Capítulo 5

50 8 3
                                    

Pov: Aila Garza.

He llevado el resto de la semana intentando alejar a Dylan, pero él sigue insistiendo e insistiendo, hoy es domingo y son las ocho de la mañana, me levanto y me visto, me pongo una polera blanca, encima un vestido color negro un poco arriba de las rodillas y unos botines negros.

Voy al refrigerador, tomo algunas cosas y me hago un sándwich, veo la hora y son las ocho y media, guardo el sándwich en mi mochila, y hecho un gas pimienta que me había regalado Dylan para cuando tuviera que salir, luego de haber revisado que llevara todo salgo de casa.

Al llegar a la antigua casa de mi abuelita voy a buscar a Hot dog.

-Hola mi Hot dog, ¿Cómo estás?

Desde hace días que Hot dog ha estado muy calmado y no suele ser así, le pongo comida en su plato y él normalmente va corriendo a comerla, pero hoy no fue así.

-Hot dog, ¿qué te pasa corazón? No te sientes bien.

Tomo mis cosas y le pongo el arnés a Hot dog para llevarlo al veterinario, caminaba muy lento, algo muy extraño en él. Cuando llegamos esperamos unos veinte minutos y nos atendieron.

-Buenos días.

-Buenos días, que te trae a ti y a Hot dog.

Siempre vengo a colocarle vacunas a Hot dog aquí, así que el veterinario lo conoce muy bien.

-Ha perdido el apetito y ya no quiere jugar como antes.

- Tiene depresión- dice el veterinario luego de examinarlo- Acaso ha perdido a alguien con quien pase mucho tiempo.

-Hace dos años falleció mi abuela, era con quien vivía.

-No creo que sea por eso, ya que ya paso bastante, quizás pasa demasiado tiempo solo.

-Debe ser eso, es que mi abuela me regalo a Hot dog, pero mi madre no quiere perros y Hot dog vive en la casa de la abuela, entonces no puedo ir mucho tiempo a verlo.

-Bueno, vas a tener que intentar pasar más tiempo con él, ya que esa es la única solución, puedo recetarte algunos medicamentos, pero no van a lograr nada si no pasas más tiempo con él, o si no vas a tener que darlo en adopción porque hay casos en que los perros llegan a morir a causa de la depresión.

-Trataré de pasar más tiempo con él, gracias doctor.

Me despedí y, pagué la factura, llevé a Hot dog al parque canino para pasar tiempo con él.

-Que voy a hacer contigo Hot dog, no quiero darte en adopción, pero pasar tiempo contigo será difícil.

Suena mi celular avisando que llego un mensaje de Dylan «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados Romanos 8:28»

-Qué lindo- le respondo por mensaje.

Él me deja el visto y luego me entra una llamada.

-Hola- Digo respondiendo.

-Hola, se me vino a la mente ese versículo y sentí que debía enviarte este mensaje.

-Es muy lindo, creo que necesitaba escuchar algo así.

-Sí...

-Hot Dog vuelve aquí.

- ¿Aila? -

En ese momento veo como Hot dog sale corriendo.

- ¡Hot dog!, perdón Dylan, pero mi perrito salió corriendo y ahora lo persigo, adiós.

Le cuelgo y trato de alcanzar a Hot dog, lo persigo hasta que se detiene y se pone en dos patas apoyado en las piernas de un desconocido, pero al verle la cara noto que no es un desconocido.

La solitaria y el sociable (novela cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora