Seguía dándole vueltas al hecho de que mi madre no hubiera tenido la suficiente valentía como para ponerme al mando de la cocina del restaurante. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que me había detenido de repente al llegar a la cocina hasta que sentí el choque de un cuerpo contra mi espalda.
—Perdón—oí esa voz ronca que casi era un susurro detrás de mí, pero lo que realmente me sobresaltó fue sentir su aliento en mi cuello. Un escalofrío recorrió mi espalda, que creepy estaba resultando todo esto— te has parado de pronto y no sabía que...
—Está bien, jefa—remarqué la palabra jefa con desdén—bienvenida a la cocina de Las 4 estrellas. Aquí están los fogones, y allí el almacén con las cámaras. Los uniformes están en la antesala del almacén si quieres te podemos...
—No te molestes—interrumpió— tengo mi propia chaquetilla y no pienso usar ropa de otra persona— vaya, la jefa además de tener mala leche también era una estirada— soy muy escrupulosa con todo lo que entra en mi cocina, no voy a usar nada cuya limpieza no haya supervisado personalmente. Eso aplica también a los utensilios— he de confesar que eso ni siquiera me pareció raro, bien es sabido que todo chef que se precie tiene su propio set de cuchillería y que usar el de otro es como pedirle a alguien el novio prestado —, necesito que todo esté pulcro, por cierto ¿me puedes alcanzar un menú?
Fui a alcanzar el menú mientras, no le quitaba el ojo de encima, ella parecía mirar muy fijamente todo lo que estaba pasando y asentía a cada rato, como si estuviera haciendo una lista mental de algo.
—Buenos días a todos—esta vez la voz de la pelirroja sonó firme, cuasi autoritaria— soy Ainhoa Arminza, la nueva jefa de cocina, hoy no quiero molestaros, simplemente ver como se desarrolla el día para ver como trabajáis para que pueda hacerme a la idea de qué se puede mejorar— estaba claro, estaba haciendo la lista negra—. Luz—dijo en tono suave—¿puedes venir un momento? — me acerqué a ella mientras ojeaba el menú poniendo un gesto extraño— ¿Esta es la carta? — Pues claro que era la carta, ¿no me había pedido la carta? ¿Acaso no estaba claro con las letras en plata que ponían "CARTA"? Ella continuaba mirando de arriba abajo las hojas como el que está tratando de resolver un problema de matemáticas muy complicado.
—Mira, esto no esta mal—dijo con una sonrisa de medio lado.
—Menos mal que algo está bien—suspiré aliviada—Entonces ¿te ha gustado el menú?
—No, el menú es horrible, lo que no está mal es que al menos usamos cocina de temporada para prepararlo. Pero estos platos son...
—Esos platos son lo que han dado fama a este restaurante familiar desde hace muchos años —espeté— la gente viene aquí por la salsa de Pepe.
—Ya—dijo acercándose más de lo que me gustaría—lo que pasa es que yo no soy Pepe, soy Ainhoa Arminza, y ¿sabes lo que tampoco soy? — ¿No sé, agradable, simpática, cordial? — No soy un cocinero a punto de jubilarse. Y vosotros tampoco, sois gente joven, tendríamos que hacer una cocina fresca, innovadora, algo nuevo...
—Nuevo, ¿en Vera? Aquí las cosas son como son, no creo que lo nuevo sea un triunfo.
—Luz, también se puede innovar con la tradición, no podemos conformarnos con hacer siempre lo mismo y luego pretender que las cosas cambien—debía reconocer que tenía razón. La observe mientras ella estaba frente a mi pensativa, con uno de sus dedos sobre los labios, hasta que un pensamiento fugaz debió cruzarse porque con un gesto rápido retiró su mano y cogió mi brazo—Dime, quiénes crees que son los mejores cocineros de este restaurante.
—Bueno, está Paolo y...— Paolo, era Paolo, un buen compañero, un mejor amante, pero quizás no el mejor chef del restaurante. Quizás pecara de ególatra al responder a su pregunta.
—Y quién más— Me miró fijamente
—Bueno, yo...—en ese momento no sé porqué su mirada me parecía muy intimidatoria.
—No tienes porque ser modesta—dijo notando mi incomodidad—, he leído los currículos de toda la plantilla, sé que probablemente seas la mejor cocinera de todos, Luz—dijo mirándome a los ojos, con una sonrisa afable en los labios, casi tierna. De repente apartó la vista, como si hubiera perdido el hilo de sus pensamientos y cogió aire— pero en mi cocina las cosas se demuestran con hechos, por eso vamos a verlo. ¡A ver, escuchadme bien! —Levantó el cuello dirigiéndose en voz alta a todos los trabajadores— Para mañana cada uno de vosotros tiene que traer una propuesta de cambio sobre el menú, pueden ser principales, entrantes o postres, pero quiero ideas nuevas. También prepararé un dosier que os llegará a lo largo de la tarde con nuevas recetas, quiero que lo estudiéis en detalle, mañana practicaremos los platos antes del turno de comidas, os quiero aquí a primera hora. Nos vemos mañana. — Y diciendo estas palabras, la jefa salió de la cocina con mucho brío dejándonos a todos con un palmo de narices.
La verdad es que estaba aturdida, la pelirroja era un tanto extraña, de esas personas a las que no le coges bien el aire. Porque tú la ves y dices, vale, es una tía borde y estirada, parecía meticulosa, escrupulosa diría y muy muy severa, pero luego bajaba el tono y era mucho más suave y parecía como si buscara la aprobación del equipo. No sé bien si porque le parece demasiado fuerte enemistarse con la plantilla en su primer día o porque toda esa sobriedad no es más que una fachada. Fuera como fuera, no estaba dispuesta a fiarme de ella, iba a descubrir quién era en realidad Ainhoa Arminza.
Buenos chicas, espero que os esté gustando la historia. A las que ya me conocen de otros fics, saben que a veces soy intensa, otras divertida, otras irreverente pero que cada uno de las cosas que escribo las hago con mucho amor y siempre esperando en hacer una historia que pueda ser más o menos como aquello que nos gustaría ver en la pantalla y rellenando los huecos. Para mí los personajes lo son todo, como sienten viven y respiran y como actuarían en cada una de las situaciones que viven. También deciros que intentaré que cada una tenga la edad que le corresponde dentro de mi imaginario y que, aunque a veces me equivoque porque una ya tiene una edad, usaré a mis asesoras jóvenes para saber que se le pasa por la mente a alguien en una etapa vital que para nada es la mía. Espero que me acompañéis en este viaje que espero nos lleve a buen puerto.
Muchas gracias a todas por devolverme las ganas de escribir, sobre todo a mis hijas de ficción Jenna y Sus (Sus, te prometo que te hago un fic de Luimelia).
ESTÁS LEYENDO
A fuego Lento
FanfictionLuz vive una vida tranquila en el pueblo de Vera hasta que una mujer misteriosa llega para revolucionarlo todo.