Mini maraton/2
Sus hombros se tensaron ante mi presencia. Me quedé quieta mirándolo por un momento; pensé que me despediría o que me fuera de la mesa o algo por el estilo, cosa que hubiese hecho yo en su lugar, pero solo me miró y se sentó a mi lado, ignorando la tensa situación.Me sentía demasiado incómoda después de la manera en que lo había tratado ese viernes. No dije nada y él hizo lo mismo. Las cosas no fueron tan tensas considerando lo parlanchina que resultó ser Sara. Su hermano la contradecía en todo lo que decía y Jacob, por su parte, nos daba unas cuantas miradas mal disimuladas, posando sus ojos en mí y luego en su primo para posarlos otra vez en mí.
Hablar con los chicos ayudó a relajar el ambiente y, en un momento, Eduin se disculpó alejándose de la mesa para no volver más. Luego, todas las luces de la gran sala se volvieron más tenues, volviendo el foco de luz las escaleras donde se encontraba el señor Edgard con una gran sonrisa.
—Estoy muy feliz de que cada año, todos seamos partes de esta reunión —informó con su respectiva sonrisa.— Como cada año, esto es con el fin de hacer negocios entre nosotros y celebrar lo mejor de cada una de nuestras empresas.
—Siempre hace un discurso parecido —murmuró Sara a mi lado.
—¿Por qué es tan importante?
—La reunión o Edgard.
—Ambos.
—Es simple, beneficios para todos. Aquí estamos rodeados de personas con empresas, y Edgard es el dueño de varias franquicias de hospitales que se han vuelto importantes por sus renombrados clientes —señaló toda la sala con disimulo.
—Y los demás, ¿qué ganan?
—Esto es un círculo, Jade. Mi padre, por ejemplo, tiene casi la mayoría de sus empresas asociadas al hospital; sus trabajadores importantes también lo consumen. Mi padre, si tiene suerte, hoy quiere proponerle negocios al tuyo —explicó.
—¿Negocios de qué? —volví a preguntar y agradecí el hecho de que a Sara no le incomodara hablar.
—No lo sé, querida. Mi papá es dueño de unas empresas de textiles y entre los pocos que le faltan por negociar está tu padre, y si eso pasa, seremos muy unidas. Si no, también, pero entenderás lo tenso de la situación —habló rápidamente, como de costumbre.
Me quedé en silencio, tratando de entender, y Sara debió darse cuenta de mi desconcierto al resoplar.
—Mira a Jacob —le señaló con la vista al que posaba su atención en su tió—. Su padre creó una fundación de ayuda, y él, como líder de Los Doce Discípulos de jesús, intervino logrando que su padre done dinero a los que Los Doce Discípulos consideren al visitar los hospitales del señor Edgar. Son muy reconocidos por sus buenas obras —explicó nuevamente, y yo asentí.
Unos aplausos dieron la bienvenida a su hijo, junto a él con una copa en la mano, al igual que su padre. El parecido físico era impresionante entre ellos: ambos bastante altos, de cuerpo erguido y un semblante tenue pero llamativo, y me pregunté dónde estaría su madre.
—Como cada año, no creo que pueda agregar más que mi padre, pero sin duda me alegra saber que Dios nos ha regalado la oportunidad de vernos un día más. Esperemos que según su gracia y misericordia, todos estemos satisfechos al final de la noche.— propuso Eduin.
—Amén —dijeron todos al unísono y chocaron sus copas unos con otros.
En ese momento, con solo una luz hacia él, me permitía ver más de él y lo hermoso que era: su pelo negro estaba peinado en ondas suaves, su traje color negro se ajustaba a su figura perfectamente, tenía una mano en el bolsillo de su pantalón que arrugaba su traje y permitirme ver sus grandes manos. Había entendido el interés de la empleada por él.

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Encuentro.
Romance''¿Existe el amor? No, no quiero que piensen que necesito amor. ¿Podré yo amar a alguien sin lastimarle?'' Jade prefiere evitar las preguntas que encontrar las respuestas, prefiere esconderse antes que luchar o siquiera correr. Decidió jugar un jueg...