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- Tú no eres capaz de entender nada, todo este tiempo intenté volverte fuerte ante las adversidades. Te dote de la mejor educación a la que podías aspirar, te brinde mi conocimiento y experiencia, te formé en los ámbitos más prósperos como mi sucesora - el señor Manoban golpeó la mesa - Y mira como me pagas, odiandome y despreciando todo lo que hago por tí -

- ¿Te parece mejor haberme tratado con tanta frialdad? ¿Esa es tu forma de ayudarme? - Lisa empezaba a elevar sus emociones.

- Cuando tu madre falleció, fuí bastante débil. Deje que todo mi mundo se cayera abajo, estoy seguro que ella no hubiera querido eso para mí - el señor Manoban cerró los ojos un momento - Busqué cerrar tan pronto la herida que había dejado la partida de tu madre y así fue. Después, fue necesario sacar sus pertenencias de la habitación, tenerla en esencia provocaba que recayera. Finalmente, entendí que buscar el amor nuevamente no era ningún pecado -

- ¿Estás escuchandote? ¿Hablas como todo un sociopata - Eva no pudo evitar soltar en llanto.

- Me volví a casar, encontré una mujer maravillosa y para evitar que estuvieras sola decidí tener otra hija, debido a que siempre te la pasaste rechazando a tu hermanastra Alice por ser mayor -

- ¿Cómo es posible que no puedas asumir la responsabilidad de tus acciones? - Lisa incluso cubría su boca para evitar sollozar - ¿Así es como esperas que vivamos? Peleando por ver quién tiene la razón, distanciandonos al punto en que un día solamente escuché que haz muerto y asista al funeral de alguien desconocido ¿Eso es lo que quieres? -

- Hice lo que pude por darte la vida que mereces Lisa, si he de arrepentirme por algo es quizás por no haber pasado tanto tiempo contigo. Busqué ayudarte llevandote a terapia, pero tenías un odio tan grande dentro tuyo que no pude hacer mucho - la dureza con la que habla el señor Manoban iba desapareciendo.

- Dudo mucho que lleguemos a algo en esta discusión y tampoco creo que lo hagamos en otra. No diré que ahora puedo mirarte como a un buen padre, pero al menos puedo decir que ya te he perdonado - Lisa se levantó y se marchó.

Inmediatamente caminó un par de metros se encontró con Jennie, quién con una cara de angustia la abrazo apenas la vió. La acompaño hasta su habitación y se recostaron juntas, Lisa abrazaba a Jennie y ésta acariciaba su cabello de manera reconfortante.

Lisa sentía que tenía todo un tornado dentro suyo, pese a permitirse sentir felicidad y tranquilidad por arreglar sus problemas del pasado, le era imposible no sentirse triste por la situación con su padre y por recordar a su mamá.

Al día siguiente, Lisa no pudo evitar despertar con una sensación diferente. Al abrir los ojos, permaneció observando el techo mientras pensaba y pensaba, al levantarse miro a su alrededor y visualizo la foto se su madre, tomó una almohada y la abrazo.

- Creo que comienzo a hacer las cosas bien mamá, he arreglado las cosas con mis hermanas, con Eva e incluso intenté arreglarlas con papá. Siento como si una gran carga se haya liberado, una carga que yo misma me había puesto. Jennie se encargó de que yo me animará a hacerlo, estoy seguro que si la conocieras también te darías cuenta de lo linda que es - Lisa sonrió y abrazó fuertemente la almohada.

Del otro lado de la puerta, Jennie escuchó todo lo que Lisa hablaba. Decidió no interrumpirla y esperar que terminará, con una sonrisa caminó hacia atrás unas pasos y entró fingiendo que no había escuchado nada.

- Ya haz despertado, me alegro. Vamos a desayunar, las chicas y yo intentamos hacer hotcakes - Jennie río tomando la mano de Lisa - Deberías ver los míos, no pude ni hacerlos redondos - Lisa la siguió con una sonrisa.

- Veo que te llevas muy bien con mi familia, eso me gusta - Lisa se mantuvo pensativa unos momentos.

- Bueno es que ellos también son increíbles, pero aún así. Siento que tengo la familia que siempre deseé - la conversación fue cortada cuando llegaron y todas recibieron a Lisa con un "buenos días".

- Justo tenemos tus panqueques aquí - Rosé le entregó un plato - Alice es la única que sabe hacerlos, así que no juzgues - Lisa negó con una risa burlona.

Notó que también estaba Eva ayudando, ésta la observó un momento y después de que notará su mirada le regaló una sonrisa. Lisa entonces volvió a pensar, Jennie se llevaba tan bien con su familia, la había hecho cambiar de paradigma, se había convertido en alguien mejor desde que ella estaba en su vida, era necesario formalizarlo.

- ¿Que tanto piensas? ¿Tiene que ver con una personita de ojos felinos? - Eva se había sentado junto a ella, Lisa asintió con una sonrisa - Se nota que es sobre ella por como sonríes -

- Tal vez es un poco tarde para decirlo, pero Jennie y yo en realidad no estamos juntas. Bueno no del todo, no tenemos una "etiqueta" - Lisa habló en voz baja, afortunadamente con las risas de las demás era fácil no ser escuchada por Jennie.

- Entonces planeas hacerle la gran pregunta ¿No es así? -

- Pensé que la gran pregunta era pedirle que se case conmigo -

- No, esa es la súper gran pregunta, sabes a qué me refiero. Bueno depende de ti como lo hagas y en dónde, pero si necesitarás de algo no dudes en pedirmelo o a cualquiera de tus hermanas - Lisa asintió y le agradeció.

Durante el desayuno pensó en tantas opciones, realmente nada la terminaba de convercer. Pensó en algún lugar bonito en el que pudiera ir y ahí decirle, Lisa se quebró tanto la cabeza hasta que finalmente pensó en algo. Jennie era alguien que valoraba más los detalles y las intenciones que el propio valor de estos, no era necesario algo ostentoso, solo algo bonito.

Jennie volvió al cuarto y encontró sobre la cama una carta roja, al acercarla pudo percibir un aroma fascinante. Al abrirla identificó rápidamente la letra de Lisa.

"Querida, necesito que asistas a la feria de la ciudad. Eva se encargará de llevarte hasta allá, es una ocasión especial. Espero tu asistencia, con cariño Lisa".

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora