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Emma

Nunca había estado tan segura de mis palabras. Nunca había dicho algo de una forma tan sincera. Me había salido directamente del corazón, él había hablado a través de mi boca, no yo.

Tras el camino para la carrera, estaba súper metida en mis cosas. Tenía claro lo que se me venía encima, y aunque estuviera más que segura con lo que iba a hacer, estaba nerviosa. Carlos era capaz de usar su chantaje emocional y manipulación conmigo. Pero no iba a conseguir nada. Ya no sentía nada. Era total indiferencia. 

Cuando estuvimos en el circuito, sábado, le pregunté al primer piloto que vi por ahí donde se encontraba Carlos, cuanto antes mejor.

–Lo he visto hace un rato hablando con Lando –me respondió Gasly.

–Gracias, Pierre.

Me despedí de él y de Charles y fui en su busca. Efectivamente estaba con Lando, que no tardó en abrazarme en cuanto me vio llegar. Correspondí a su abrazo, pero cuando me vio la cara, se le borró la sonrisa.

–Uy –suelta Lando.

–¿Necesito hablar contigo? –pregunta, a la que yo suspiré–, necesito hablar contigo –afirma.

–Está más que claro que sí, Carlos.

Lando simplemente se fue, casi huyendo de ahí, fue pestañear y verlo desaparecer. Nos quedamos a solas, el paddock todavía no se había llenado dado que era muy pronto, así que podíamos hablar muy tranquilos.

–¿Es malo? –asentí–, ay, joder...

–Quiero el divorcio.

–Y ahí está –chasqueó la lengua. Sus ojos se apagaron un poquito, le dolió, pero supe que se lo esperaba.

–Sí.

–Y me decías que no me preocupara, que me querías a mí... Emma, sabía que pasaría desde el minuto uno que os volvisteis a llevar bien.

–Esto no tiene nada que ver con Charles, te lo puedo asegurar.

–Esto va por el marido de mierda que has sido –añade una voz detrás de mí, que al girarme veo a Charles con nosotros.

Carlos no supo cómo reaccionar. Apretó los puños y se quedó con la boca entreabierta, en shock. Era yo quien tenía que decirlo, pero también estaba de acuerdo en que él lo hiciera. Después de todo, tenía que saberlo.

–¿Puedes irte? Estoy hablando con mi mujer.

Ex mujer –aclaró Charles–, siempre supe que no sabrías quererla como se merecía, Carlos.

–Charles, por favor –lo miré, lo último que quería era que se enfrentaran y hubiera pelea.

–Está bien, Emma –dice Carlos–, tiene razón. Yo sabía que no brillabas de la manera en la que lo hacías con él a pesar de que lo intenté. Y no es por victimizarme, es porque tengo ojos.

–Y dale... Esto es por lo mismo que te ha dicho él hace un minuto, has sido un mal marido desde que ha vuelto a aparecer en mi vida.

–Venga ya, cualquier hombre se sentiría amenazado con un tío como Charles acechando –se cruzó de brazos.

–Ehm... ¿Gracias? –Charles entornó la vista.

–Y tenía miedo. Sabía lo que él significaba para ti, y lo manifesté de la peor manera que se me ocurrió, yo... Nunca pretendí hacerte daño, Emma –volvió a centrar toda su atención en mí.

–Claro que no lo pretendías, era tu inseguridad lo que te hacía ser así.

–¿Habría cambiado algo que yo hubiera actuado de otra manera? –preguntó, esta vez un poco más desesperado.

–Sí.

–¿Me habrías elegido a mí por encima de todo? –para este momento, también sentía la tensión en la mirada de Charles.

–Sí.

–¿Puedo... intentarlo de nuevo?

Vi de reojo como Charles apretaba los labios y se metía las manos en los bolsillos. Tenía miedo de perderme. Y yo era esto lo que más temía. No quería que fuera así, ¿por qué simplemente no podía aceptar lo que le estaba diciendo?

–Carlos...

–... Está bien –se rindió y suspiró profundamente.

–Te haré llegar los papeles pronto.

–Bien –asintió.

Lo miré una última vez y me alejé de allí. Charles vino a mi lado y me tomó la mano. Lo noté temblar. Había tenido miedo. Había sentido que su mundo iba a desmoronarse otra vez. Pero había acabado.

–Lo he hecho.

–Lo has hecho –me mira y aprieta su agarre.

–Se acabó sufrir más por sus inseguridades.

–Ahora podré amarte a gritos –lo vi sonreír.

–Sí –sonreí–. Pero si no te importa vayamos poco a poco.

–No me importa en absoluto. Después de lo que me dijiste en Florencia, es imposible que me importe.

–Habló mi corazón.

–Y te habla el mío cuando digo que lo soñé mucho antes de saber que ibas a ser mía.

–Ahora, Charles, es nuestro momento de brillar y ser felices de una vez por todas.

–Si no era contigo, no quería amar a nadie más. No me veía capaz de amar a nadie más.

Asentí. Lo sabía más que de sobra.

Llegó el domingo y era la carrera. Silverstone era el momento para brillar de los ingleses. Lando, Lewis y George estaban muy enfocados en lo que querían hacer, y era ganar. Irían a matar. Pero nadie iba a dejar que fuera fácil. Yo solo pensaba en las ganas que tenía de ver a Charles subido a ese podio. Esperaba verlo levantando un Campeonato algún día. La fórmula uno empezaba a ser más interesante desde que Max dejó de ganar seguidamente. Nunca te esperabas quién iba a ganar ese día. Y fue Lewis quien se alzó con la victoria ese día. Charles estuvo subido al podio con él y Max. Me alegré tanto. En cuanto estuvieron abajo los abracé a los tres contenta, más por Lewis y Charles, claro. Max y él fueron los primeros en enterarse de mi divorcio. Hablaron sobre que ya era hora, y Max me habló de que mi sitio siempre lo había sentido con Charles. Max era alguien muy observador, le gustaba analizar. Y solía dar en el clavo. Les había cogido mucho cariño a la mayoría, porque a pesar de ser amigos de Carlos, también estaban ahí para mí. Max era más amigo de Charles que de Carlos, y siempre lo apoyó a él. Y Lewis... Él solo era amigo mío, para ser sinceros. Pero era tan buen hombre que estaba orgullosa de que él fuera el compañero de Charles el año que viene. Me parece guay verlos de compañeros.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora