Les había pedido que corrieran la voz, que todos aquellos que se presentasen en la plataforma nueve antes de media noche tendrían un hueco en mi nave. Pero me había quedado corto en mis expectativas. En la reunión de la taberna había 10 hombres, y la camarera. Esperaba convencer a la mayoría de ellos, pero ni siendo optimista creí convencer a más de seis o siete. El miedo, la costumbre, eran piedras pesadas que no los dejaría revelarse.
Con un poco de suerte algunos más se unirían a mí, tal vez 20. Incluso me preparé para una gran avalancha de inadaptados como lo fui yo en su momento. Mi nave tenía 64 asientos preparados. Pero viendo lo que tenía delante, me había quedado corto, muy corto.
—Va a ser imposible, capitán. Somos demasiados. —El último recuento decía que eran 215. ¿dónde iba a meterlos a todos? Pero dejarlos no era una opción. Se habían revelado contra sus amos, dejarlos aquí era condenarlos a un contundente castigo.
—No se deja a nadie atrás. —Le recordé el lema que Rigel nos recordaba cada vez que tenía ocasión.
Subí a la entrada de la cabina de pilotaje, para que desde allí toda aquella gente amontonada pudiese verme y escucharme con claridad. Podía ver la desesperación en sus rostros. No es que tuviesen mucha educación la mayoría de ellos, pero todos sabían contar, y estaba claro que no había una plaza para todos en esta nave.
—Escuchadme. —Acallé el murmullo que corría entre ellos. —Os prometí un pasaje en esta nave si acudíais a mi llamada, y es lo que vamos a daros. Aquellos que habéis servido en el ejército ya habéis vivido situaciones complicadas como esta; transportes estrechos donde nos amontonábamos para después dejarnos caer en la zona de salto. Esto será parecido. Tenemos redes de sujeción para material, las fijaremos a los laterales, y así algunos podrán viajar sin miedo a salir rebotando como una pelota. No será cómodo, pero estaréis seguros. —Vi como muchos empezaron a tranquilizarse.
—Mis brazos son fuertes, podré soportar un despegue y un aterrizaje si me das un lugar al que aferrarme. —Aquel hombre estaba decidido a venir, y aceptaría cualquier manera para hacerlo. Y por lo que parecía, había hecho el cálculo igual que hice yo. Aunque desplegásemos las redes por los laterales de bodega de carga en la que nos encontrábamos, por mucho que nos apretásemos, algunos quedarían fuera. Su única opción sería quedar fuera de la red, y sujetarse a ella por sus propios medios. Si se soltaban, no solo rebotarían de un lugar a otro sin control, rompiéndose partes del cuerpo, sino que golpearían al resto de compañeros. Un solo fallo y muchos pagarían las consecuencias.
—De acuerdo. Que empiecen a tomar asiento los más debilitados, aferrar fuerte las sujeciones. Y si en algún asiento pueden amarrarse dos, mucho mejor. —Dejé que mi mirada se posase sobre dos mujeres especialmente pequeñas. Seguramente las descartaron para ser hembras de cría por su tamaño. Siempre se buscaba a las que podrían engendrar soldados grandes y fuertes. —Ellas me entendieron, porque se tomaron de la mano y se adentraron en una de las filas de asientos.
—Nosotros nos encargaremos de revisar las sujeciones. —Se ofreció un ángel joven. Parecían haberse agrupado cuatro jóvenes con varios tipos de mutilación en sus alas, por lo que parecían tener muy fresco en la memoria lo que era un despliegue militar como el que mencionaba, y estarían familiarizados con el manejo de todo tipo de material espacial. Ese era el tipo de reclutas que esperaba encontrar en un principio, pero tampoco dejaría aquí al resto.
—Bien. Tú y tú, ayudadme a colocar las sujeciones de las redes. Después habrá que sujetar al resto para que no se muevan demasiado.
Lo bueno de trabajar con exsoldados, es que no había espacio para la vacilación, todos cumplían con las órdenes con rapidez, sin dejar que un despistado se saliera de la pauta marcada o se dejase arrastrar por el pánico o la desorientación.
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La legión del Fénix - Estrella Errante 4
Khoa học viễn tưởngLa reina blanca necesita hacerse más más fuerte, porque el enemigo que está por aparecer no solo se oculta, sino que tiene dominado al segundo ejército más poderoso de todas las casas, y se ha estado preparando para este enfrentamiento durante mucho...