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Charles

La vuelta a las carreras fue divertida. Mi suegro estaba emocionado porque hacía tiempo que no pasaba un gran premio, y lo veía muy feliz de que nos lo llevemos con nosotros. Mi novia estaba tan feliz como él, y eso me hacía feliz. Me sabía muy mal todo lo que habían sufrido ellos por culpa de su madre, pero me alegraba de saber que eso había pasado. Intentaría darle todo lo posible a ese hombre, mi suegro.

–¿Crees que un día serás campeón del mundo? –me pregunta mientras nos encaminabamos a mí paddock de Hungría junto con Emma.

–Lo veo lejos. Además, el año que viene, entra Hamilton, dudo mucho que me deje un poco de margen.

–Uf, duro.

–Durísimo –asentí sonriendo. Sería todo un reto.

–Igual de duro me da a mí –murmuró Emma.

–Luego hablamos –le guiñé un ojo. Ella rió, el padre no había oído nada. Y por "suerte" habíamos cogido para él una habitación aparte mientras estábamos en Hungría.

Suerte mis cojones. Tenía más ganas de ella que de cualquier otra cosa. Y eso era algo que podía verlo cualquiera. Llevaba días conteniéndome de hacer nada porque hasta que nos fuimos de Noruega su padre compartía estancia con nosotros, después entrenar y todo el rollo no sacábamos tiempo para nosotros. Pero ahora como estaba en otra habitación teníamos toda la noche para nosotros.

Después de unas prácticas más duras que el pan de ayer, ella vino a verme a mi cuarto de descanso. Estaba cabreado porque Colapinto no tenía vergüenza y se atrevía a decir que había sido yo quien tuvo el problema.

–Ese gaucho es un sinvergüenza.

–Bueno, déjalo.

–¿Querías algo? –apoyé los codos sobre mis rodillas mientras la miraba.

–Verte.

–Yo también –sonreí.

–Te espero en el hotel, guapo.

–¿Te vas a ir así? –me levanté a buscarla.

–¿Así como?

–Ni un beso, ni un abrazo, ni nada... –la atraje hacia mí.

–Estoy muy cachonda, porque verte así me enciende, como te bese no paro y me da igual que nos vean –me susurró.

–Te enciende verme sudoroso y cabreado, ya veo –reí.

–Después de cabrearte es cuando mejor me follas. Aparte, ¿no te has visto con el mono? Estas para mojar pan.

–Deja de jugar conmigo y haz algo ya, joder –la apreté contra mi.

–Nos vemos en el hotel –me besó suavemente la mejilla.

Hija de puta. Cuando Emma salió por el pasillo, Carlos estaba justo en la entrada y se apartó para dejarla pasar. Tuve el reflejo de ponerme la mano en la entrepierna. Este traje no es que sea muy bueno disimulando erecciones.

–Ya veo que sigue igual de provocativa.

–Joder, provocativa es poco –resoplé.

–Dímelo a mi.

–Entiendo que te casases con ella, la pregunta es quien no lo haría –reí.

Asintió con nostalgia.

–¿Cómo lo llevas, ya que estoy?

–Estoy bien. Todo bien, ¿y tú, Charles?

–Mejor que nunca.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora