✨Capítulo 2✨

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La niña recogió apresuradamente un fragmento de espejo roto que estaba tirado en el suelo.

Tenía demasiada prisa, así que los bordes afilados cortaron levemente las yemas de sus dedos.

Thiel abrió los ojos de par en par porque lo que estaba reflejado en el fragmento de espejo era una niña de aspecto demacrado con las mejillas ahuecadas, cabello blanco reseco y ojos dorados.

—Realmente... Estoy viva —murmuró Thiel mientras tocaba el fragmento de espejo—. ¿Cómo es posible...?

Claramente murió en el balcón de la oficina de su abuelo.

Al cerrar los ojos, todavía podía recordar claramente los gritos de su abuelo e incluso el balcón frío y desolado...

«¿Estoy soñando?»

Thiel miró inexpresivamente el fragmento de espejo que tenía en la mano, y repentinamente una gota de sangre brotó de un dedo que fue cortado por los afilados bordes.

«No es un sueño, en verdad estoy viva.»

El dedo cortado y adolorido era una prueba clara, además...

«Esto...»

Thiel levantó con cuidado su desordenado flequillo, donde debajo se podía ver claramente una gran herida.

Esa herida fue causada un mes antes de morir, precisamente cuando cayó por las escaleras tras ser empujada por Rowen.

Justo antes de morir, la herida casi se había curado, pero ahora estaba fresca.

—Parece haber sido causada ayer —murmuró Thiel, tocándose con cuidado la herida de la frente—. Auch...

El lugar de la herida hormigueaba y también había una fina mancha de sangre en la punta de sus dedos.

—¿Regresé al pasado? Pero cómo...

Cuando Thiel miró las palmas de sus manos llenas de cicatrices, una tenue luz brilló y se desvaneció al instante.

—¿Vi mal?

Thiel se frotó las palmas de las manos, pero la luz no volvió a aparecer.

—Debo haber visto mal.

No era extraño ver una alucinación porque prácticamente acababa de resucitar de entre los muertos.

Thiel dejó de mirar las palmas de sus manos y levantó lentamente la cabeza. De inmediato, en sus ojos se reflejó el techo del ático lleno de telarañas polvorientas.

Había regresado al pasado, lo que significaba que volvería a morir en un mes si se quedaba sin hacer nada.

Thiel entrecerró los ojos.

Las voces de su abuelo y su tía seguían resonando en sus oídos, y el aire frío del balcón permanecía en su corazón congelándole el cuerpo.

«No quiero morir de nuevo... Ni volver a estar en ese balcón.»

Thiel pensó mientras se tocaba el pecho con sus pequeñas manos.

«Tampoco quiero escuchar las risas de mi familia mientras yo... Muero.»

Thiel se frotó los bordes de sus ojos con las mangas de su ropa vieja.

Sus ojos se enrojecieron por haber sido frotados con la áspera tela, sin embargo, Thiel ni siquiera notó el ardor y tomó una decisión.

«Voy a escaparme. Incluso si me pierdo y muero sola, huiré.»

Thiel asintió vigorosamente.

«Pero, ¿a dónde puedo ir?»

Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora