Capítulo 15

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Pov: Dylan Tyler

Al llegar a mi casa, la primera en recibirme es Aila, quien se lanza encima de mí y me abraza.

- Estás loco, ¿Cómo se te ocurre salir sin avisarle a nadie y llevar tu celular en silencio? ¿Sabes lo preocupada que me tenías?- Dice Aila desesperadamente.

-Perdón- Digo apenado ya que no era mi intención preocupar a nadie.

Aila reacciona de lo que está haciendo y deshace el abrazo, quedamos parados uno frente al otro en un silencio incómodo mientras ella mira hacia el suelo, en eso llega mi madre a sermonearme.

-¡Dylan! ¡¿Cómo se te ocurre hacer esto?! ¡Niño descuidado, casi llamamos a la policía!

-Tranquila mamá, estoy bien, como te dije por llamada solo salí a correr- Le respondo a mi madre, la cual siempre exagera demasiado.

-¡Desde ahora no podrás salir solo, nos diste un gran susto!

-Mamá, no fue para tanto, aún así lo siento, solo quería...- Reclamo, para ver si me quita el castigo, ya tengo 17 años, no necesito que me cuiden tanto, pero me interrumpe.

-Nada de reclamos, a ver si así aprendes a ser más cuidadoso.

-Mamá no es necesario castigarme, no soy un niño pequeño para andar con un cuidador.

-Pareces un niño pequeño, ¿Cómo pudiste quedarte dormido en un parque? no hay excusa, no saldrás solo y punto final.

Perfecto, ahora no podre salir a correr, ni a comprar, ni a pasear con Aila solo.

En la tarde invité a Aila a dar una vuelta para que conociera, pero mi madre no me dejo a menos que fuera con Mateo, ya que todos los demás estaban ocupados, obviamente dije que prefería no ir y puse la excusa de que me había dado sueño e iría a tomar una siesta.

Cuando desperté de mi siesta, que fue como de 20 minutos, ya no había nadie en casa, excepto mi tío.

-Hola tío, ¿Dónde están todos?- Pregunto al entrar en la sala.

-Fueron al museo de artes, y como tú ya habías ido no quisieron despertarte.

Es en serio, hasta Aila fue, se supone que estaban ocupados, pero es mejor no pasar tanto tiempo con Mateo, se que debo perdonarlo, pero es difícil.

-¿Y tú porque no fuiste?

-Pues como sabrás ya he ido varias veces y me pidieron que te cuidara, probablemente tampoco querían que fuera y me pusiera a discutir con Mateo.

-Ah- Digo algo incómodo.

-Dylan, quiero que sepas que yo nunca le creí a Mateo eso de que la bolsa con droga era tuya, siempre supe que Mateo iba a fiestas e hice la vista gorda, ya que no quería tener problemas con él y tampoco quería que otros se enteraran, Mateo siempre ha sido muy rebelde, a diferencia de ti, que has sido tranquilo y una buena persona.

-Gracias tío.

-Pero bueno, ya sabes como es Dalia, Mateo es su bebé y siempre lo pone en un pedestal, pero cuando yo supe lo de la droga, ya no pude verlo como mi hijo, Dalia se enojó y no quiso creer que era de su preciado hijo, por lo que te culpo a ti, desde entonces nuestra familia ha estado muy separada, pero Dalia a menudo finge que todo está bien.

-Tienes razón que esa droga era de Mateo, pero creo que debo de mostrarte algo.

Tomo mi mochila y busco la carta que me dio el anciano en la calle, pero no la encuentro por ningún lado.

-Creo que he perdido lo que te quería mostrar, pero creo que ambos debemos de perdonar a Mateo, creo que él intenta cambiar, lo cual es difícil hacerlo por sí solo, y es aún más difícil sin el apoyo de nadie, y para nosotros también es difícil perdonarlo, pero creo que debemos darle otra oportunidad, al igual que Dios siempre nos perdona- realmente no me autoconvencía de lo que dije, pero sentí como que no hable yo, si no que Dios me uso para hablarle a mi tío, así que creo que ya es hora de que perdone a Mateo.

La solitaria y el sociable (novela cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora