Dix-neuf

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«Dios no por favor, no esa falda de nuevo». Había tenido bastante control sobre mi desde que empecé a provocarla, supe cómo contenerme y no terminar follándomela en cada esquina que podía. Pero esta vez sería más difícil, desde que el código de vestimenta en la academia era libre, ahora era una verdadera tortura para mí verla cada día. La mire caminando firme luciendo, bella y segura en esa falda rosa y un top del mismo color que revela un poco parte de su abdomen.
Ella sabe como vestirse para convertirse en mi peor pesadilla.
Lo bien que esa blusa pegada le resaltaba perfectamente los pechos.
La falda que mostraba sus espectaculares piernas, era la perdición de mi existencia, no había forma de mirarla en esa falda y no me sintiera en el maldito infierno por lo caliente que es.
Se sentó a mi lado como le había indicado hace un rato, parecía ignorar que yo estuviese ahí, con su vista al frente. Sabe cuanto odio que me ignore, y no deja de hacerlo de forma intencionada, por eso la odio.

—No es mi culpa que haya sido el único lugar disponible y tengas que sentarte aquí —rompí el silencio.

—Ese no es el asunto — se giró para mirarme fijamente.

—¿Qué te tiene tan molesta? —pregunté.

—No es molestia, es indiferencia —confesó.

La miró confundida.

—¿Por qué la indiferencia?

—¿Como debería sentirme al respecto luego de tus juegos, Addams? —me responde de mal humor.

—No me mires así, tu fuiste la que empezó todo — me recosté sobre el respaldo de la silla pasando mi brazo detrás de su espalda, ella no podía verme mas enojada. Sonreí ante su gesto.

—Pero metiste tus fetiches de provocarme.

—¿No era ese el punto? —pase mis dedos por su espalda, deteniéndome en el broche de su sostén.

Ella se incorpora sobre su asiento, con la piel erizada.

—No.

Yo me rio cuando ella cruza sus brazos y aprieta sus labios del enojo.

—¿Qué te hace tanta gracia? —me pregunta.

—Que te contradigas en cada frase que sale de tus hermosos labios.

Ella rueda sus ojos.

—¿Que es lo que querías logrando que me sentara a tu lado?

—Ya lo sabes.

Mire rápidamente en dirección a donde su ex y Xavier se encontraban sentados. Enid pareció captar lo que quise decir.

—Sé que no es por eso.

Que lista usted, Sinclair, ¿ya descubriría que solo es para seguirla provocando?

—Es para que vayan haciéndose la idea a quién perteneces.

—Te recuerdo que no soy un objeto, no le pertenezco a nadie.

—Y no puedo estar más de acuerdo contigo, eres solo mía.

Ella miró hacia otra parte evitando mirarme, puedo jurar que esta mordiéndose el labio, la conozco tan bien.

—Cállate, Addams, no soy de tu propiedad — susurro con cierto enojo.

Es tan fácil hacerla enojar, y amo hacerlo, verla molesta a causa mía es entretenido, es más divertido cuando explota por tanto mencionar que esta detrás de Ajax, aunque en cierto modo esto si es algo real, eso es lo que a mi sí me molesta, si bien es cierto las veces que le he dicho que no me interesa de una manera romántica, pero no puedo evitar ponerme... no son celos... solo me disgusta verla con ese idiota. Creo que eso es lo que la ha mantenido indiferente y distante, se malinterpreta como si estuviera gustándome y eso la confunde. «Pues no me gusta, odio verla con él».

—Di lo que quieras pero serás mía siempre que lleves una falda puesta —deje caer mi mano sobre su descubierta rodilla, subiendo a ritmo lento, ella cerró sus ojos respirando hondo.

—No es el momento —detuvo mi mano con la suya sin retirarla, solo por encima de esta.

Bien, no insistiría más, era momento de dejarla en paz, al menos por ahora. Deje que se concentrara en la clase, pues ya la había distraído mucho sin que nos atraparan hablando. Esperaba no perderme ningún detalle de esta clase, ya que es la única que puedo disfrutar sin aburrirme o quedarme dormida, puede que ya lo sepa todo de esta pero un repaso no está mas de vez en cuando.

 
De repente la rubia se cruza de piernas, logrando que mi vista caiga de nuevo sobre ellas, observando con detalle lo bien formadas y blanquecinas que son, cuanto deseo estar entre ellas ahora mismo, el calor crecía en mi entrepierna, empezaba a dificultarse el respirar, ella llevó un lápiz cerca de sus labios con el cual presiono sus labios tomando una pose como si estuviera tratando de entender la clase, Dios... Que tentadores labios, más vale que deje de hacer eso ahora.

 
Minutos más tarde se escuchaba la campana indicando la hora del descanso, literalmente salvada por la campana. Salí corriendo de ese lugar, no podría quedarme un minuto más y soportar el dolor en mi pene queriendo salir y sentir el placer que anhelaba.

Ya en los baños y mas calmada, completamente satisfecha, salí para lavarme las manos, escuche como alguien abría la puerta para entrar a los baños, no vi a nadie, solo se oían unos golpeteos en el piso, ¿qué demonios? Saque mi cuchillo para lanzarlo cuando vuelva a escuchar nuevamente.

Tap, tap, tap. Ahi estaba, lanze mi cuchillo en dirección a ese ruido, me sorprendí al no ver nada para luego ver una pequeña figura sacando el cuchillo encajado en la pared.

—¿Dedos? ¿Qué haces aquí?

—Me aseguro de que no tengas niños a esta edad. — dijo con señas.

—¡Dedos! —chille—. He estado siendo precavida.

—¿Que hay de esa vez en el cine? —me cuestiono.

¿Qué? !¿Como sabe eso?!

—Pero me... no me corrí dentro —dije apenada.

—Que no vuelva a repetirse —dio unos pequeños golpecitos con su dedo índice muy molesto.

Yo solo asentí con la cabeza, saliendo del baño sin dejar de mirarlo.

—Y no te masturbes tanto, es malo —dijo antes de hacer una señal para desaparecer.

¡Ahh...maldito imprudente!

Salí en dirección a la cafeteria antes de que alguien pudiera entrar a los baños viéndome hablar como loca con una mano, me siento como si me hubieran regañado, por Dios no soy una adolescente.

«¡Hey! ¡Quita tus sucias manos de mi Enid!».
¿Mi Enid? Que demonios acabo de decir... esta castidad me está afectado definitivamente. Pero que hace ese idiota tocando su cintura, el no debería estar ahí, quítate maldito, o mutilare cada uno de tus dedos. Y como si pareciera que estuviera escuchando mis pensamientos el retiro sus manos de la rubia. Mis ojos recorrieron su cuerpo nuevamente, esa falda atrapa mi atención nuevamente, la quiero desnuda y deseosa bajo mi cuerpo.

Ella se giró encontrándose en mi mirada, disimuladamente subí mi vista, para que no sospechara que estuve viéndola descaradamente.

E: Hey Addams te vi mirándome el trasero, ¿quieres tocarlo?

M: Voy a morderlo hasta dejar marcas en el.

Bueno, al parecer se dio cuenta.







Se verá raro si empiezo a leer y comentar mi fanfic como una lectora más? 😢

¡Enid ya duérmete! [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora