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- Quisiera ponerle fin a esto de una vez, Lisa - tomó una gran bocanada de aire como si le costará un poco hablar - Me estoy volviendo viejo, la juventud me está cobrando factura, no sé si el día de mañana despertaré - se recargó sobre su escritorio - Eva me ha estado hablando todos los días, día y noche sobre ti, tratando de convencerme de hacer las pases contigo y creo que no importa que tanto me lo diga, mientras yo no quiera hacerlo no habrá algún cambio -

Lisa cruzó los brazos, no por molestia o desacuerdo, si no como una señal de que estaba prestando atención y pretendía dejarlo hablar sin interrupciones.

- Sé lo que esperas que diga, lo que todos esperan que salga de mi boca. Yo tuve que pensarlo toda la noche para lograr tomar una decisión - se puso de pie y con ambas manos detrás suyo habló - Lo siento, lamento no haber estado para tí como padre, me enfoqué tanto en llenarte de oportunidades y bienes materiales que no me dí cuenta que te estaba haciendo daño - el hombre desvío la mirada apenas acabó la última palabra.

Lisa analizó cada palabra una y otra vez, le costaba entender que aquel viejo finalmente diera a torcer su brazo cuando toda la vida lo había conocido por ser un testarudo. Quizás la influencia de Eva había tenido algo que ver o había algo más grande detrás de todo ésto.

- Yo te perdono, no tiene caso extender nuestra pelea. Te perdono genuinamente, estoy segura que mamá habría hecho lo imposible porque nos lleváramos bien. No fuiste el mejor padre y yo no fuí la mejor hija, pero no significa que ésto tenga que seguir así para siempre - los brazos de Lisa cayeron a sus costados - Demos fin a ésto como tú lo haz dicho -

La distancia que los separaba a ambos era corta a comparación de la relación que llevaban, pero finalmente las cosas cambiarían. No hubo un abrazo o un apretón de manos para simbolizar el fin de aquella pelea, solo un intercambio de miradas que indicaba el respeto que estaban teniendo el uno por el otro.

Lisa comenzó a caminar a la salida hasta que se detuvo y dió la vuelta hacia su padre.

- ¿Qué te hizo cambiar repentinamente? -

- Yo... Te escuché hablando con tu madre, de alguna manera eso provocó que pensará mejor las cosas - Lisa asintió y sonrió, Lisa sacó de su bolsa una foto y la extendió al hombre - Puedes quedarte con esta foto, sé que no tienes nada de mamá en tus pertenencias, pero quizás puede ayudarte alguna vez que estés triste - el hombre la recibió con amabilidad y la admiró detenidamente.

- Tengo que irme, espero verte pronto de nuevo - se marchó siendo observada por el hombre a la distancia.

Todas las chicas entonces se despedían desde la puerta mientras éstas subían a la camioneta, hasta que finalmente el vehículo arrancó y poco a poco su imagen se fue volviendo más lejana. Jennie y Lisa se acurrucaron, les esperaba un largo viaje de regreso.

[...]

- ¡Finalmente en casa! No tenía idea de lo mucho que adoraba mi sofá hasta que no lo ví por unos días - Jennie se dejó caer sobre el ya mencionado sofá mientras Lisa reía a lo lejos - ¿Quieres acompañarme? - Lisa asintió y se arrojó encima de ella provocando un quejido de su parte - Estás dejándome sin aire - hasta que logró moverla.

- ¿Qué sucederá ahora? -

- Yo conseguiré un trabajo y tú volverás a tus actividades, nos veremos ocasionalmente - hizo una pausa - Bueno, nos veremos seguido. Y así será, quiero valerme por mi propia cuenta -

- Entiendo, aunque ¿Es necesario que vivas aquí? - Lisa acarició el hombro de Jennie - Podríamos, ya sabes, vivir juntas...- Lisa le dió una mirada rogándole que aceptará su propuesta.

- Créeme que me parece increíble, pero siento que es algo apresurado y necesito probarme a mí misma que también puedo salir adelante con lo que tengo - dejo un beso en la frente de Lisa - Además que tengo que pagarte el dinero que tomé del millón que me diste para devolverlo por completo - Lisa se paró y la miró con una ceja arqueada.

- ¿Quieres decir que no tomarás tampoco el dinero? Pero si eso lo ganaste, de cierto modo...- Lisa miró hacía otro lado con un sonrojo - Se podría decir con el sudor de tu frente - Jennie cubrió su rostro mientras reía.

- La verdad que no es algo que yo quiera, prefiero devolvertelo y ganarme el dinero de otra manera. Espero que puedas entender - su mano se colocó sobre la de ella y se entrelazaron dándose un fuerte apretón.

- Sabes que siempre te apoyaré en todas tus decisiones, si tengo que esperar para tenerte conmigo seré paciente - beso su sien y después llenó de otros pequeños besos su rostro.

- Aunque podría quedarme a dormir contigo un día en ciertas ocasiones - Lisa sonrió y fundió sus labios en un beso tierno.

- Tú tampoco podrás sacarme aquí, me verás demasiado seguido por aquí -

Aquella noche Lisa durmió junto a Jennie, la mañana siguiente despertó temprano y se marchó, no sin antes despedirse de su adorada novia.

Había mucho trabajo que hacer, cambios que realizar tanto en su forma de vida como en su trabajo. Empezaría por ordenar sus negocios, requeriría de contratar personas para estar a cargo de los negocios en los que ya no participaría.

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora