que me paralizó. Dios.

–La idea era que no te despertaras… –dijo en casi un susurro, su voz tan tranquila me erizaba la piel.

–Me despierto fácilmente.

–No es verdad y lo sabes. Ya puede haber un terremoto que hay veces que no te despiertas –se tumbó a mi lado.

–Tu calla.

–Vaaale.

–Buenas noches, anda.

–Buenas noches, princesa…

Despertarme a la mañana siguiente con él fue de lo mejor. Una sensación de paz, hogar y calidez.

–Buenos días –sonríe.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora