Silas
Al poco de llegar a la oficina del Representante Eclesiástico, su secretario me hizo pasar. No es que yo fuese el primero de la mañana en ser recibido, y no estuviese muy ocupado, sino que aquel trato preferente se me dispensaba por ser quién era; no solo el consejero de la Reina Amarilla, sino el consejero de la Reina Blanca.
—Bienvenido, Monk Aol. ¿En qué puedo servirle a nuestro consejero real? La verdad, es que me sorprendió esta reunión, teniendo en cuenta que nos veremos en el Tribunal para la sesión que convocó la Reina Amarilla. ¿O acaso usted no va a acudir? —Que no lo hiciese, estando en la misma ciudad, era algo demasiado inusual, así que lo entendía.
—Me trae aquí un trámite de la Reina Blanca, Tribuno. —Noté como su espalda se tensó. La corona blanca eran asuntos mayores, mucho más que los de nuestra propia corona.
—Usted dirá, consejero.
—La reina Amarilla ha sido la custodia del kupai del árbol blanco estos los últimos tiempos, y la Reina Blanca confía en que siga desarrollando dicha labor con la misma dedicación que hasta ahora. Ha encontrado en ella a una persona de confianza, entregada al servicio a la comunidad, por lo que también quiere convencerla para que se ocupe del asentamiento del nuevo pueblo de los ángeles. —Podía ver como su cerebro procesaba aquella información.
El pueblo de los seres alados no solo era una nueva incorporación al cómputo de pueblos, sino que al ser haber descubierto tan recientemente la existencia de su kupai, necesitarían de una guía espiritual que les enseñara el camino de veneración y respeto de su nuevo faro. Además, que tanto él como los demás, veíamos la posibilidad de que el pueblo alado fuese incorporado al Consejo de los altos, ¿Y si su árbol pertenecía a una casa que no existía antes? Si su color era nuevo había que incorporarlo al Consejo de los Altos, merecería un trono allí, con todo lo que ello significase políticamente hablando. Ya ocurrió más veces, al principio fueron tres colores, y ahora éramos 6.
Si la piedra de Kalos era un indicio, yo estaba seguro de que iba a ser así, pero el Tribuno Semper tenía que trabajar con todas las posibilidades. La casa Amarilla se había ganado puestos de confianza en todas las demás casas, ser de las primeras en ayudar a una nueva casa a dar los primeros pasos hacia su inserción en el sistema político, significaría contar con su gratitud y apoyo. Era una jugada política que ninguna casa rechazaría. Como decía Nydia, una golosina.
—Sería un gran honor que la reina Amarilla fuese seleccionada por la reina Blanca para realizar esa tarea. Pero no sé si podrá hacerlo, su avanzada edad no la ayudará a desempeñar todo ese trabajo sola. —Por la forma de mirarme deduje que estaba haciendo hincapié en que, como consejero de ambas reinas, no podría ayudar mucho a la reina Amarilla en esa tarea. Seguro que estaba pensando en hablar con Eva para que tomase otro consejero que la ayudase con un asunto tan absorbente e importante. No podíamos permitirnos tener ningún fallo, estaba más en juego que nuestro prestigio y reputación.
—Seguro que está al tanto de los intentos de asesinato por parte de la consejera de la Casa Violeta, y de las manipulaciones de la Casa Verde a través de Pholion por dañar a la Casa Roja cuando contaminó a las Gemelas Rojas.
—No ha quedado demostrado que los dirigentes de la Casa Verde estuviesen implicados en ese asunto. —Trató de justificar el Tribuno.
—Más allá de lo que digan las pruebas presentadas en el juicio, la reina blanca tiene evidencias que vinculan a guerreros de la Casa Verde en actos gravemente hostiles contra su persona, y ya sabemos el control que la Casa Verde ejerce sobre sus tropas. Si uno se sale de la línea... —Todos sabíamos como castigaban los verdes a aquellos que no cumplían con las órdenes o actuaban por su cuenta fuera de las directrices, y no, no había juicios, eran lanzados a la arena para que muriesen peleando. Les daban la oportunidad de morir con honor, para que su familia no pagase con sus errores, y perdiesen todas sus posesiones. Solo un guerrero verde no acató ese paso de redención, y su nombre y el de su familia aún siguen malditos hoy en día. Su estirpe se perdió, pues ninguna otra línea sanguínea se atrevío a mezclarse con ellos.
—¿Y qué va a hacer al respecto? —Tanto él como yo, sabíamos que enemistarse con la Casa Verde, entrar en guerra con ellos, era una temeridad en sí misma. Pero la lealtad del pueblo rojo otorgaba a la Reina Blanca de un ejército igual de temible, un ejército fortalecido por las décadas de duro castigo. Eran mucho, fieros y sabían pelear en terrenos más complicados que los Verdes. El pueblo rojo sabía lo que es pelear fuera de las reglas, si es que en la guerra existen algunas.
—De momento es prudente, y con mi guía, está sobrellevando todo el asunto con bastante tacto político. Pero no es de las que se quedan esperando sin hacer nada, está fortaleciendo su ejército y sus alianzas. —Le miré directamente, para que entendiera que aquella maniobra con el pueblo de los ángeles le darían ambas cosas. Y sí, lo hizo, el Tribuno entendió, porque sus ojos se abrieron comprender los movimientos de la reina Blanca. El que la reina Amarilla estuviese de su lado en este acto, nos colocaba en una posición destacada de todo el proyecto.
—Interesante. —dijo.
—Si me permite la observación, estoy seguro de que la reina Blanca desea colocar a Eva al frente de todo el asunto de la reubicación y asentamiento del pueblo de ángeles, no porque sea la reina Amarilla, sino porque confía en ella como persona. Y conociendo a Eva, si tendría que elegir entre la corona o esa misión... Conozco su corazón, es una Hermana de la Orden, no dudará en ayudar a aquel que lo necesita.
—Entiendo. —Le había dejado bien claro que la reina Blanca ganaría un gran activo, el mismo que perdería la corona Amarilla. Ahora tendría que pensar si la Casa Amarilla estaba dispuesta a perder un puesto privilegiado dentro del círculo de influencia de la Reina Blanca. Y no, no es lo mismo ser un amarillo a su servicio, que llevar la corona y representar a todo un pueblo. Al menos, el resto de casas no lo vería igual.
—Ese es el motivo por el que quería comentar el asunto con usted antes de presentar la propuesta al Tribunal, porque la Reina Blanca conservará para Eva el puesto de Protectora del Gran Kupai blanco, pero como representante eclesiástico del Tribunal, necesito su aprobación para que se encargue de ser la guía espiritual del pueblo de Adelfia, ya que, aunque su kupai en este momento esté enfermo, algún día sanará, y necesitaran que alguien les haya explicado su significado y su uso, para que no esté contaminado con ritos o creencias corrompidos por otras casas, como la Violeta. Como perteneciente a la Casa Amarilla, Eva puede adoctrinar a los ángeles en su nuevo camino, ya que antes fueron excluidos de los ritos del pueblo Violeta por no ser dignos, al menos ante su punto de vista.
—Por mi parte no veo problema alguno con que ella realice dicha labor, aunque sí le pediría que fuese imparcial con respecto al credo que vaya a predicar.
La casa Amarilla, como en todas las casas, no solo existía una religión, sino varias, en nuestro caso teníamos tres religiones que agrupaban a la mayoría de los fieles, y de ellas, salían algunas ramificaciones o sub-religiones, hasta alcanzar el número de nueve. No eran muchas teniendo en cuenta nuestro número, pero es que dos de ellas habían sido lo suficientemente astutas como para unificar religión y ciencia, o religión y política, como en el caso de la Orden.
El Tribuno pertenecía a la que se llevaba el liderazgo junto con la Orden; el Credo. Y, aunque convivían en armonía, siempre existía una ligera rivalidad, sobre todo porque ambos querían tener la última palabra en las decisiones importantes. El que el Tribuno Semper, miembro del Credo estuviese ahora en el poder, nos venía bastante bien. Ya perdió un punto al aceptar a Eva, Hermana de la Orden, como Reina Amarilla, aunque conociéndole, seguro que no perdió con aquella decisión.
—Es una Hermana de la Orden, acatará los deseos de sus superiores. —Él podía entender que cumpliría con las órdenes de los altos cargos de la Orden, pero si ella salía de la misma, como había dicho que iba a hacer, el Tribuno Semper podía ver la oportunidad de atraerla hacia su lado. Ya se sabe, lo que uno pierde, otro lo gana.
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La legión del Fénix - Estrella Errante 4
Science FictionLa reina blanca necesita hacerse más más fuerte, porque el enemigo que está por aparecer no solo se oculta, sino que tiene dominado al segundo ejército más poderoso de todas las casas, y se ha estado preparando para este enfrentamiento durante mucho...