Capítulo 20

48 6 5
                                    

Pov: Dylan Tyler

Ya han pasado algunas semanas desde que fui a ese hospital, por suerte mis padres no se dieron cuenta y Amber no dijo nada. Un día salí a correr si un rumbo fijo y llegue hasta afuera de la casa de Aila, había pasado un día desde que supe sobre la muerte de su madre y la casa ya estaba en venta, mientras recordaba todo lo que vivimos juntos, veo en el piso su celular debajo de una piedra, el celular estaba hecho pedazos y por la forma en que lo encontré note que había sido intencional, Aila destrozo su celular a propósito, ella no quería volver a verme.

En su carta ella dijo que no quería dañar mi reputación, pero aunque su plan funciono, ya que ahora que volví a la escuela a mi último año, todos me tratan como el chico popular, yo hubiera preferido que ella no se hubiera ido, no me importaba mi estúpida reputación. Me costó darme cuenta, pero Aila me gustaba, realmente me gustaba y aún me gusta, sé que probablemente no la vuelva a ver, pero esa chica me gusta demasiado.

Realmente no comprendo como es que Dios permitió esto, ¿acaso no es un Dios de amor?, entonces ¿Por qué me alejo de la persona que amo? Sí, sé que no debería de estar en yugo desigual, sé que Aila no era cristiana, pero Dios ni siquiera me dejo invitarla a la iglesia, entonces porque la alejo de mí, si Dios es un Dios de amor y quiere que sus hijos sean salvos ¿Por qué no me dejo intentar ayudar a Aila a ser salva? Para mí ya no tiene lógica, Karl me dijo que no era tiempo, entonces ¿Cuándo sería tiempo? ¿Acaso Dios no quiere que Aila sea salva? ¿Esa es la razón de todo?

Yo... ya no sé si puedo seguir a un Dios que dice ser amoroso, pero no quiere salvar a Aila.

Hoy es domingo, son las 10:00 am y en vez de estar en la iglesia, estoy aquí, tirado en mi cama reflexionando todo esto, mis padres me permitieron no ir, ya que ya cumplí 18 años y ellos no quieren obligarme, pero Amber me miro con ojos de desaprobación y decepción, pero yo realmente no tengo ganas de ir. Tuve que apagar mi celular, ya que me llegaban muchos mensajes de Karl, preguntándome por qué no fui y si me sentía bien, no le he respondido porque no quiero que me mire igual que Amber.

Sé que no podre huir de todos para siempre, sé que mañana deberé decirle a Karl y a Cam sobre que ya... ya no soy cristiano.

Pero hoy no me siento bien, hoy no puedo dejar de pensar en ella, necesito despejarme.

Tomo algunas cosas y decido salir a correr, correr siempre me servía para despejarme de lo que fuera, pero con esto no, desde que Aila se fue, he salido a correr todos los días, pero no logro despejarme y siempre termino en un lugar donde he estado con ella.

Aumento mucho mi velocidad y termino agotado, me paro en seco justo en frente de una tienda de helados, pero no es cualquier tienda de helados, sino a la cual traje a Aila, fue nuestra primera salida fuera de la escuela, unque más bien la obligue, pero la pasamos muy bien.

Justo lo que faltaba, otro lugar más donde he estado con Aila, malditas piernas que van a donde les da la gana. Creo que ya es hora de volver a casa, reviso la hora y cuando la veo, no lo puedo creer, ya he estado 7 horas corriendo, lo máximo que había corrido eran 5 y ni siquiera de corrido, debo volver a casa de inmediato.

...

-Hola hijo, vi tu mensaje de que saldrías a correr, ya han pasado 7 horas, ¿estuviste corriendo las 7 horas? No creo que sea muy saludable que te sobre exijas.

-Hola ma' perdón por preocuparte, no solo corrí tres horas, el resto me distraje viendo ropa y audífonos, pero al final no compre nada,- Miento - estaré en mi habitación si me necesitan- Digo mientras voy saliendo de la sala, pero me detengo atrás de la puerta al escuchar a mi madre.

-Cariño, Dylan me tiene muy preocupada, sale a correr a diario por mucho tiempo, y cada vez está menos en casa, todo esto después de lo de Aila, ¿crees que sería bueno llevarlo con algún psicólogo?- Le dice mi madre a mi padre.

-No sé si será tan necesario, no fue como si se hubiera muerto, y Dylan tiene que aprender a enfrentar este tipo de cosas, porque al fin y al cabo la vida no es color de rosa.

-No crees que estás siendo un poco duro, cariño, y... ¿Qué opinas de qué no quiera ir a la iglesia?

-Bueno, no podemos obligarlo, ya cumplió 18 y debe tomar sus propias decisiones...

Ya no quiero escuchar más, así que me voy a mi habitación. Sabía que esto ocurriría, la gente siempre dirá que no fue para tanto, pero para mí sí lo es.

Escucho que dan unos golpecitos en mi puerta, que bien una aburrida charla familiar donde mi padre dirá que ya debo madurar.

-Pase- Digo ocultando mi disgusto.

-Hermano podemos hablar...

-Amber, claro, ven siéntate- Le indico un lugar en mi cama junto a mí.

-¿Po-por qué no quisiste ir a la iglesia?- dice ella con inseguridad.

-No pensé que tú me lo preguntarías primero, ni siquiera nuestros padres me lo han preguntado.

-Es porque yo me preocupo por ti, y también sé algunas cosas que ellos no, y porque ellos asumen que es porque no quieres salir por lo de Aila.

-Bueno, en parte tienen razón.

-Y la otra parte...

-No son cosas para hablar contigo Amber.

-¿Por qué? ¿Por qué soy muy pequeña? Ya voy a cumplir 14, Dylan.

-No es por eso, es solo que si te digo vas a empezar a decirme que no es así.

-Solo quiero ayudarte Dylan, pero no puedes ponerte así por Aila...

-¿Y por qué no puedo? Amber ella estaba muy herida, su familia estaba destrozada y ella se culpaba y ¿qué hizo Dios para ayudarla?, ¡Nada! A él no le importaba si era salva o no, ni siquiera le importaba su sufrimiento- Hago mi mayor esfuerzo para no elevar la voz y no desquitarme con Amber.

-Es que no era tiempo Dylan...

-¡¿No era tiempo?!-No puedo evitarlo y elevo la voz enojado- ¡¿QUE NO ERA TIEMPO?! Entonces cuando, explícame Amber, porque ahora Aila está sola, sin ayuda, sin nadie y probablemente vive en la calle o con familiares que ni siquiera la quieren.

-Dylan, tranquilízate...

-Perdón Amber no me debí haber desquitado contigo, es solo que no quiero seguir a un Dios que envía todo este sufrimiento, y por favor ya no me digas que no es así, okey.

-Bien, solo digo que a Aila no le hubiera gustado verte así, ella pensó que tú estarías mejor sin ella, solo trataba de protegerte, no de dejarte así, solo trata de ser feliz por ella.

-Espera tú ¿Cómo sabes eso? ¿Has hablado con ella?

-Ojalá, pero su número no existe.

-Es cierto, entonces ¿Como...?

-Le pregunté a Karl.

-Ah bueno.

-Sé que no debo meterme en tus cosas, pero Aila era mi amiga también.

-Si lo sé, no hay problema- Digo con tranquilidad hasta que reacciono y recuerdo que no le he dicho nada a Karl- Espera Amber, ¿qué rayos le dijiste a Karl?

-Tranquilo, sé que tú debes decirles la verdad cuando estés listo, así que cuando Karl y esa... mm... A si se llamaba Camila me preguntaron, les dije que te dolía la cabeza.

-Gracias por siempre encubrirme Amber.

-Sí, solo no te acostumbres o te empezaré a cobrar.

-Tranquila, no me acostumbraré, tú eres muy carera- Lo último lo digo en un susurro.

-Oye, si te escuche, bueno tu hermana carera se va, adiós.

La solitaria y el sociable (novela cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora