Capítulo Veinticuatro: Cerdos de granja.

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Los nervios de Dove y Hero estaban a flor de piel, tenían una cita con la encargada del caso de la bebé del hospital. Era su oportunidad para convencer a la mujer.

—Buenos días, señores Gray.

—Buenos días—saludaron ambos a coro.

—¿En qué puedo ayudarlos?

—Nosotros... estamos interesados en adoptar a la bebé.

—Los investigué en cuanto me llegó la solicitud del señor Gray y debo decir que estoy asombrada por esto pero dejé de estarlo cuando me di cuenta de que su hijo Eddie también proviene de una historia similar a la de la bebé. El informe sobre la adopción de su hijo es perfecto y todo lo que esa trabajadora dijo de ustedes los pone como prioridad, pero hay otra pareja interesada en la niña.

Los ánimos de Dove bajaron de inmediato.

—Haremos lo que sea para demostrar que podemos ser los padres perfectos para ella—aseguró Hero.

—Créanme que si de mí dependiera podrían llevarse a la niña después del exámen psicológico y el papeleo, pero tengo una cadena mucho más grande detrás de mí.

—¿Podemos ser la segunda opción si es que ellos se arrepienten?

La mujer asintió de inmediato—. Tengo que elegir junto a mis colegas asique les pediré algunos papeles que necesito e iremos a visitar su hogar.

—Tenemos todo aquí, ya sabíamos lo que nos pediría—la mujer recibió la carpeta sonriendo con lastima a ambos.

Cuando salieron del lugar Hero pudo notar que el ánimo de su esposa estaba decaído.

—Tranquila amor—besó el dorso de su mano con la vista fija en el camino—. Sabes que todo pasa por algo.

—Me encariñé con ella, sabía que no debía hacerlo pero cada vez que llegaba a su cuna ella parecía estar esperando por mí.

—Se que lo podemos lograr, ten fe—besó la frente de su esposa suspirando.

Seb esperaba a Eddie quien jugaba en el patio de la escuela junto a su amiga, mientras tanto el mejor amigo de su madre conversaba con algunas maestras.

—Escuché a mi papá decir que los tuyos quieren adoptar otro niño—comentó la amiga de Eddie juntando lodo para hacer bolitas de este.

—Ellos siempre dicen que tienen mucho amor para entregar.

—Pero los hermanos son malos—Eddie levantó la vista—. Tany del grado de un lado nuestro, me dijo que los hermanos llegaban a arruinar tu vida. Primero se quedan con la atención de tus padres, luego tus juguetes hasta que te das cuenta que absorben tu vida.

—Eso no es lo que mis padres me dijeron.

—Eddie—la niña puso una mano en el hombro de su amigo—. Todos los padres mienten y a veces mienten muy feo. Ellos dicen: "come tus verduras están ricas", pero está malo, muy malo.

—Yo como toda mi comida—restó importancia levantando sus brazos.

—Lose, pero lo que tienes que hacer es negarte cuando te pregunten si quieres un hermano—Eddie negó de inmediato.

—Yo si quiero un hermano, mi tía Verónica tiene un bebé y a mi me gusta abrazarlo y hacerlo dormir, si tengo un hermano será lo mismo.

—Tus padres te devolverán a Alaska si tienen otro bebé.

Eddie abrió los ojos exageradamente, estaba decidido a no tener otro hermano.

Cuando llegó a casa miró fijamente a sus padres, quienes estaban cortando el césped. Dove servía un vaso de limonada y sonrió cuando vio a Eddie correr hasta ellos.

The Other Face LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora