OJITOS MIEL

LINDAS FRESAS

Cómo la cita con el doctor Kim había sido movida a las seis, los tres adultos tuvieron más tiempo en casa para pasar con su lindo Minnie remolino.

Comieron, disfrutaron de hacer nada, Hoseok hizo más, la televisión estaba emitiendo películas de Disney que en su vida los adultos pondrían para pasar el rato, pero bueno, ahora tenían a un pequeño que estaba encantado con Sing y esos animales cantores.

A las cinco y media partieron rumbo a la clínica, razón por la cual ahora iban en el auto. Al principio fue algo difícil convencer a Jimin en subirse sin rechistar, primero porque el auto aún le daba cierta sensación inquietante y en segunda, porque Sing no había acabado... Por segunda vez.

Sin embargo la iPad hizo su función, adecuada y oportuna, justo allí estaba viendo su película. ¡Esa cosita era mágica!

Sobre su silla de seguridad, Minnie cantaba a tropezones, el chupón en su boca hacía imposible comprender su desprolija dixión pero eso sí, el sentimiento se le veía por todos lados, más en esos pies que no dejaban de ser sacudidos como un columpio en medio de un huracán. Él estaba feliz y atrapado.

Aunque no se supiera si cantaba o invocaba alguna maldición vudú.

Hoseok no lo sabía, estaba a su lado, viendolo con el ceño fruncido y la sonrisa divertida.

-¿La feria del barro?

-De Boryeong- Jin asintió, estaba sonriendo mientras recreaba lo bueno que podía ser-. Quizás grabemos allí algunos días.

-¿Es más un sí que un no?- Namjoon estaba emocionado con la idea, diría que viaje gratis nunca es mal recibido.

-Posiblemente si.

Ambos se miraron brevemente, sonrientes y cómplices porque cada que el programa hacía este tipo de viajes, sabían que las noches podían ser desquitadas.

El volante giró a la izquierda en una intercepción, la ciudad estaba brillando tenuemente en la sosegante luz, preámbulo de la noche rápida y pastosa que embarcaba a Seúl día a día.

-Entonces Yoon cuidará de Jimin mañana ¿verdad?- Namjoon preguntó.

-Ajá- Hoseok contestó echándole un ojo a Minnie quien seguía viendo la película, tan inmerso que sus ojos casi ni parpadeaban y el chupón cada tanto se balanceaba-. Hará Home Office esta vez.

-¿Y estás nervioso?

¿Qué si lo estaba? ¿A caso la pregunta de su hermano era capciosa? Él estaba entripado de una manera extraña e inquietante que a su vez lo emocionaba.

-Un poco, a decir verdad mucho pero también estoy emocionado pensando que podrá salir de esto.

-Sé que algo genial será el resultado, has trabajado mucho en tu guión y si ellos quieren hablar de eso es por algo, soy productor, confía en mí instinto.

-Eso espero.

-Ya lo verás.

¡Chispas! Hoseok estaba ansiando el día de mañana, tenía tantas idealizaciones de lo que podría pasar, cosas buenas y cosas malas sin embargo la negatividad era un punto que trataba de no tomar en cuenta.

Estaba a nada de tener un contrato de venta. Su guión podía ser llevado a la gran pantalla y su nombre sería puesto en los créditos. ¿Cómo es que su libro hubo de avanzar tanto para que el cine fuera una posibilidad cercana? Ni él lo sabía.

¿Debería de prender un incienso? ¿Ir con alguna bruja a que le lea los números o el tarot? Desde hace mucho que no lo hacía, quizás desde que Yoongi fue el causante de sus dudas y remolinos, las cartas habían dicho que sería un cambio total a su vida para darle nuevas experiencias y bondades. No se equivocó, Yoongi fue lo mejor que le pudo pasar.