Mi tía Marta lo dejó más que claro, a veces menos era más y si quería que Ainhoa se dejara llevar todo tenía que estar cuidadosamente calculado para parecer algo casual y qué más casual que ver una peli en casa. Me cambié de ropa. No tenía muy claro cómo combinar la lencería con un look casual pero al final opté por una camiseta corta anudada al pecho y bastante escote con unos vaqueros y un conjunto de lencería negra bastante provocativo. Estaba segura de que Ainhoa no se esperaba para nada que debajo de un atuendo tan normal fuera vestida con un conjunto tan sexy. También cogí varias cosas de casa, el disco duro, para ver una película, un bote de aceite de masajes y algún juguete que había comprado por internet y que nunca tuve la ocasión de utilizar porque a Paolo esas cosas le parecían innecesarias cuando un hombre estaba en la cama. También era verdad que nunca había hablado con Ainhoa sobre si estaba de acuerdo o no con este tipo de cosas, pero algo me hacía pensar que si, quería probar cosas distintas, ella iba a ser la persona que me lo permitiera. Si es que conseguía que se liberara de una vez por todas y se soltara de una vez.
Llegué a la casa antes que ella, pensé en cómo crear ese ambiente tranquilo que decía mi tía, bajé la intensidad de las luces dejando sólo pequeñas lámparas encendidas, cubiertas con paños de colores, abrí y el sofá y construí un pequeño fuerte en el que acurrucarnos y puse una bandeja estratégicamente colocada en la zona donde pensaba que se sentaría Ainhoa con vasos unos refrescos, un poco de hielo y varios bols. Luego, repasé mi pelo frente al espejo. El ruido de las llaves me sobresaltó, casi me caigo de bruces cuando tuve que saltar por encima del sofá y reclinarse en él adoptando una pose distraída.
—Ya estoy aquí—dijo Ainhoa mientras elevaba unas bolsas de plástico— ¿No está esto un poco oscuro?—Hizo ademán de encender la Luz.
—¡¡NO!!—Mi voz salió con demasiada fuerza.
—¿Qué pasa?—Me levanté y me dirigí hacía ella, apresuradamente.
—Nada—le di un pequeño beso mientras sujetaba su mano intentando impedir que alcanzara el interruptor—, es que el cine con la Luz encendida, pues no es igual, así no se disfruta de la película. —Cogí una de las bolsas y mantuve el contacto con su mano para arrastrarla hasta el frente del sofá.
—No sabía que eras tan cinéfila, pero lo de las palomitas ¿sigue estando permitido?— Puse mis manos sobre sus hombros.
—Las palomitas son un más, pon la comida que hayas traído en los bols que he dejado en esa bandeja.—Recé porque Ainhoa hubiera elegido algo que no requiriera mesa, mantel y cubiertos.
—Son cosas de picar, algo que podamos coger con las manos, como íbamos a ver la tele.—Dijo despreocupada. Yo me alegré, por fin algo me salió bien.
—Cualquier cosa me vale, si lo importante de un plan es la compañía. Ahora, chef, se sienta usted en la butaca premium.—Empujé sus hombros ligeramente hacia atrás obligándola a sentarse, me agaché y empecé a deshacerme de sus zapatos. Miré hacía arriba con una sonrisa y ella apartó la vista ligeramente turbada. Si no la conociera bien pensaría que la había pillado haciendo algo malo, pero como era mi novia y mirarme descaradamente el escote era algo que estaba permitido, pues no le dije nada.
—Luz,—dijo mientras me acomodaba a su lado—qué película vamos a ver...
—Ratatuille—
—¿Rata qué?
—Si, como el plato, ratatouille.
—¿Pero va de cocina?
—Sí, de una rata que cocina.
—¿Una rata?
—Es que es de animación. Es una película preciosa, Ainhoa.
—Vale, vale, pero es que la idea de una rata en la cocina, pues muy realista...
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A fuego Lento
FanfictionLuz vive una vida tranquila en el pueblo de Vera hasta que una mujer misteriosa llega para revolucionarlo todo.