Capítulo VII. La noche de bodas parte I: El descubrimiento de una Sirena.

1.2K 98 3
                                    


Arianna.

- "Comprendo que me quieras darme una sorpresa Keanu, pero entre una cosa y otra, llevamos viajando más de tres horas, y aun no me has dicho a donde vamos, hemos pasado de Madrid a Valencia, y ahora llevamos media hora en limusina hasta el puerto. ¿Me vas a decir de una vez dónde vamos?, a esto sigue así se hace de día, y me voy a pasar mi noche de bodas viajando, encima con un acompañante serio, que no suelta prenda, y que, desde luego, que no cumple con su deber..."- me tuve que controlar, al decir las últimas palabras.

- "Vaya llevo demasiado tiempo con Miriam y se me están pegando algunas de sus manías, ¿Cómo puedo ser tan descarada, y exigirle a mi marido, que acabe ya con su viajecito y que me lleve a la cama de una vez?, ¿quién eres tú? y, sobre todo, ¿Dónde está la Arianna locuaz y razonable?, ¡Dios mío! Casarme con un Powell, y exactamente este Powell, me ha vuelto loca."- pensé, mientras agachaba la cabeza, ni loca volvía levantarla para toparme con esa mirada de burla que de seguro tendría Keanu, al ver que su nueva esposa, estaba más deseosa de arrancarme la ropa, que en tener una luna de miel, romántica y excitante.

- "¡Vaya! Decididamente ha tardado poco en asumir su papel de esposa, señora Arianna Powell, ya está recriminando a su marido, que no cumple con sus obligaciones maritales, y eso, para mi ego, no puede ocurrir de ninguna de las formas, yo todo lo hago bien, hasta ser el marido más atento."- el despotismo burlón de sus palabras, me hicieron mirarlo, ¿Cómo se podía ser tan egocéntrico?

Pero justo en ese momento cuando nuestras miradas se quedaron enganchadas una en la otra, y sin decirnos nada, mientras mi corazón comenzaba a latir como si participara en una carrera de galgos, sentí como el coche se detenía, y de los labios de mi marido salían unas palabras que me dejaban claro, que esta noche todo en mi mundo podía cambiar, y que ese día tan esperado por los dos, había llegado al fin.

- "Bienvenida Arianna Powell, a la primera noche del resto de tu vida, recuerda que para siempre te amaré, y que, si no te llevo ahí dentro en diez segundos, pienso hacerte mía dentro de esta limusina, llevo tres horas, y lo que me ha parecido toda una vida, controlándome a duras penas para hacerte mi mujer en cuerpo y alma, pero ya no puedo aguantar más, te deseo como a ninguna mujer en este mundo y fuera de él, y saber que ya eres mía, lo pone aún más difícil, ¿Entraras conmigo dócilmente? O ¿Tengo que llevarte en brazos hasta mi cama?"- me dijo con una voz ronca, que era puro deseo contenido.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que estábamos frente a un enorme yate, de proporciones gigantescas.

- "Creo que prefiero ser arrastrada al interior en tus brazos, dudo que después de lo que me acabas de decir pueda caminar ... ni respirar."- dije en un hilo de voz totalmente colorada, mientras mi cuerpo se encendía como si yo fuera una caldera.

Si mi hombre conseguía encenderme así con sólo hablarme, cuando me tocara, entraría en autocombustión seguro.

- "Lo que ordene señora Powell."- me dijo saliendo de la limusina.

Y tras dirigirse al lado donde yo estaba sentada, donde previamente también la puerta ya había sido abierta por uno de los escoltas, me levanto en sus brazos, y con paso decidido, sin mirarme, ni hablarme, comenzó a llevarme cargada, hacia ese gran yate que nos esperaba.

Íbamos en silencio, mientras yo lo miraba, sin poder evadir mis ojos de su cara, mientras recorría con mi mirada cada curva de su mentón, la prominencia de sus pómulos, el perfil perfecto de sus labios, así como el brillo hipnótico de sus alterantes ojos azules.

Por mi cercanía, mi mano que tenía apoyada en su pecho, mientras mi otro brazo le rodeaba el cuello, supe que el imperturbable señor Powell, no estaba tan tranquilo como aparentaba, en mis manos podía sentir el latido de su corazón, que, en su bombeo loco, se igualaba al mío, así de fuerte le afectaba yo.

Matrimonio Concertado con el CEO: Esclavo del deseo #Libro 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora