✨Capítulo 10✨

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—¿Dónde está la niña? ¿Dónde está la niña? —preguntó el Duque Ewald mientras saltaba del carruaje, habiendo dejado su bastón.

Alpiers Ewald Asterian era un Duque que siempre llevaba a todas partes su bastón, pero ahora no era momento para preocuparse por eso.

Se suponía que tendría una cena con el Emperador, pero canceló eso cuando escuchó la noticia de Parden. Después de todo, no podía comer tranquilamente cuando escuchó que estaba viva la nieta a la que creía muerta.

Por fortuna, el Emperador era un buen amigo, así que lo dejó ir tranquilamente.

—Guíame hacia la niña... No, no... primero llama a Cassius —ordenó Alpiers a una doncella.

El Duque permaneció en el salón principal hasta que la doncella regresó, sin pensar en quitarse la chaqueta o ir a su oficina.

No mucho después, Cassius entró al salón principal.

El rostro de su hijo, que no había visto en un tiempo, parecía estar un poco demacrado.

—¿Dónde está la niña? ¿Estás seguro de que es la hija de Lena? —preguntó apresuradamente el Duque sin saludar a su hijo Cassius.

—... Se encuentra en la habitación de Olivier. He pedido una prueba de paternidad, pero... Estoy seguro, padre. La niña es un leopardo de las nieves, pero sus ojos son dorados —dijo Cassius y señaló sus pupilas—. Como los de una pantera negra.

El Duque suspiró aliviado tras escuchar las palabras de Cassius.

—Necesito ver a la niña de inmediato.

—Ahora está durmiendo. Sería mejor que solo veas su rostro y salgas —respondió Cassius con firmeza.

El Duque asintió.

Cassius, el Duque y el mayordomo Parden se dirigieron a la habitación de Olivier, donde dormía la niña.

Al llegar frente a la habitación, Cassius abrió silenciosamente la puerta. Por fortuna, la niña seguía durmiendo profundamente.

—... Solo mira su rostro y sal.

—¿No dije que lo entiendo? Tch, eres un tipo molesto...

El Duque refunfuñó y abrió la puerta un poco más para ver el rostro de su nieta.

Una niña de ondulado cabello blanco como la nieve estaba recostada en medio de la cama, durmiendo plácidamente.

El Duque entró cautelosamente a la habitación, por otra parte, Parden y Cassius lo esperaron fuera para no despertar a la niña.

Era la primera vez que veía a su nieta que creía muerta, así que un sentimiento indescriptible brotó desde lo más profundo de su corazón y sus ojos le ardieron como si estuviera a punto de llorar.

Era la primera vez que veía a su nieta que creía muerta, así que un sentimiento indescriptible brotó desde lo más profundo de su corazón y sus ojos le ardieron como si estuviera a punto de llorar

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Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora