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No sabía qué responder, estaba en total silencio. La canción que Eduin acababa de cantar me había conmovido bastante, sentía un remolino de emociones. Estaba conmovida con sus palabras, las cuales sabía que eran totalmente ciertas aunque me costaran aceptarlas. Sentía gratitud por mi amigo, se encontraba a las diez de la noche en mi casa solo para desearme unas buenas noches, y vaya que lo había logrado con su dulce voz. Por otro lado, sentía rabia por lo entrometido que podía llegar a ser con las cosas que sentía.

—Eso ha sido todo, buenas noches, Jade — se acercó para darme un abrazo, pero a centímetros de mí se lo replanteó y se alejó, dándome una sonrisa.

Había deseado ese abrazo, me hubiese gustado haber roto yo el espacio, pero no me había atrevido, y él respetó mis pocas ganas del contacto físico. Ni siquiera lo acompañé a la salida, y ya cuando salí de la sala de estar no estaba, se había ido a su casa. Subí a mi habitación en silencio y busqué la canción por su letra "Corazón cosido". Reproduje esa canción no sé cuántas veces esa noche.

....

A la mañana siguiente ya era domingo, domingo en el que no tendría que asistir a la iglesia con mi madre, pero si considerar la propuesta de Lucas e ir al congreso. Y la verdad es que no estaba dispuesta a ir sola, sentía todas esas miradas que seguramente no serían hacia mí, pero no me arriesgaría, al menos que fuese con alguna persona. Eran ya las cuatro y en dos horas empezaba el congreso, sabía que si se me hacía tarde no iría, así que me anime

                                                                                                                           : ¿Tienes planes para el día de hoy?

Envié el mensaje que, a diferencia de las otras veces, tardó un poco en responder. Mi nerviosismo creció al ver que se había conectado y estaba escribiendo.

Eduin: Sí, lo siento :(

: No pasa nada, descuida :)

Imité el gesto de enviar el emoticono con signos. Vi cómo volvía a escribir, pero el mensaje nunca llegó y él se desconectó. No sabía qué hacer, realmente tenía esa sensación, necesidad e incluso curiosidad por asistir, no era necesario que Lucas sintiese mi presencia, pero en el fondo sí tenía ganas de apoyar a la agrupación de alabanzas de la que en un tiempo fui parte. Cuando cantaba con ellos, la iglesia no era tan grande y no teníamos el reconocimiento que ahora ellos tienen. Seguro el problema era yo.

La única opción viable si enserio deseaba ir era invitar a mi padre. No lo pensé mucho, si lo seguía reconsiderando, no me animaría. Después de todo, las cosas habían sido un poco menos tensas.

Te va a rechazar.

Omití los pensamientos, aferrándome a la frase de Eduin "no creo que te quiera en su casa si estorbas". Entré a la oficina de mi padre, donde se encontraba con una pijama a pesar de la hora, tenía los pies cruzados encima de su escritorio y escuchando a alguien por teléfono con poco interés.

—Tengo que cortar, te llamo luego — murmuró al verme. Supuse que había utilizado mi presencia como excusa para terminar aquella llamada — Sí, ya sé que esto es importante. Luego te llamo y si no lo hago, no lo hagas tú — cerró el teléfono para darme toda su atención, bajando sus pies del escritorio.

—¿A qué debo tu visita? — preguntó con una sonrisa.

—Me han invitado a un congreso en unas horas — empecé.

—Tienes permiso, confío en Eduin.

—No se trata de él — murmuré, tomando asiento frente a su escritorio — Es el líder de alabanzas en la que participaba y bueno, ha insistido bastante con mi presencia.

Encuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora