Vingt et un

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A media noche me despierto por que tengo mucho calor. Observó como Merlina sigue aquí. Aunque esté profundamente dormida sigue abrazada a mí. Me remuevo un poco en mi lugar, temerosa de despertarla. Parece una pequeña niña, y duerme tan relajada, tan absolutamente bella. No puedo creer que... esto realmente esté pasando.

Alargo la mano y le acaricio la espalda con cuidado, deslizando los dedos sobre su cuello, y ella no se mueve. Dios santo. Casi no puedo creerlo. Es realmente mía... durante estos preciosos momentos. Me inclino sobre un poco y beso tiernamente su cabeza. Ella gime bajito, pero no se despierta, y sonrío. Le beso otra vez y abre los ojos.

—Lo siento —digo con un puchero.

—¿Que estabas haciendo? —acomoda su barbilla sobre mi para verme.

—Acariciaba tu espalda por última vez.

—No quiero separarme de ellas —sus ojos apuntaban mis pechos.

—Te encanta, ¿no es así?

Asintió levemente con su cabeza aún recostada en mi mientras subía con lentitud su mano en dirección a uno de mis pechos, lo tomó para apretarlo suavemente.

—¿No me dejarás tocarte si esto acaba? —se formó un puchero en sus labios.

—Merli cariño, nunca tuvo un comienzo —retire su mano de mí, ella solo siguió mi acción con sus ojos.

—Pero... me gusta tocarte.

—También te gusta el sexo sin compromiso, y es algo que no puedo darte.

—¿No crees que vaya a enamorarte?

—Siento que prefieres más tu vida sin ataduras.

—Enid.

—¿Sí?

—Porqué tiene que ser diferente ahora, estábamos tan bien...— su respiración empezaba hacerse más pesada, como enojada.

—Porque tus celos están convirtiendo esto en algo tóxico.

—No sería así si fueras solo mía—ella se levanto de golpe.

—¿Qué te impide estar en una relación?

—Siempre arruino todo, y tú, aunque odie admitirlo, eres muy linda, te preocupas por quienes amas, me gusta lo feliz que eres, sabes como tranquilizarme...—hizo una pequeña pausa—. Me gusta sentir tu boca, todo en ti me embriaga de alguna forma, y me da miedo sentir.

Escucharla expresar sus sentimientos por primera vez era algo que jamás había experimentado, pero esta vez, ahora, estaba sucediendo, finalmente estaba abriéndose con seguridad.

—¿Es por eso que no quieres una relación? ¿Tienes miedo a sentir?

—Sí.

—¡Oh, cariño! Pero no hay nada de malo en ello, piensa en todo lo bueno que podría pasar si lo haces, te gusta cuando soy feliz, ¿no es así?

—Me encanta, pero no quiero arruinarte.

—He pasado tanto tiempo contigo, conociéndote, siendo tu amiga, compañera de cuarto, he soportado tus cambios de humor, tus calenturas repentinas, una relación contigo puede ser diferente.

—Sí tuviéramos una relación no sería de nada más que puro sexo —se acosto dándome la espalda.

—Estas muy equivocada si crees que voy a dejarte entrar en mi y con el privilegio de estar soltera.

—Yo esperaba meterme con todas —bromeó

—Llena tu vacío con todas esas, pero ninguna va reemplazarme.

¡Enid ya duérmete! [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora