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Charles

Tras oír las palabras de Emma me quedé más tranquilo y fui a Pierre para contárselo. A él se lo había estado contando todo desde que pasó lo de Emma.

-Bonjour -saludé entrando como pedro por su casa.

-Hola, hola -se levantó de la cama de la habitación del hotel.

-He hablado con Emma.

-¿Y qué tal?

-Se ha disculpado conmigo, y yo con ella. Me siento mejor, la verdad.

-Hemos avanzado, menos mal.

-... La echo de menos.

-Lo sé, Charles.

-Y Carlos cada día me da más asco. No lo soporto. Antes éramos amigos, y ahora... Ahora quiere matarme a puñetazos.

-Yo sinceramente creo que esa relación le queda poco. Carlos cada día está más amargado.

-¡Porque es un gilipollas! -eso me salió del alma.

-Ya sabemos que te cae mal.

-Es que como no me va a caer mal, si todo el rato está intentando joderme la vida todavía más. No para, no para, no para, ¡comprate una vida, coño! ¡Y déjame en paz que ya bastante tengo con aguantarme a mí!

-Por desgracia aún te queda media temporada a su lado.

-Encima cada vez que me acerco a menos de dos metros de ella, vamos. El toro de bronce. Cuidado que si la toco la voy a contagiar el sida. Uf, es que no puedo con él. Es un rottweiler.

-Pasa de él, si te quieres acercar, hazlo y ya.

-Si yo me acerco igual, pero es que toca las narices. Está muy amargado, y ella pobrecita no tiene la culpa de nada.

-Ya... Vete a verla, anda.

-Me voy, me voy -y para allá que fui. Estaba sola. Me sorprendía. Me senté a su lado-, ¿estás bien?

-Uy hola. Sí.

-No sé, es que como casi nunca estás sola, no sabía.

-Carlos está un poco como estamos las mujeres con la regla. Insoportable.

-¿Cómo es eso? -eso, habla toda la mierda que quieras, reina. Ella estaba indignadisima.

-Si lo supiera te lo contaría.

-¿Pero qué te hace?

-No, nada, pero parece que está amargado.

-Amargado siempre ha estado, que contigo lo disimule es otra cosa.

-Pues sería eso. Bueno, da igual. ¿Cómo estás?

-Como siempre... Jodido.

-Te recuerdo que yo no sé lo que es como siempre para ti.

-Jodido -repetí-, por lo menos a ti te va bien. Con Carlos haciendo de imbécil, pero bien...

-Sí, todo bien.

Estuvimos un rato más hablando hasta que dijo que se iba a hablar con su marido.

Emma

Al llegar a la habitación, Carlos estaba tumbado en la cama con él móvil. Con la misma cara de serio que llevaba teniendo toda la temporada. No entendía nada, además todavía nos quedaban unos pocos meses aquí, y no me apetecía convivir con el Grinch. Me tumbé a su lado. Me ignoró. O tal vez sabía que estaba aquí, pero ni saludaba.

-Carlos, ¿estás bien?

-Sí.

-Vale -me apoyé en su pecho y lo acaricié.

-¿Por?

-Estás serio estos días.

-Ah. Yo que sé -se encoge de hombros.

-¿Me haces el amor?

-Ahora no me apetece.

-Al final se lo pediré a otro.

-Haces eso y el divorcio te llega en Lamborghini -se ríe, pero era una risa seca y venenosa. Este no era el hombre del que me enamoré.

-No jodas...

-Pero bueno, no sería la primera vez que pones cuernos... -¿Perdona?

-¿Qué?

-¿Qué? -me mira como si nada.

-¿De qué coño vas?

-¿He dicho alguna mentira?

-Vete a la mierda -me fui de allí con el corazón acelerado.

-No, Emma, espera... -salió en mi busca.

-¿Eres consciente de la mierda que me acabas de soltar? -lo miré con lágrimas, dolida.

-Sí, perdón, no quería decir eso... Solo no estoy pasando por un buen momento, siento que nada ha cambiado, y Charles no está por la labor de ayudarme con mi trabajo, nos jode a los dos. No debería pagarlo contigo, perdona.

-Está bien -suspiré.

-Vamos, vuelve -me tomó de la mano y volvimos a entrar en la habitación. Ya más calmados, nos tumbamos abrazados en la cama.

Me acariciaba el pelo mientras yo trataba de olvidar las palabras que él acababa de decir. Se había vuelto muy impulsivo, y era algo que no me gustaba nada, me hacía sentir mal. Sabía que lo que decía era por el impulso, pero dolía de igual manera.

Sin darme cuenta acabé dormida entre los brazos de mi marido. Amaba la forma en la que sus brazos me daban la paz que necesitaba cuando todo era un caos. Le abracé yo también mientras soñaba, y al día siguiente nos vi en la misma posición en la que nos dormimos.

-Amor...

-Hmmm... -me soltó y me dio la espalda. No estaba por la labor de levantarse.

-Buenos días.

-Déjame... 5 minutos...

Alargué el brazo y puse mi mano en su miembro. Dio un respingo y se giró de inmediato.

-¿Qué crees que haces?

-Despertarte -reí.

-¿A mí? Lo has despertado a él -me pegó a él.

-Pueees que pena. Me voy a duchar.

-No sin mí.

Nos metimos en la ducha, Carlos se metió bajo el agua antes de que se calentara porque decía que yo la ponía ardiendo. Me desnudé y me metí con él sonriendo. Era precioso. Un hombre despampanante lo mires por donde lo mires, con unos ojos hermosos y un cuerpo de escándalo. Eso era lo que yo llamaba macho ibérico.

-Pasado mañana es el GP de Canadá, ¿estás nervioso? Últimamente lo estás haciendo muy bien.

-Estoy haciendo un sobreesfuerzo, el cabronazo que tengo por compañero me hace la vida difícil, por no decir imposible -suspira.

-Demuéstrales lo que se van a perder para el próximo año.

-Qué raro que me reemplacen ahora que estoy en la punta de mi carrera, pero ellos sabrán. En fin...

-Que les den.

Sonrió y me abrazó.

Estuvimos un rato los dos ahí bajo el agua dándonos cariño. Me podía pasar el día entre sus brazos y no me cansaría. Salimos a la habitación y nos vestimos para ir a dar un paseo.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora