✨Capítulo 30✨

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—Mi señorita, ¿se encuentra bien? —preguntó Leah mientras tocaba la frente de Thiel.

Thiel sintió, frotándose los ojos somnolientos con su manga.

—Sí, estoy bien. Por cierto, ¿está bien el hermano Ferdi?

El último recuerdo que tenía era que abrazó a Ferdi en el salón de entrenamiento. Después de eso, no podía recordar ni una sola cosa como si la tinta se hubiera derramado y cubierto su campo de visión.

De repente, la puerta de la habitación se abrió en silencio y entraron dos personas conocidas.

Se trataban de Ferdi y Ludian.

Los ojos de Thiel se llenaron de alegría.

—¡Thiel!

Al ver a Thiel despierta y apoyada contra el respaldo de la cama, Ferdi y Ludian gritaron su nombre al mismo tiempo y se acercaron corriendo.

Ferdi y Ludian habían sido llamados por Cassius para contarles sobre todo el abuso que Thiel había vivido en la mansión Nestian.

El rostro bien cuidado de Ferdi era un desastre al igual que el de Ludian.

Thiel extendió la mano, desconcertada por el aspecto desaliñado de sus dos hermanos mayores.

—¿Hermanos...?

—Thiel, ¿estás bien? —preguntó Ferdi con ojos preocupados.

Ferdi y Ludian se culpaban a sí mismos por el colapso de Thiel y de los problemas en los que se encontraban Cassius y Alpiers. Especialmente Ferdi se sentía culpable.

«Si no me hubiera descontrolado... Thiel no habría colapsado.»

Cuando cerraba los ojos, Ferdi podía imaginarse a Thiel cayendo.

—Hermanos.

Thiel no sabía sobre los pensamientos de Ferdi y Ludian, pero se dio cuenta de que estaban muy preocupados.

Thiel colocó ambas manos sobre las mejillas de Ferdi y asintió.

—Estoy bien, de verdad. Por cierto, hermano Ferdi... ¿Estás bien?

Thiel examinó el estado de Ferdi con mirada temblorosa.

«¿Está bien ahora?»

Afortunadamente, Ferdi se veía un poco desaliñado, pero no parecía estar en peligro o estar sufriendo como antes.

«Gracias a Dios.»

Thiel sonrió brillantemente.

—... Thiel, en un momento como este, deberías preocuparte por tu condición y no por la de los demás —murmuró Ferdi.

—¿Qué hubiera pasado si no se calmaba? ¡Casi resultas herida!

—Pero...

—¡Pero nada! ¿Sabes lo sorprendido que estaba? Solo eres una niña que debería haber estado muerta de miedo... —murmuró Ludian.

Thiel mostró una expresión desconcertada.

—Ludian, cálmate.

—¿He dicho algo equivocado? ¡Sabes lo sorprendido que estaba!

Saltaron chispas entre Ludian y Ferdi.

Las preocupaciones sobre Thiel de repente se convirtieron en una guerra de nervios entre ambos hermanos.

Thiel de inmediato agarró la mano de Ludian.

—¡Estoy realmente bien! No debes preocuparte por mí. Me aseguraré de tener cuidado a partir de ahora y...

Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora