CINCO

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『5』 ➳ ¿Cuántos minutos de cada año tengo que disimularlo?

[⌛] Ocho años atrás...

Cuando sentí que estaba enamorada tuve dos sentimientos en mi cuerpo: miedo y felicidad. Tenía miedo de mis padres, no me malentiendan, ellos siempre han sido muy considerados y buenos padres conmigo y mi hermana; pero existían límites y yo los conocía.

Recuerdo cuando tenía 14 años, escuché a mamá decirle a mis tías que el hijo de nuestros vecinos había "salido gay", ella dijo que toleraba esos comportamientos mientras no fueran sus hijas, sobrinos y demás familiares los que demostraran tener esas conductas tan impuras. Siendo sincera, creo que fue a partir de ese momento que suprimí mi verdadero yo. A los 17 años, cuando estaba eligiendo la carrera universitaria que iba a estudiar, tuve una discusión con mis padres, pues según ellos, estudiar arte no era algo rentable para mí futuro. Aún así logré convencerlos, con la promesa de que estudiaría dos carreras al mismo tiempo, una presencial y otra en línea, esto con el fin de estudiar lo que yo amaba y lo que ellos querían para mí futuro.

Así que ahora, con 21 años, me encuentro estudiando dos carreras; la primera me apasiona y la segunda no me desgrada. Incluso he hecho planes para mi futuro.

Planes que obviamente iban a ser interrumpidos por esto que siento por Daniela Calle.

A Daniela la conocí hace un par de meses, recuerdo que era invierno y ese fue uno de los mejores días de mi vida; y no digo que el mejor, porque sé que vendrán mejores. Estoy segura, lo estoy deseando.

Pero había algo que me ahogaba, y era que nunca le había mentido a mis padres por tanto tiempo. Desde enero hasta ahora (agosto) había salido con Daniela a pequeñas citas dónde hacíamos de todo o nada, ella me mostraba las cosas que amaba y yo lo que a mí me apasionaba, ya no podía guardar por más tiempos todos los dibujos de mi musa. No cuando quería decirle a mis padres "Mira, esta obra de arte la he hecho yo. Espero que estés orgulloso." pero no podía, no podía hacer porque sabía que me llevaría el regaño de mi vida.

Y es que soy consciente que soy mayor de edad, que ya puedo decidir y todo eso; Daniela me lo dice muy seguido; pero son mis padres, ellos son los que sustentan todos mis gastos y no puedo llegar y decirles:

—Mamá, papá... me gustan las mujeres y quiero casarme con Daniela.— dije frente al espejo de mi habitación. —Eres una tonta, Poché.— me reprendí antes de tirarme de nuevo a la cama.

Pero ya no quería ocultarme y tampoco quería que Calle lo hiciera por mi miedo a que alguien me reconociera cuando estaba con ella.

Era injusto. Y aunque muchas veces le pedí que podíamos dejar todo ahí, porque yo estaba muy enamorada, ella no me lo permitía y siempre terminaba diciendo:

—¿Quieres intentarlo? Podemos conocernos más, no tienes que decirle al mundo que te gusto... sólo mantén tu corazón abierto para mí, ¿qué dices? ¿Aceptas?

Y aún podía recordar la forma en la que me miró, no pude pensarlo mucho, sólo le dije:
—Tengo miedo, ¿Cuánto más tengo que disimular esto que me haces sentir?

Aún así, terminamos siendo novias oficiales el cinco de mayo. Y ya habían pasado dos meses; dos maravillosos meses dónde me sentía más amada que nunca.

—¿Hola?— Daniela dijo apenas respondió mi llamada, podía escuchar que se movía por su cama, me acomodé mejor en la mía y suspiré. —¿Qué sucede, amor?

Reckless (Calle y Poché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora