Capítulo Quince: paciente Hero.

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Dove.

Me despedí de Lizzie entregando una copia de los exámenes recientes de Albert, los necesitan para cuando Millie viniera a evaluar y ya finalmente comenzaría la operación.

Manejé hasta casa esperando que cuando llegara a Hero no se le haya olvidado ir por Eddie, pero antes de llevar vi que sobre el limpiaparabrisas había un sobre, el cuál casi sale volando.

Dentro de este había una fotografía de una chica entrando a casa de Hero, una chica extraña un nudo se hizo en mi estómago tras sentir que esto ya lo había vivido.

Cuando llegué a casa me quedé mirando unos segundos la puerta de esta, tenía miedo, subiendo las escaleras de la entrada escuche risas femeninas.

Camine hasta la cocina donde me lleve una sorpresa.

—Señora Gray bienvenida—Hero volteó a verme con la cara con un poco de harina y un delantal de cocina.

Las madres de los compañeros de escuela de Eddie estaban en la cocina ordenando pasteles y algunas estaban para decorarlos, todas ellas se reían porque mi hijo estaba junto a sus amiguitos haciendo cosas graciosas.

—¿Quiere probar los dulces turcos que hizo la madre de Serkan?

—La verdad yo.

—Mami si quiere—Eddie extendió un dulce en mi dirección, estaba realmente delicioso—, papá ayudó a hacerlos.

—Debemos confesar que su esposo es un muy buen cocinero y que tiene un horno realmente envidiable—sonreí en dirección de la madre de la mejor amiga de Eddie.

—Es un horno precioso, pero necesito hablar con Hero.

—Claro que sí, si quiere podemos irnos.

—No, claro que no—negué—, quédense a tomar el té si quieren, nosotros iremos a hablar a la habitación ¿vienes Hero?

—Claro—se quitó el delantal para acercarse a mi.

Cerré muy despacio la puerta de la habitación de Hero para voltear a mirarlo.

—¿Por qué nos invadieron todas esas madres?

—Eddie tiene una venta de pasteles y lo avisaron por el grupo de padres.

—Lo vi pero no creí que todas vendrían aquí.

—Me ofrecí porque he estado asistiendo a clases de cocina en línea.

—Eso suena interesante—me acerque a la mesita de noche de Hero donde había una fotografía de Eddie sonriendo junto a Raider a un lado de esta estaba el anillo, mi anillo de matrimonio.

—Los huevos de esta mañana no estaban mal.

—¿Hablas de los huevos que vomite?—pregunté para volver a verlo.

—Ni siquiera los comiste.

—Tal Vez lo hice el secreto—levante el anillo para mirarlo, el oro blanco seguía luciendo en todo su esplendor.

—Dove... ayer tú estabas un poco...

—Borracha—respondí por él—, pude estar borracha pero me acuerdo desde que pagué el taxi hasta que prometiste mi desayuno con magdalenas, de verdad lamento si te hizo sentir incómodo lo del pie, es algo extraño incluso de decirlo.

—No te disculpes, no fue incómodo, no para mi.

—Eso es bueno, en parte—susurre para dejar el anillo en su lugar, por la puerta de la habitación entró el cachorrito de Eddie moviendo su cola con mucho ánimo.

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