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La puerta de la limosina se abrió y dejo ver un hermoso edificio donde estaba el restaurante del que había hablado Lisa, pese a la perfecta decoración Jennie no se hizo ilusiones, era probable que Lisa quisiera estar en un lugar apartado.

Al entrar le dijo su nombre la hoster y está con una sonrisa la llevo a su mesa, llegando a una zona con una hermosa vista. Al sentarse, inmediatamente dos meseros pusieron una cubeta con una botella de champagne y dos copas, le preguntaron si se le ofrecía algo más y después se marcharon.

Jennie solo pidió que le sirvieran, tomó su copa y observó el increíble líquido. Desde que había conocido a Lisa, había adquirido un gusto peculiar por aquella bebida.

Mientras tomaba de su copa observó a la zona de entrada y logró ver a Lisa con un vestido elegante, se veía radiante y aquella expresión de frialdad y seriedad lo hacían lucir más interesante. Pese a aquello, Jennie mantenía su comportamiento tranquilo.

- Vaya llegaste temprano o quizás a mí se me hizo tarde - pasó una mano a través de su espalda, acariciando de arriba hacia abajo - Me da mucho gusto que hayas aceptado el vestido, te queda increíble - Lisa se sentó y la observó con una gran sonrisa.

- Gracias, es bonito supongo. Solo quiero saber, cuál fue la intención de venir aquí -

- Te dije que quería tu compañía en todos los sentidos, hay ocasiones en que deseo venir a comer, pero no tengo con quien - Lisa hizo una seña y un mesero apareció para servirle champagne.

- ¿No eres muy grande como para no venir sola? Además, eres rica, puedes pagar por la compañía que desees -

- Es triste venir sola, no soy tan vieja para eso. Y si bien puedo tener la compañía de quien quiera, es mejor tener la compañía de alguien tan peculiar como tú Jennie - era confuso, no lograba descifrar jamás el mensaje en las palabras de Lisa.

- ¿Podemos ordenar? Está empezando a darme hambre - Jennie tomó el menú tratando de cambiar de opinión.

Durante la cena ordenaron distintos platillos, Lisa se encargó de dejarle claro a Jennie que no se moderada en cuanto a lo que quisiera ordenar, y más por orden que por gusto, Jennie hizo caso.

- Eres una mujer tan difícil - Lisa habló derepente, Jennie arqueó una ceja - No he logrado sacarte ni una sola sonrisa en las veces en que nos hemos visto -

- Si quieres que sonría lo haré, aunque no prometo que sea una sonrisa del todo genuina - Jennie continuó comiendo.

- Me refiero a que eres muy complicada de conquistar -

- ¿Por qué quieres conquistarme? Ya me tienes asegurada, básicamente me haz comprado - las palabras de Jennie se sintieron bastantes frías, ni siquiera ella misma sabia que pensaba así.

- Jennie déjame explicarte, cuando uno se esfuerza en tener algo tiene una satisfacción mayor debido al esfuerzo - Liss sonrió - Si compras un pastel en una tienda costosa de repostería, la satisfacción será buena. Sin embargo, cuando compras los ingredientes y pasas horas tratando de hornear un pastel, la satisfacción al comerlo es muchísimo mayor -

- ¿Dices que soy tu pastel? -

- Digo que no solo quiero comprarte, quiero conquistarte. Quiero que te enamores de mí así como yo lo estoy de ti - Jennie casi escupe lo que estaba comiendo, con dificultad comió el bocado en su boca.

- ¿Tú estás enamorada de mí? ¿De eso se trata todo, por eso me volviste a buscar, por eso todos esos regalos? - Lisa sonrió y siguió comiendo - Déjame ahórrate dinero, tiempo y esfuerzo. Es imposible que yo me enamoré de ti, tenemos un contrato en el que estoy contigo por dinero, eso es interés no amor -

- Jennie si me rindiera tan fácil no sería la persona que soy ahora, no tendría la fortuna que tengo y no nos habríamos conocido. Te aseguro que antes de que te des cuenta, estarás enamorada de mí -

Durante el resto de la cena, Jennie no dijo nada, solo se limitó a escuchar y responder cuando Lisa le preguntaba algo. Podía ver lo solitaria que era Lisa, ésta hablaba demasiado y se apresuraba a contar tantas cosas como si quisiera sacar todo lo que tenía guardado.

En todo lo que le había contado, Jennie conoció más de Lisa, pudo notar que era alguien muy competitiva y apasionada por los deportes, también era alguien que le gustaba viajar y que pese a su forma de pensar tan estúpida, era muy altruista y culta.

- ¿Te molestaría si antes de dejarte en tu casa, pasamos a un lugar? - Jennie negó y Lisa sonrió emocionada.

Ambas se subieron a la limosina y el trayecto duró alrededor de cinco a diez minutos, hasta que finalmente se detuvieron en un jardín comunitario. Lisa le indicó que habían llegado y se dispuso a seguirla. Llegaron a lo que parecía ser una fuente.

Habían un sinfín de luces que iluminaban el lugar, la oscuridad que emanaba la noche en conjunto con el reflejo de la luna en el agua, un par de flores que flotaban dejo ver un escenario encantador. Lisa sonrió y tomó las manos de Jennie, ésta la miraba desconcertada.

- ¿Qué te parece lo que preparé para ti? No sé mucho sobre ti, pero personalmente me encantan los jardines y pensé que si lo derocaba, te gustaría también - Lisa parecía ser una persona totalmente diferente, no era aquella ricachona engreída, era una persona normal.

Jennie se limitó a decir "es muy bonito" lo cual fue suficiente para Lisa. Durante el tiempo que estuvieron ahí, Lisa no soltó las manos de Jennie en ningún momento y por primera vez, su tacto se sintió cálido como el de alguien que genuinamente había puesto empeño en preparar todo esto para ella.

Finalmente, Lisa la acompañó hasta la puerta de su departamento. Al llegar, Jennie la miró sin mencionar nada y Lisa la miraba con cariño.

- Pensé que no querías que te vieran aquí, que era importante la discreción para ti -

- Sí, pero quería acompañarte hasta acá. Me divertí mucho hoy, muchas gracias por salir conmigo - Lisa dejó un pequeño beso en su mejilla y se marchó sin mirar atrás.

𝕰𝖑 𝕮𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖙𝖔 | 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora