EL NIÑO DE LAS ROCAS

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Los días en la casa de los Min y Kim se definían con una sola palabra: locos. Así habían transcurridos, entre apuros, estrés, trabajo infinito, pláticas y ocupaciones que les consumían. De alguna forma extraña e inentendible, se habían podido repartir turnos apretados para el cuidado de Minnie, cuando se les hacía tarde a todos y no coincidían por algunos minutos, Yeyé les ayudaba a llenar esos espacios muertos en lo que llegaban a casa.

Minnie ocasionalmente salió de su little space, la primera vez que sucedió fue previo a su cita con el fisioterapeuta y no duró más que medio día, gracias a eso, los chicos tuvieron un suspiro pues Jimin grande era menos dependiente de ayudas que Jimin bebé. Luego le siguieron otras dos salidas a su Big Space que al igual duraban un par de horas. Esto normalmente sucedía cuando su mente grande encontraba alguna abertura en su mente pequeña y comprendía la presión que sus adultos estaban cargando por sus trabajos, entonces se esforzaba por salir de su baby Space por muy cómodo que este fuera, todo con tal de no ser una carga más que sus adultos debieran lidiar.

Lo que pasaba es que paradójicamente, la carga era para su cerebro que estaba siendo sobre exigido hasta agotarse por permanecer en un espacio que no le correspondía aún puesto que la función de la Estilber -pastillas recetadas- era suprimir su Big para que su little pudiera tener el espacio adecuado para acomodarse. Salir a voluntad propia requería de mucho esfuerzo y energía, tanta que unas horas ya eran una bendición.

El doctor Taehyung les advirtió seriamente que no debían permitir esto o las consecuencias serían molestas para Jimin, si bien no eran graves, si darían malestares, su mente básicamente estaba siendo totalmente regenerada para por fin establecer su headspace.

Los cuidadores se sintieron regañados, tecnicamente así fue, pero entre tanto señalamiento algo bueno salió y eso era que unas dos rehabilitaciones más y Jimin estaría dado de alta. Otra buena noticia fue también el carnet de clasificación, Park Jimin estaba oficialmente dado de alta como little tardío.

Hoy era domingo, uno especial porque con gran habilidad y diligencia habían podido despejar todo pendiente para dejar libre el día. Si, probablemente estarían súper saturados el resto de la semana pero eran sacrificios que valían la pena hacer solo por lo recibido, en este caso, un día completamente familiar.

A las seis y siete de la mañana, el monitor intensificó su foquito rojo parpadeante. Minnie había despertado y se oía para nada de buen humor, sus llantos y protestas se escucharon a través de la bocina.

El primero en despertar, tomando voluntad para abrir los ojos, fue el valiente de Namjoon. Observó a través de la pantalla como los pies de su bebé pataleaban sin objetivo alguno y sus manos manoteaban al aire.

A través del intercomunicador Namjoon avisaba que se haría cargo.

-Yo voy.

No hubo respuesta.
Bostezó desperezandose lo mejor posible, caminó hasta la habitación de Jiminnie con las pantuflas arrastrándose por el piso e inmediatamente abrió la puerta, los llantos taladraron sus oídos.

-Ya Minnie, ya estoy aquí- se acercó a la cuna-. Deja de llorar o te vas a ahogar.

Aquello lo dijo por la tos que desprendía su nene, los mocos estaban atorados en su garganta. No sabía bien la razón, ni siquiera debía pensarlo, simplemente se sentía melancólico e irritable y la manera perfecta de comunicarlo como todo bebé de dos añitos era llorando.

Antes de sacarlo de la cuna, Nam rebuscó el chupón entre los peluche y se lo colocó. Rápido lo aceptó, la gomilla solía darle un poco de confort.
Ahora sí, fue cargado y abrazado por unos brazos protectores, duros, su adulto era lo que necesitaba para sentirse mejor.

OJITOS MIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora