Yoko
Estaba acomodando unas cuantas cosas en mi habitación, deshaciéndome de algunas cosas que habían en el otro lado, el de Divina. Luego de terminar pidió un cambio de cuartos, no podía estar más de acuerdo. Mejor para mi.
Me di la vuelta para acomodar mis figuras coleccionables en el estante que estaba junto a la ventana.
—¡CON UN DEMONIO!
Me sentí como si hubiera visto al mismo Lucifer. Merlina estaba parada en la puerta de mi habitación, sonriendo con una expresión burlona. Me había asustado tanto que me costaba respirar.
—Querido Dios se que he sido una perra casi toda mi vida y...
—Cálmate Yoko, no soy un fantasma.
Di un paso hacia atrás, asustada.
—Mer... Merlina —tartamudeé, intentando encontrar mi voz.
Merlina entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.
—En serio, ¿no me querías ver? —dijo, sentándose en mi cama. —Hace como 4 horas que llegué aquí. ¿Tanto me odiaste desde aquella vez?
Me acerqué a ella tratando de tocar su piel, y asegurarme que esta vez no fuera otra alucinación. Me sentí aliviada cuando sentí el tacto con su piel, era real. Estaba feliz, impresionada, culpa, todo al mismo tiempo. Me acerqué a Merlina, mirándola con lágrimas en los ojos.
—Merlina, lo siento—dije, mi voz temblando. —Lo siento tanto. Pensé que... pensé que habías muerto.
Se levantó de la cama, abrazándome fuerte.
¿Un abrazo?
Parece que a ella también la cambiaron las vacaciones.
—No, Yoko, estoy bien. —dijo, su voz suave. —No te preocupes por mí. Estoy aquí ahora.
Me aferré a ella, llorando de alivio y felicidad.
—No te vuelvas a ir. —le dije, mi voz apagada.
Había pasado el resto de mis días culpándome por pensar que había muerto, que no pude salvarla, que todo estaba en mis manos, lo enojada que estuve con ella ese día, sin saber que ella solo estuvo buscando una salida para ambas. No sabía cuánto dolería perderla hasta que pasó, me arrepentí de todas las peleas por diversión que teníamos, de cada desentendido, el miedo de perder a alguien que pude salvar por ser una distraída peso en mi por mucho tiempo. Castigarme mentalmente no fue suficiente, al menos el dolor físico lograba hacerme olvidar aquello.
— Por favor, no te vuelvas a ir.
Merlina me abrazó con fuerza, como si también hubiera estado esperando este momento.
—No me iré, Yoko—me susurró al oído. —Estoy aquí para quedarme. Lo siento, también. Lo siento mucho.
Me aferré a ella, llorando sin parar. Era como si todos los sentimientos que había estado reprimiendo durante tanto tiempo finalmente hubieran encontrado una salida. Merlina me acarició el cabello, susurrándome palabras de consuelo.
—Shh. Estoy aquí. No te preocupes. No te culpes por lo que pasó. No fue tu culpa.
Me separé un poco de ella, mirándola con los ojos llenos de lágrimas. —¿Cómo puedes perdonarme tan fácilmente? ¿Dónde quedó la chica que estaría amenazándome con sus navajas ?— le pregunté, mi voz estaba temblando.
Merlina sonrió, su expresión suave. —Porque te conozco. Sé que no querías que pasara lo que pasó. Sé que me extrañabas. Y todo fue culpa de esa chica pirata, ¿lograron encontrarla o algo?
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¡Enid ya duérmete! [G!P]
FanfictionEnid estaba aburrida entonces le escribió por primera vez a Merlina. Coquetear de broma, ¿que podría salir mal? Ella es imposible. Hasta que empieza a devolverle las señales de interés... pero no de la forma en que esperaba. +18 "E: Hey Addams te vi...