22: FIN

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Charles

El entorno estaba muy callado. Nunca antes había visto a tantos pilotos murmurando. Cada vez que me acercaba, cerraban la boca. ¿Qué cojones me estaban ocultando?

Emma me había dicho que hoy se iba al médico a ver qué tenía. Me parecía todo muy raro y no me gustaba un pelo.

–¡¿Me podéis decir de una vez a qué coño viene tanto secretismo?! –irrumpí en el círculo.

–No te estamos ocultando nada.

–Y una mierda, Max. Y una jodida mierda.

–Que nooo.

–¿Y por qué narices cada vez que estoy cerca bajáis la voz?

–Yo qué sé.

–Aquí se cuece algo y no queréis que me entere –miré a Carlos fijamente, para ver si el me lo soltaba.

–Emma te está poniendo los cuernos.

–... ¿Perdón?

–Lo siento, hermano –Lando me da dos palmadas en el hombro.

–¿V-vais en serio?

No podía ser verdad. No me creía una mierda.

–Una cosa llevó a la otra, perdóname –dijo Lewis. No. Una mierda.

Lo miré con toda la rabia del mundo y me fui para el hotel esperando a que ella apareciera y me explicara todo esto. Me estaba dando ansiedad. No podía ser verdad. Me senté en los pies de la cama con las manos en la cara, desesperado. Me iba a arrancar las uñas de todas las manos al paso que iba.

Poco tiempo después la puerta se abrió y apareció ella sonriendo. Si hija, sonríe.

–Lewis me lo ha contado todo.

–¿Si? Lo voy a matar.

–¡Y yo te voy a matar a ti! ¡¿Cómo puede ser que me hayas hecho eso?!

–¿Perdona?

–¡Me estás poniendo los cuernos!

–¡¿Pero qué coño dices?!

–¡Eso me dijo él!

–¿¡Y te los crees antes que hablar conmigo!? Pensaba que esto ya estaba más que superado y confiabas en mi. Toma tus putos cuernos –me lanzó una foto contra el pecho y se largó.

Cogí la foto y la miré. Era una ecografía. Salí corriendo detrás de ella. Para cuando la encontré estaba discutiendo con los chicos muy cabreada.

–¡¿Qué querías que hiciera?!

–¡Lo que fuera menos eso!

–¡Me hubieras matado de todas formas!

–Le dices que te lo cuente Emma, ¡y ya está! Lo tenéis que complicar todo –suspiró y se dieron cuenta de mi presencia. Estaba cabreada con todos.

–... ¿Estás embarazada?

–¡Si! ¡Ese era el puto secreto, Charles! –me dijo Max.

–Emma, yo... lo siento.

–Vete a la mierda.

Se largó lejos, estaba muy enfadada. Lo entendía.

–Dios, os voy a matar a todos... –me pasé las manos por la cara.

–Tonto tú por habértelo creído.

–Hijo de puta, ¿qué te pasa? ¿No te sube oxígeno a la poronga? ¿No puedes pensar? ¿Qué tienes? ¿Mierda en la cabeza? Dios, ¡me la habéis colado pero bien, no me jodas!

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora