✨Capítulo 11✨

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Ante la noticia de que se había encontrado a la niña desaparecida, todos en la mansión Asterian se sintieron aliviados.

Thiel, que se desmayó tras manifestar su habilidad, fue llevada en brazos por Cassius hacia la habitación donde estuvo durmiendo.

La colocó cuidadosamente sobre la cama preparada y ordenó que llamaran de inmediato al médico principal de Asterian.

Las doncellas, que estaban con las frentes llenas de gotas de sudor por haber buscado a Thiel por cada rincón y grieta de la mansión, se dispersaron en un instante por orden de Cassius.

—Hah...

Suspirando brevemente, Cassius se detuvo un momento e inmediatamente colocó su dedo debajo de la diminuta nariz de su hija.

—... Por fortuna, parece estar respirando bien.

Cassius cerró los ojos con alivio solo después de sentir la ligera respiración y confirmar que el pequeño pecho de la niña subía y bajaba.

La niña antes respiraba tan débilmente que parecía estar a punto de desaparecer, así que la inquietud de Cassius aumentó cuando la cargó en el sótano.

Tras un momento Cassius acarició las pequeñas mejillas empapadas por las lágrimas, sintiéndose un poco reconfortado por el débil sonido de respiración.

«¿Qué demonios le sucedió? Nestian, ¿qué le hiciste?»


—Hah... Abuelo... N-No tengo ningún poder... No tengo ningún poder...


Cuando recordó a la niña tartamudeando mientras temblaba en un rincón, la sangre del cuerpo de Cassius se heló. Al mismo tiempo, sentía hervir una rabia indescriptible.

Sentía ira hacia sí mismo por no haber descubierto antes que su hija estaba viva, y también sentía rabia contra aquellos que la hicieron sufrir hasta llevarla a su estado actual.

Todavía no averiguó cómo exactamente fue tratada la niña en la mansión Nestian, pero...

«Puedo adivinarlo.»

A juzgar por las palabras de la niña, al parecer no pudo manifestar adecuadamente sus habilidades. Y... Debido a la personalidad ambiciosa de Cender Nestian, el líder de la familia Nestian, no pudo tolerar el hecho de que la hija de Lena y Cassius no logró desarrollar su habilidad.

«Por cierto...»

Cassius recordó cuando Thiel extendió sus pequeñas manos en el sótano y surgió una luz que tomó la forma de un pez, luego la de un leopardo, después se volvió un puñado de viento y finalmente se hinchó como si estuviera por devorar a la niña.

«Si mi suposición es correcta, entonces eso era...»

De repente, la puerta de la habitación, que estaba cerrada, se abrió de golpe. Un segundo después, Alpiers, el jefe de la familia Asterian, entró precipitadamente como si se hubiera olvidado de los dolores corporales de su edad.

—¿Encontraste a la niña? ¿Se encuentra bien?

Alpiers se precipitó con una expresión llena de preguntas hacia Cassius, luego deslizó su mirada hacia la dormida Thiel.

La nieta que yacía en medio de la enorme cama era muy pequeña y demasiado delgada... También parecía sumamente indefensa.

Siendo así de pequeña y diminuta, no era de extrañar que los sirvientes no hubieran podido encontrarla.

Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora