2

1.1K 94 1
                                    

- Hablemos... Quizás este interesada después de todo - Jennie tenía una expresión de enfado, estaba enfadada consigo misma, no podía ni mirar a la mujer a los ojos.

- Tardaste bastante de lo que esperaba, eres una mujer difícil y eso hace que te anhele más - La mujer se sentó en una silla y abrió ambas piernas.

- Hagamos esto rápido, no quiero que haya una conversación de recriminación- Jennie dejó su bolsa en la mesa de la sala - Pero antes, hablemos del pago

- Oye, despacio pequeña ¿Que manjar se disfruta rápido? - una sonrisa burlona se mostró en sus labios - Te pagaré un millón

- !¿Qué?! - Jennie abrió los ojos en grande y se acercó a la mujer - ¿Un millón? ¿Hablas enserio?

- ¿Te parece poco? No puedo ofrecerte más, ni siquiera te he tocado.

- No, en realidad me parece justo supongo. Solo no quiero que me pidas hacer cosas extrañas.

- Claro ya estás poniendo condiciones tan pronto - la mujer cruzó sus brazos - Mi única condición será, discreción, no le hablarás a nadie de esto ni tampoco sobre mí, al acabar no me conocerás y no habrás estado aquí -

- Me parece bien - Jennie se rascó el brazo con nervios - ¿Cómo quieres comenzar?

- Arrodíllate y camina hacia mí -

- No me jodas ¿Hablas enserio? -

- ¿Te parece que estoy jugando? -

Jennie suspiro y se agachó, comenzado a gatear hasta aquella mujer. Podía ver lo costosa que era su ropa, no era cualquier tela, y las joyas que tenía en sus manos y en su cuello solo dejaban ver qué hablaba enserio en cuanto a la paga.

- Bien, eres muy buena acatando órdenes - Jennie estaba ardiendo de furia por dentro, pero se había prometido no arrancarle la cabeza a la mujer hasta que haya acabado - Baja mis pantalones -

Jennie trago saliva y con torpeza busco el botón de sus pantalones y bajo la bragueta, lentamente bajo sus pantalones hasta dejarlos en el suelo. Su ropa interior era de encaje, bastante seductora y elegante.

- Adelante - Jennie cerró los ojos, quizás si no viera lo que hacía acabaría pronto. Comenzó a dar pequeños besos en los muslos de aquella mujer, alternativamente daba mordidas o pasaba su lengua - Parece que estás disfrutando - todo sería más fácil si tan solo no hablará tanto.

Jennie llegó hasta la zona íntima de la mujer, la miro a los ojos desde abajo y está con una mirada le indicó que hacer, mantenía la misma expresión burlona y los brazos cruzados. Supurando, Jennie movió hacia un lado la ropa interior de la mujer y observó su zona.

Jennie tímidamente tocó con su lengua, el sabor no era desagradable, pero se sentía realmente incómoda. Empezó a dar pequeñas lamidas como si de un helado se tratase, escuchó un suspiro de desesperación de parte de la mujer antes de que su mano empujara su cabeza hacia delante.

La cara de Jennie fue restregada contra la vagina de la mujer, su cabeza era sostenida firmemente y aquella mujer se encargaba de moverse a su propio ritmo. Jennie estuvo apunto de darle un golpe con su mano, pero fue detenida inmediatamente.

- Si quieres tu paga, tendrás que esperar hasta que acabe -

Jennie bajó su mano y se mantuvo estática, pasó un rato hasta que la mujer la soltó y Jennie se alejó con la respiración cortada. Aquella mujer había cambiado de expresión totalmente, parecía estar realmente exitada.

Se levantó y tomó a Jennie por los hombros, con una increíble fuerza la levantó y la subió a su escritorio. Tiró todo lo que estaba ahí para despejarlo por completo, le dió una mirada lasiva a Jennie antes de comenzar a quitar su vestido.

Jennie se mantenía inmóvil, mientras menos se moviera sería mejor. La mujer se agachó a la altura de sus piernas y rápidamente se deshizo de la ropa interior de Jennie, estaba muy alterada, tanto que actuaba rápido como si fuera parte de su instinto.

Jennie cerró sus ojos y los abrió en el momento en que si sintió su aliento caliente golpendo su vagina, la sensación de calidez cambió cuando su humeda lengua comenzó a saborear su zona por completo. En momentos era atacada directamente a su clítoris, en otros toda su vagina era saboreada.

Irremediablemente Jennie comenzaba a humedecerse pese a que intentaba resistirse. No lo aceptaría, pero aquella mujer sabía lo que hacía. Jennie nunca había estado antes con una mujer, pero de alguna manera comenzaba a agradecer que así fuera su primera vez con una.

Mordió sus labios intentado ahogar sus gemidos, sin embargo, llegó un punto en el que no pudo aguantar más y gimió a más no poder. Cuando finalmente estaba excesivamente húmeda, la mujer se retiró de su parte y comenzó a quitar su ropa por completo.

Jennie apenas y podía abrir los ojos, solo vió como aquella mujer estaba todavía más alterada con antes y se acercaba con intenciones realmente sexuales. La mujer se subió al escritorio, pasó una pierna por encima de Jennie dejando frente a frente su vagina contra la suya.

Jennie sabía lo que sucedería, así que solo rezó para que no fuera tan ruda con ella, durante todo este tiempo no la había lastimado, pero viendo su actual estado no podía asegurar nada. La mujer se pegó y finalmente ambos mundos se chocaron entre sí, ambas vinieron al unisono.

La humedad de ambas permitió que hubiera una libre movilidad, sin embargo, comenzaron lentamente. Cada movimiento generaba un gran placer para ambas, la velocidad fue aumentando conforme se movían.

Se movían en círculos o de arriba hacia bajo, a veces chocaban entre sí o como dios les diera a entender. La mujer se despegó y se movió de modo a qué puso su cuero sobre la cara de Jennie, por lo que sin dudar ésta entendió lo que debía hacer. Mientras tanto con dos de sus dedos, se dispuso a masturbar a Jennie hábilmente.

No pasó mucho hasta que finalmente la mujer llegó al orgasmo y se encargó de hacer que Jennie también lo hiciera, los gemidos y jadeos inundaron la sala hasta que hubo un silencio en la sala, la mujer descansaba al lado de Jennie exhausta.

- Vaya que valiste la pena - habló con jadeos, después sacó de un cajón un cigarrillo y un encendedor dorado. Colocó uno en sus labios y lo encendió, miro a Jennie y le ofreció uno, sin embargo está lo rechazó.

- Yo... Tengo que irme - evitó su mirada hasta que inevitablemente conocetaron miradas, Jennie se sintió intimidada por la mujer - ¿Podrías...? -

La mujer asintió y se paró del escritorio, aún seguía desnuda y dejaba ver su asombroso y tonificado cuerpo, caminó hasta un caja fuerte que estaba en una de las paredes y después de colocar una comunicación saco una bolsa café y se la entregó a Jennie en la mano.

- ¿Tienes en que irte? Puedo hacer que te lleve uno de mis hombres en la limosina - Jennie tragó saliva y se cuestionó si aceptar, reviso el sobre y efectivamente tenía dinero, aunque quizás era parte de su plan para recuperar su dinero.

- Puedo irme sola, gracias - Jennie recogió su ropa y se vistió rápidamente. Antes de irse por la puerta miro a la mujer, está la vio con una sonrisa y se despidió con su mano.

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora