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Su rostro esbozó una pequeña sonrisa cuando logró observar a su vieja amiga llegar del aeropuerto, habían pasado años desde que se había mudado y nuevamente volvía a verla. Ésta la esperaba con los brazos abiertos, feliz de que pese a la distancia su amistad había perdurado y ahora además de ser grandes amigas, se volverían socias.

- Señorita Manoban, su carrosa está esperándola para llevarla al castillo - ambas rieron mientras se mostraban afecto mediante un abrazo.

- Es bueno verte de nuevo amiga, eres de las pocas personas que me hace tener fé en la humanidad -

- Awww si que me extrañabas, no recuerdo que me dijeras algo tan lindo - revisó su reloj y le hizo una seña para indicarle que debían de partir - ¿Qué tal el viaje? ¿Dormiste con comodidad o la primera clase es tan baja para una persona de la realeza como tú? -

- Estuvo bien, casi no noté la diferencia, a excepción de una mujer que iba al lado mío que no dejo de hablar sobre sus perros - cerró los ojos cuando su molesta voz comenzó a resonar en su cabeza - En fin, cualquier cosa es mejor que estar en América -

- Lisa no puedes estar distanciada toda la vida con tu familia, mucho menos pretender que no existen mudandote a otro continente. Escucha, estás apunto de comenzar una vida nueva y estamos apunto de levantar un negocio propio, mantén la cabeza fría -

Lisa se limitó a suspirar y mirar hacia la ventana, se colocó sus lentes oscuros dando el mensaje de que no quería hablar ni continuar con el tema. Jisoo miraba con preocupación a su amiga, desde que la había conocido tenía problemas con su familia, pero el hecho de que finalmente había tenido la edad suficiente para dejar de depender de su padre la había vuelto más insufrible.

Era verdad que su amiga era importante para ella, pero también era importante que sus sentimientos no interfieran en sus negocios.

Por otro lado, Lisa se encontraba en una lucha interna. Había dejado todo atrás, su familia, su antigua vida, incluso había dejado las pertenencias de su madre en casa. Se limitó a usar el dinero que sus padres habían guardado en una cuenta de ahorros que abrieron para ella cuando era una niña.

[...]

Su mente divagó por un momento y regreso al momento, al día, a la fecha en la que estaban. Era un evento importante para Lisa y para su socia y amiga, Jisoo.

Habían acordado una cena con algunos inversionistas interesados en el negocio que ambas habían creado, electrodomésticos de bajo precio y con una calidad decente, su magnitud de ventas era reducida debido a la producción limitada que tenían, pero con las proyecciones adecuadas podían afirmar que con el capital suficiente, era posible aumentar la producción y con ello las ventas.

Los inversionistas estaban muy impresionados con la gran habilidad de Lisa para el análisis de la producción y de las ventas, además de su gran facilidad de la palabra, logrando con una lenguaje técnico y metódico, mantenerlos intrigrados.

Lisa estaba ganando algo de tiempo, debido a que su compañera estaba atrasada, había tenido un contratiempo que le había impedido llegar puntual y causar una buena impresión. Sin embargo, Lisa los mantenía al margen con tal de que pensarán bien cuál sea que fueraa decisión que iban a tomar.

- Lisa permíteme interrumpirte un momento, hemos estado conversando durante un largo rato y no haces más que convencernos cada vez más en lo inteligente que es invertir en tí - uno de los tres hombre habló mientras los otros asentían en acuerdo.

- Muchas gracias, les aseguro que es un mercado con mucho potencial y que con los recursos necesarios podemos hacerlo nuestro e incluso incursionar en otros continentes -

- Estamos de acuerdo con casi todo lo que nos has planteado Lisa - uno de los hombres se aclaró la garganta antes de continuar - Hay algunos detalles que debes afinar si en verdad deseas volverte poderosa como nosotros -

- ¿Qué clase de detalles? No logró entender -

- A decir verdad, eres una mujer muy capaz Lisa. No cabe duda que tú sola eres el alma y cerebro de la empresa. Y esa es la cuestión, no necesitamos a alguien más que te frene, tú sola puedes salir adelante -

- No sé que decir -

- Te haremos una oferta incapaz de rechezar querida y solo así es como llegarás hasta donde estamos nosotros, incluso más arriba -

- Deja a tu socia, rompe cualquier acuerdo que tengan y únete a nosotros. El trato se mantiene en pie, sin embargo, solo te necesitamos a tí -

Lisa guardó silencio sorprendida por la frialdad y crueldad de sus palabras, había comprendido hace tiempo que el mundo de los negocios no es fácil, pero jamás se planteó una situación como ésta. Jisoo le había dado la mano cuando ella buscó salir adelante por sí misma ¿Sería tan insensible para pagarle de esa forma?.

- Tal vez, necesito pensarlo un poco antes de expresar mi postura ante tal propuesta -

- Te pedimos discreción en cuanto a éste tema, entenderás que como empresarios buscamos siempre el mayor beneficio para nuestras empresas - se levantaron y se dieron la mano despidiéndose.

- Tienes potencial chica, solo necesitas separar la vida laboral de la personal - Lisa asintió sin expresión alguna, dió una falsa sonrisa y acompañó a los hombres hasta la puerta.

Caminó hacía su automóvil, sacó un cigarrillo de la cajetilla que cargaba siempre y cubriendo la llama del viento, lo encendió y dió una gran calada, retuvo el humo por unos segundos y con elegancia dejo que saliera.

Se encontraba en una situación complicada, se le había presentado una oportunidad increíble que no podía rechazar, pero por otro lado, debía de traicionar a su amiga quién le había brindado una mano cuando buscó cumplir su meta.

Dos, tres, cuatro, cinco, llegó un punto en el que dejó vacía la cajetilla como si el tabaco le diera el valor para tomar la decisión que tanto le atormentaba. Suspiró y entro a su auto para dirigirse a su casa, finalmente había tomado una decisión.

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora