✨Capítulo 33✨

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~El día de visita al Templo~

Leah arregló a Thiel con más esmero que de costumbre porque a pesar de que era una salida no oficial, se trataba de la primera salida de Thiel.

De entre los vestidos que le regaló Ian, Leah escogió un vestido rosa con muchos volantes y cintas para Thiel. Además, le ató su abundante cabello blanco a ambos lados y le puso un lindo gorro con muchos adornos.

Incluso le puso unos bonitos zapatos, de modo que apenas se le reconocía a Thiel a comparación de cuando llegó a Asterian.

Gracias a haber comido mucha comida deliciosa durante su estancia, sus lindas mejillas ahora estaban regordetas y enrojecidas. Sus grandes ojos estaban llenos de vida y su cabello, antes quebradizo, ahora brillaba.

Cualquiera que mirase a Thiel podía darse cuenta de que se trataba realmente de una señorita perteneciente a una gran familia aristocrática.

Leah, satisfecha con su trabajo, condujo a Thiel hacia un gran espejo de cuerpo entero.

—¿Qué le parece, señorita? ¿Le gusta? —preguntó Leah cariñosamente, apretando suavemente los hombros de Thiel.

Thiel se quedó con la mirada perdida en el espejo y asintió distraídamente.

«No puedo creer que sea yo...»

Era una apariencia que nunca había imaginado cuando estaba en Nestian, donde Rowen siempre le decía que era una mestiza vulgar y fea... Sin embargo, ahora su blanco cabello y ojos dorados le daban un destacado encanto.

Thiel se sonrojó por la vergüenza y miró a Leah.

—Me gusta, Leah. Gracias por hacerme ver bonita.

—Mi señorita es muy bonita. Le aseguro que entre todas las señoritas nobles de la edad de mi señorita, no existe nadie tan bonita como usted.

El rostro de Thiel se enrojeció aún más por los elogios de Leah.

De repente, alguien llamó a la puerta, así que Leah se acercó rápidamente y la abrió.

—Thiel.

De pie frente a la puerta estaban Ferdi y Ludian, los dos hermanos mayores de Thiel.

A diferencia de su atuendo habitual, donde disfrutaban vistiendo camisas cómodas, Ferdi y Ludian estaban usando chalecos y chaquetas de seda con bordados dorados.

Los ojos de Thiel se curvaron como medias lunas de alegría al ver a sus hermanos bien vestidos.

—¡Hermanos...!

—Hoy te ves muy bonita. Te queda genial ese vestido rosa.

—Sí, así es. Tengo que llenar tu armario con vestidos rosas. Pareces una muñequita vestida de esa forma.

Ludian soltó una risita e intentó acariciar la cabeza de Thiel, pero se detuvo inmediatamente porque no quería arruinar su peinado cuidadosamente acomodado.

Thiel miró a Ludian con cara de extrañeza cuando Ludian alejó la mano.

«¿Por qué no me acaricias?»

Durante su estancia en la mansión Asterian junto con Cassius, Alpiers, Ferdi y Ludian, Thiel se acostumbró a las caricias, abrazos y a tomarse de las manos. Por esa razón, ahora se sentía un poco triste.

Como si Ferdi entendiera los sentimientos de Thiel, se acercó y la cargó cuidadosamente para que no se arrugara.

Thiel envolvió sus brazos alrededor del cuello de Ferdi mientras era cargada.

Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora