Capítulo VI. Los miedos de la señora Powell.

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Arianna.

- "Ese ya no es tu trabajo, lo sabes, tu trabajo es estudiar y prepararte, sé que quieres ser empresario, y así ayudar a tu hermana con su herencia, pero sabes que, como futuro empresarios, debes ser el mejor, la familia no espera menos de ti, ya sabes a prepárate y estudiar mucho. ¡Ah! y si te salen bien los exámenes, comenzaremos con las clases para que te saques el carnet de conducir, como me pediste. Y quién sabe, si eres cuidadoso, maduro y atento, incluso cuando te lo saques, hasta puedes elegir tu primer coche."- esa parte de la conversación que Keanu mantuvo con mi hermano, en esencial la última parte, seguía rebotándome en la cabeza durante todo el trayecto al aeropuerto.

En un principio le iba a recriminar que le hubiera dicho a un niño, como mi hermano, el cómprale un coche si se sacaba el carnet, ¡si aún le quedaban dos años!, mejor dicho, una año y medio, para cumplir la mayoría de edad, ¿por qué le había hecho esa promesa?

Conociendo a Marcos, se la iba a tomar al pie de la letra, y no se le iba olvidar, se va a meter a estudiar, pensando en su carnet y en su coche nuevo, el que le iba a regalar su cuñado. Si yo tengo voto en todo esto, que lo tengo, prefiero que él nunca se acerque a un coche.

Estaba tan concentrada rumiando mi ira y mis miedos, que no me había dado cuenta de que hacía más de diez minutos, que permanecía callada rígida, con la cara contraída, mirando por la ventana, mientras el responsable de mi malestar me miraba desde su asiento, con una sonrisa en los labios, observando fascinado como mis pensamientos iban cambiando la expresión de mi cara.

- "¿Vas a comenzar a reprenderme ya por lo que sea que haya hecho, o te vas a seguir manteniendo tan adorablemente rígida, mientras en tu cara leo, cada uno de los reproches que quieres hacerme, señora Powell?"- mi reacción lógicamente ante tan descarada pregunta, no se hizo esperar, más bien fue como cuando a una presa le abres el dique de contención, todo se desborda.

- "Y bien, ¿Por qué tenía que contenerme? él fue quien lo provoco todo, y luego hizo la estúpida pregunta"- me dijo mi conciencia en alto, mientras yo soltaba la batalla de reproches a un impávido Keanu, que me miraba sin apartar la vista de mí, en silencio.

- "Se puede saber en qué estás pensando, con eso del coche, y el carnet, Marcos es sólo un niño, y muy inconsciente, dicho sea de paso, a raíz de su comportamiento este último medio año, la adolescencia lo tiene abducido, no necesito más preocupaciones que la que ya me da. Su deber aparte de estudiar es intentar que a su hermana no le dé un colapso antes de que madure, y para colmo aún le queda a Guille pasar esa fase, ¿qué vas a hacer comprarle un coche también a él, para que yo no duerma nunca más el resto de mi vida?"- mientras mis reproches iban en aumentó, la sonrisa de Keanu se ampliaba, y como buena mujer en plena crisis de ira y preocupación, más sonreía, más me enfadaba su actitud.

Había ocasiones que Keanu Powell, era totalmente desesperante.

- "No son ocasiones, es la mayoría del tiempo, ese CEO tozudo, arrogante, seguro de sí mismo e infinitamente alterador, te saca de quicio, te enfurece, y te lleva al límite, pero por eso también lo adoras, prefieres enfadarte y discutir con él mil veces más, que vivir una vida tranquila, monótona, sin preocupaciones, sin su excitante presencia, la vida es mucho más divertida y estimulante a su lado."- me dijo mi maldita conciencia haciéndome callar, y mirarlo aún más seria.

- "¿Qué te parece tan divertido, estúpido CEO?"- le dije en un hilo de voz, ya cansada de ser el centro de diversión del primogénito de la familia Powell.

-"Sinceramente señora Powell, no sabes los deseable que se vuelve cuando pierde el control, y deja que su pensamientos divaguen en esa cabeza que tienes, sé que todo lo que me estas reprochando son tus miedos, pero hay algo que tienes que pasar como madre, es una fase difícil, y para muchas bastante traumática, pero debes dejar crecer a tu hermano, a sus edad en Estado Unidos, ya llevarían una año conduciendo, y gracias a dios, Marcus es un chico muy responsable, su rebeldía radica en que no lo dejas crecer, y piensas que aún es un niño pequeño, deberías oírte, cuando hablas de él. Son tus miedos los que le impiden verlo, él y Guille, en su momento, crecerán y querrán seguir su vida, eso es algo que debes aceptar, y estar a su lado para cuando te necesiten, escúchalo, pero tratarlo como a un adulto, por mucho que te parezca una chorrada lo que él te está diciendo"- me dijo con clama y paciencia, si alzar la voz en ningún momento, y eso me molestaba, me sentía como si fuera una niña pequeña reprendida por su padre.

Matrimonio Concertado con el CEO: Esclavo del deseo #Libro 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora