Capítulo Nueve: "Consecuencias de no firmar el divorcio".

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Dove.

Miré el reloj en mi muñeca que marcaba mi hora de salida, luego de cambiar mi ropa de trabajo por un cómodo vestido acompañado de medias.

Fui al estacionamiento una vez ahí escuché pasos detrás de mí, arrugué mi frente mirando hacia atrás pero no había nadie. Cuando llegué a abrir mi auto me lleve la mano al pecho del susto de ver a Michael ahí parado.

—¿Qué tengo que hacer para que esta bella señorita me lleve?

—Dejar de asustarme y coquetear, sube.

Miré una vez más detrás de mí para asegurarme de que no hubiera nadie, subí al auto acomodando mi mochila en el asiento trasero.

—¿Crees que haya habitaciones libres en el hotel del centro?

—Claro que no, ni siquiera es un hotel es más como... El señor Sully nunca tiene habitaciones libres además es tiempo de turistas—expliqué pasando mi tarjeta por la caseta.

—Maldición, creo que tendré que dormir en un parque muriendo de frío, el hospital no reservó nada para mi.

—Puedo darte algunas cobijas y la habitación de huésped de mi casa.

—¿Puedo pagarte como aquella vez?

Rodé los ojos golpeando su muslo suavemente escuchando su carcajada.

—Deja de recordarlo, puedes quedarte el tiempo que quieras, éramos el trío perfecto con Seb cuando estabas en el hospital—lo miré unos segundos desviando la vista del camino, el levanto ambas cejas—. No esa clase de trio. Degenerado.

—Entonces vamos a tomar algo o compremos algo para llevarlo a tu casa, así no manejar ebria.

—Es más factible la segunda opción, mañana tendré guardia, no debo madrugar tanto.

Conduje hasta la tienda más cercana para comprar licor, me sorprendió ver a Eddie acurrucado en el pasillo de los cereales.

—Eddie—lo moví para que reaccionara pero no lo hizo, cuando lo volteé su cara estaba hinchada y grandes hematomas cubrían su rostro, su ojo derecho estaba inflamado—. ¡Vamos Eddie, despierta!

Ni una respuesta.

Mi respiración estaba alterada mientras levantaba al pequeño en mis brazos, pude darme cuenta que cuando tomé su nuca había una herida abierta y sangrando.

—¡Michael, Ayudame!—grité a este, estaba de espaldas en el mostrador de los licores.

—¿Qué demonios Dove?

—Tienes que conducir rápido al hospital—pedí tratando de contener mis lágrimas.

Corrí por el pasillo del hospital gritando por una camilla, las enfermeras corrieron en mi ayuda para llevarse al niño con el doctor de turno que era Nils ya que estaba en urgencias.

—Iré a cambiarme rápido—avisé a Michael quien me dijo que haría lo mismo.

Corrí hasta el vestidor en busca de mi uniforme y mi bata.

—Llamen a sus padres—pidió Nils cuando entré al cuarto.

—No, no lo hagan—interrumpió mirando a las enfermeras.

—Necesito hacerle exámenes a este niño y cómo es menor de edad, es necesaria la autorización de sus padres.

—Yo los buscaré, ustedes no los llamen.

—Dove, no podemos pasar por alto el protocolo…

Tomé su mano intentando convencerlo—. Por favor, eres su ahijado consentido, el director entenderá si se lo dices tú.

The Other Face LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora