Como nací siendo una híbrida y mi abuelo materno abusó de mí porque era una niña inútil que no heredó ninguna habilidad de la familia de mi padre o madre, y finalmente terminé muriendo. Por alguna razón regresé al pasado con mis recuerdos, pero mis...
La expresión de Ferdi se congeló por un momento cuando sintió el toque de la mano de Thiel, luego giró la cabeza para mirarla con cautela.
—Hermano, no será peligroso si vienes conmigo.
—... Mmmm.
Por alguna razón, se sentía extraño.
Ciertamente hasta hace un momento pensaba que Thiel era una existencia muy curiosa y problemática, pero por extraño que pareciera, no tenía ganas de negarse a su petición.
—Thiel, ¿qué hay de mí? —preguntó Ludian con expresión insatisfecha.
Thiel reflexionó por un momento y finalmente agarró la mano de Ludian.
—Bueno, entonces, el hermano Ludian también podría...
—No, Thiel. Ludian tiene trabajo que hacer, así que iré yo en su lugar —dijo suavemente Ferdi mientras apartaba la mano de Ludian de la de Thiel.
«Sí, todo esto es para vigilar a Thiel.»
—¿Qué? ¡N-No tengo nada que hacer...!
—¿No recibiste la asignación de la Academia? Tareas relacionadas con el uso de diferentes poderes. La cantidad es bastante, ¿no deberías empezar ese trabajo con antelación?
—Este tipo...
Ludian miró a Ferdi como si fuera a golpearlo, pero de inmediato se calmó y mostró una expresión lamentable porque Ferdi no estaba equivocado.
—Vamos juntos, Thiel. Cuidado al levantarte.
Como si Ian fuera invisible, Ferdi tomó la pequeña mano de Thiel y la ayudó a levantarse.
El rostro de Thiel se iluminó y asintió.
—S-Sí...
—Tú realmente...
Ian miró a Ferdi con ojos llenos de disgusto, sin embargo, a Ferdi no le importó y miró a la criada, que arreglaba cuidadosamente el sombrero y vestido de Thiel.
—¿Has preparado el salón?
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—Realmente no sé por qué —murmuró Ludian mientras agarraba con brusquedad un pergamino amarillo.
Era un pergamino limpio y sin una sola gota de tinta, pero Ludian no parecía tener intención de escribir.
—Ese bastardo de Ferdi...
Ferdi y Ludian eran gemelos, así que se conocían muy bien.
Por mucho que Ferdi fuer abueno ocultando sus emociones, no podía engañar a los ojos de Ludian.
—Estúpido bastardo.
Ludian insultó a Ferdi y recordó la primera vez que escucharon la noticia.
