3

995 81 2
                                    

Jennie miró la bolsa que estaba en su mesa, era un millón de pesos disfrazada como una bolsa de ropa. Se preguntaba si había válido la pena hacer eso, había cruzado una línea que probablemente le costaría mucho ignorar.

Tomó la bolsa y vació todo el dinero en la mesa, entre todos los fajos de billetes salió una tarjeta, con extrañesa la abrió y la leyó.

"Me gustaría volver a verte"

~ L

Jennie lo arrugó y lo tiró hacia algún lado de la habitación, con lo que había ganado no sería necesario volver a hacer nada parecido. Llamó a la señora Wang y le pagó, después ordenó comida tailandesa y se la pasó mirando en su teléfono la ropa que iba a comprar.

En un par de días había olvidado por completo lo que había hecho, además que aunque fuera difícil de admitir, no había estado nada mal. Se pensó en que haría cuando se acabará el dinero, debía de conseguir algún trabajo.

Aunque la vida de lujos que se estaba dando le estaba gustando, al fin tenía esa vida de artista que tanto deseaba. Podía ir a los clubs que quisiera, podía ir a comer a los restaurantes que quisiera, comprar la ropa que quisiera.

Se pensó muy seriamente en volver, probablemente podría conseguir suficiente dinero como poner un negocio y no tener que preocuparse nunca más en su vida. Pensó mucho en los beneficios y las peligros que traería volver.

[...]

- Algo me decía que ibas a volver, quizás te quédate con ganas de más - la mujer se dió la vuelta con una gran sonrisa - Y no habló del dinero -

- No te hagas ilusiones, solo lo hago por el dinero -

- Tú lo llamas dinero, yo lo llamó pasión. Me alegro que hayas vuelto, en verdad te estaba esperando desde hace días - un hombre entró a la sala con un carrito que lleva platillos, lo dejó y se marchó sin hablar.

- Si, pero quiero que me pagues lo mismo cada vez que nos veamos -

- ¿Cada vez? ¿Quién dijo que habrían más veces? - la mujer mordió una cereza - Algo me dice que quieres una especie de contrato -

- Solo digo que me pagarás un millón cada vez que quieras que nos veamos, las veces que nos veamos dependen de ti -

- Suena tentador, pero tampoco puedo pagar tanto por una sola noche - tomó una fresa y la remojó en chocolate, después la llevó a su boca seductoramente - Quiero que seas mi dama de compañía -

- ¡¿Qué?! ¿A qué te refieres? - Jennie frunció el seño.

- Ya sabes, quizás a veces necesite que te quedes conmigo un día o dos enteros. Tal vez quisiera que me acompañes a algún viaje -

- Creo que tienes una idea equivocada, no seré tu mascota -

- Aunque me encanta la idea de ponerte correa, no te quiero como mi mascota. Sino que, como mi dama de compañía -

- ¿Qué ganaría yo con eso? Tengo una vida también, ni siquiera te conozco, no me has dicho tu nombre -

- Lisa, y tú eres Jennie ¿No es así? Ya nos conocemos y muy a fondo - Jennie se cruzó de brazos - Te pagaré un millón cada semana, además de que tendrás otros beneficios que irás conociendo -

- Creí haberte dicho que sería por ocasión ¿Ahora me dices que es por semana? -

- Es que estoy algo gastada después de la camioneta que te compré - Lisa le arrojó las llaves de un auto, la marca indicaba Ford - Ya estoy trabajando en tu nuevo departamento -

- ¿Mi que? ¿Cómo que nuevo departamento? No creerás que me iré a vivir contigo -

- Te dije al principio que quería discreción, no puedo ir a verte a cualquier lugar. Además que hacerlo aquí no es del todo correcto - Lisa se acercó a ella y la tomó por las mejillas - Necesitas confiar en mí, yo puedo darte la vida llena de lujos que tanto deseas -

- No es tan fácil, probablemente seas una criminal y esto solo me ponga en desventaja - ambas se miraban directamente debido a la cercanía.

- Nada de eso, pero si te cuesta tanto creer en mí tengamos otra reunión hoy en la noche. Quiero comer en el "Pierre Gagnaire à Séoul" - Jennie solo asintió sin decir nada - Eres tan linda cuando me obedeces y no protestas, te llevaré a casa y pasaré por ti - dejo un pequeño beso en la nariz de Jennie para después soltarla.

La puerta se abrió y Jennie supo que la reunión se había acabado, en sus adentros, sabía perfectamente que se estaba metiendo en la boca del lobo aunque ella estaba acostumbrada a esas experiencias de riesgo. Un hombre diferente, aparentemente más joven, le pidió que la acompañará afuera y al salir logró ver la gran limosina de la que tanto hablaba Lisa.

El hombre le abrió la puerta en un gesto educado y está entró agradeciendo, en un par de minutos ya estaba en su casa. Antes de irse, le entregaron una caja que decían era un obsequio de Lisa para ella.

Cuando estuvo en su departamento, abrió el regalo dejando ver qué era un hermoso y lujuso vestido negro. Por encima también tenía una tarjeta.

"Usa este vestido hoy, lo compré especialmente para tí"

~ L

Jennie sonrió por el detalle, aunque le preocupaba todo aquello de la discreción con la que la mujer buscaba que se vieran, hasta apenas hace unas horas supo su nombre.

El interés en ella por parte de Lisa era extraño, no parecía estar enamorada, pero si obsesionada al punto de querer controlar todo lo que hiciera y tuviera. No percibía amor en sus intenciones, simplemente deseo.

Podría disfrutar de todo esto mientras durará, ese tipo de personas no se conforman con una mujer, era seguro que después Jennie terminaría siendo desechada por alguien más joven y bella. Eso no le importaba, ella buscaría la forma de hacer crecer su dinero para no tener que quedar en la ruina una vez que eso acabara.

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora