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Jaemin no sabía cómo había tenido tanta fuerza de voluntad para aguantar.

No era muy fan de masturbarse y normalmente lo hacía cuando era en un caso muy extremo donde ya no aguantaría, estaría muy necesitado y caliente.

Como ahora.

Su pecho desnudo estaba presionado contra el colchón mientras que su culo estaba al aire, con su short bajado hasta sus rodillas, metía dos dedos dentro de si mismo tocando ese punto dulce haciéndolo gemir como un descontrolado, su miembro rozándose contra la cobija. Se sentía tan necesitado, sus dedos no eran suficiente y no tenía sus juguetes ahí. Sabía lo que necesitaba, y necesitaba a ese alto hombre musculoso y de ojos oscuros sobre él llenándolo haciéndolo perder la cordura.

Ya habían pasado varios días desde que lo escucho masturbarse en el baño, desde entonces no lo había visto para nada y estaba muy ansioso. Las veces que había ido al departamento de su padre después de eso, Jeno ya no se encontraba ahí como antes. Cuando preguntaba curioso por él, Yuta solo le decía que últimamente había tenido mucho trabajo. Algo normal. Pero Jaemin lo extrañaba como el maldito infierno.

No dejaba de pensar en sus gemidos y la manera en la que decía su nombre tan deliciosamente a través de esa puerta. Aveces se preguntaba que hubiera pasado si hubiera abierto la puerta. Seguro hubiera montado su polla hasta el cansancio y estar completamente satisfecho.

Con movimientos más rápidos dentro si mismo, se aferró a la sensación del orgasmo pegándolo tan duro que al final se corrio y chorros de semen salieron disparados hacia la cobija debajo de él, pronto las lavaría.

Agitado y temblando de lo sensible que todavía estaba, se volvió a subir su short y bajo su camiseta que antes estaba doblada sobre su pecho. Se dirigió al baño y se lavó sus manos y su cara que ahora estaba roja, estaba sudando. Estaba echo un desastre, fue cuando decidió tomar una ducha.

Cuando por fin salió de la ducha y se puso una cómoda pijama, salió de su habitación con la cobija en mano, llevándola a la lavadora y después bajo hacía la cocina encontrándose a su mamá con una botella de vino en su mano.

-Por fin sales de ahí, ¿qué tanto estaba haciendo? - Preguntó Sorn mirándolo.

-Me quede dormido, fue todo.- Jaemin se encogió de hombros.

Fue cuando se dio cuenta de lo arreglada que estaba y que la mesa estaba decorada.

-¿Por qué estás tan arreglada? ¿Vas a ir a un evento o algo?

-En realidad no...hay alguien que quiero presentarte.

Jaemin frunció el ceño.

-¿De qué rayos estás hablando?

De la nada sonó el timbre y Sorn fue a abrir la puerta, siguiéndola con la mirada, Jaemin notó a un hombre que abrazó a su madre. Tenía una maleta.

No le gustaba a donde iba esto.

-¿Qué es todo esto? ¿Quien es él? -Jaemin frunció el ceño y le dio una mala mirada a ese hombre.

-Nana, él es Baekhyun, mi...pareja.

A Jaemin se le detuvo el mundo en un instante, tratando de procesar las palabras de su madre.

-¿Perdón? - Fue todo lo que Jaemin pudo pronunciar.

Sorn suspiró mirando al hombre.- Él es mi pareja, lo conocí cuando estaba en el proceso de divorcio con tu padre. Me ha apoyado mucho y lo amo, espero que puedas verlo también como una figura paterna.

Ahí fue cuando se dio cuenta de que era el amante de su madre desde hace mucho.

Jodida mierda pensó Jaemin.

Our Little Secret | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora