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Jennie observaba el reloj impaciente esperando que la puerta se abriera y tuviera finalmente el reencuentro que tanto había esperado desde que aquella situación las había separado.

Fueron momentos difíciles, Jennie casi se quebra al ver a su amada en el juzgado, tuvo que tragarse el llanto que casi soltó cuando sus miradas se conectaron una vez más. La distancia no era buena, Jennie no dejaba de pensar en que algo pudiera salir mal. Llegó al punto que volvió a contactar con su madre y pese a que no hablaban desde hace tiempo, ella la apoyó y entiendo su situación.

A su lado se encontraba la anterior mencionada, que miraba como su hija mordía sus uñas por la ansiedad. Acarició su cabello intentando tranquilazarla, pero poco o nada funcionó.

- Hija, tienes que relajarte. Estoy segura que a ella no le gustaría verte en ese estado. Todo saldrá bien, te mi aseguro -

- Hago lo que puedo mamá, no sé porque tengo el presentimiento de que algo malo pasará.

Repentinamente, alguien llamó a la puerta lo que sorprendió a ambas. Jennie abrió la puerta de inmediato encontrandose solamente con una caja en el suelo, miró por el corredor intentando observar quien lo había dejado, sin embargo, no logró percibir a nadie.

- Solo dejaron esta caja aquí -

- No creo que tu novia este del humor para hacer ese tipo de cosas, probablemente sea de alguien más.

Con extrañesa levantó la caja y la puso sobre la mesa, su madre puso una mano sobre la suya indicándole que esperará. La mujer tomó la caja y se movió al otro lado de la habitación, la sacudió intentando escuchar que había adentro, el sonido que emitió era muy poco inaudible y por eso peso tan liviano, probablemente no traía un contenido muy grande.

- Mamá no lo hagas, puede que sea algo malo

- Descuida querida, parece que todo está en orden.

Con un cúter abrió la caja lentamente encontrandose con un sobre de papel, lo revisó y al asegurarse de que no significaba ningún peligro, se le extendió a su hija.

Al abrirlo, leyó rápidamente la carta mientras susurraba. Su expresión era de total confusión, tanto que incluso volvió a leer para asegurarse de que no se equivocaba.

- ¿Y bien?

- Es de mi deja Jisoo, dice que quiere verme en un antiguo almacén, incluso puso la dirección. No puede ser, esto es muy extraño. La llamaré para corroborar.

Llamó a su teléfono sin dudar un solo segundo y se sorprendió al escuchar que el número no se encontraba disponible. Intento mandar mensajes, pero no los recibía.

- Hija será mejor que veas lo que venía en la caja además del sobre...-

Jennie observó un par de fotografías instantáneas en dónde se podía ver a Lisa atada a una silla, en la primera se encontraba totalmente intacta, pero en la segunda se mostraba con heridas y golpes en el rostro.

Se dejó caer en el suelo, se mantuvo en silencio llevándose las manos a los ojos y después de un par de segundos, soltó un grito desgarrador. Su madre corrió rápidamente junto a ella para consolarla e intentar apaciguarla, revisó un mensaje detrás de una de las instantáneas.

- Dice aquí que no llames a la policía, de lo contrario...-

- Asesinará a Lisa...-

Jennie desvanecerse tan solo de mirar las fotografías donde podía ver a Lisa en tan mal estado. Las náuseas la estaban invadiendo y con dificultad, corrió hacía al baño a vomitar ¿Por qué le sucedía esto a ellas? Finalmente cuando por fin están a punto de ser felices otra vez, algo sucede. Tampoco podía creer que se tratará de Jisoo, ella siempre mostró ser una persona amable.

- Hija necesitamos llevarte al hospital, llamaré a la policía y...-

La puerta se abrió y dejo ver a un grupo de hombres vestidos totalmente de negros y cubiertos del rostro, rápidamente las rodearon y en un abrir y cerrar de ojos habían sido secuestradas. Con una bolsa de tela en su cabeza que evitaba que pudieran visualizar su entorno, fueron transportadas durante al rededor de dos horas hasta que finalmente el vehículo se detuvo.

Con rudeza, Jennie fue llevada hasta un lugar en el que la arrojaron y dejaron ver finalmente. Al levantar la vista, pudo observar una silueta familiar. Cuando aquella imágen fue más clara recordó lo que había leído en la carta.

- Chica, pero mírate ¡Que mal te ves! Pareciera que perdiste algo - Jisoo sonría mientes la miraba con aires de superioridad al estar de pie frente a ella que se encontraba en el suelo sin lograr entender aún lo que sucedía.

- Jisoo... ¿Por qué? - su voz comenzó a quebrarse y sus ojos empezaron a soltar un par de lágrimas - ¿Qué estás haciendo? No ves que ya hemos sufrido bastante -

- Basta de lloriqueos, no te traje hasta acá solo para eso. Acompáñame - la tomó por el brazo y la levantó, está intento mantenerse de pie con dificultad. Jisoo arrastró a Jennie hasta otro cuarto donde ésta casi se desploma otra vez al ver a su amada amordazada en una silla, tal cual la imagen lo había indicado.

- ¡Lisa! - intentó acercarse a ella, pero fue detenida - ¡Suéltame! ¿Qué quieres de nosotras? - apretaba los dientes con enojo.

- Lamentablemente Jennie, Lisa ha hecho cosas malas en el pasado. No es la chica triste que te ha pintado, a mi también me engaño con el cuento de su madre difunta - comenzó a caminar de un lado hacia otro lentamente - Por un tiempo fuimos grandes amigas, desde la infancia. Sin embargo, las personas crecen y con ellas sus ambiciones - se detuvo para ver con desprecio a Lisa que pese al daño que tenía se mantenía consciente - Y vaya que ésta rata era ambiciosa -

Le propinó un golpe a Lisa en la mandíbula provocando que ésta cayera de espaldas junto con la silla. Jennie corrió rápidamente hacia ella y la levantó, reviso su rostro comprobar su bienestar.

- ¿No te contó? ¿No te contó como me traicionó? Cómo tomó un proyecto que ambas habíamos hecho y lo robó, cómo tomó el trabajo de años y esfuerzo invertidos y simplemente un día desapareció. No pasó mucho para enterarme que ella había triunfado y yo, yo quedé bajo su sombra - mientras hablaba dándoles las espaldas suspiró - No me costó tanto crecer por mi propia cuenta, logré ganarne un nombre al mudarme del País y empezar desde cero, pero jure que cuando tuviera la oportunidad te haría pagar por lo que hiciste - la mujer se acercó a una mesa y tomó un bidón con combustible y comenzó a vertir al rededor suyo.

- Lo siento...- escuchó entre las toces como Lisa intentaba hablar - Te daré lo que quieras, pero deja a Jennie irse -

- Lisa el momento de disculpas acabó hace muchos años, ahora ya no es excusa. Claro que te quitaré lo que no te pertenece, pero también te haré sufrir...

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora