Entrada 7

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De acuerdo, tal vez la descripción que di de Joan no haya sido la más favorable que se pueda dar a alguien que sigue su sueño por encima de todas las cosas a su alrededor, pero ciertamente su actitud para con ello no es específicamente algo digno de ser respetado ante las demás variantes que proponían mis anteriores palabras.

Según sé ahora solo se trataba de un fracasado de 36 años que vivía en una de las muchas casas de las cuales su padre era propietario, habiéndose convertido en un inútil mantenido por la pena que le da a sus padres por haberlo fomentado a estudiar algo con una salida laboral mínima, además de que todo lo que el hiciera podría ser considerado como una muy elaborada estafa que buscaba sacar la mayor cantidad de dinero de cualquiera de sus potenciales clientes.

Sin embargo el cabrón tenia estudios suficientes como para parar un tren: Teología, psicología, parapsicología, espiritismo y una maestría en psicología forense; convirtiéndose (lastimosamente) en la única persona a la que pudiera contarle todo lo sucedido sin temer ir a un psiquiátrico (otra vez) y que este pueda serme de alguna ayuda.

Ya me encontraba en frente de una casa de dos pisos con piscina en el patio trasero, localizada en el Urubo, sin duda alguna una de las zonas más caras y mejor protegidas en todo Santa Cruz, razón por la cual las casas de este particular condominio no tenían paredes altas y solo una pequeña hilera de arboles que separaba las diferentes casas, dejando a plena vista las diferentes excentricidades de sus diferentes habitantes.

Joan abrió la puerta, vestía con shorts y polera, como si acabase de salir de una parrillada, encontrándose en uno de sus muchos días libres.

La conversación fue bastante regular siguiendo las típicas preguntas de cortesía ¿Cómo estas? ¿Qué tal tu vida?¿Qué estas haciendo?¿En qué trabajas ahora? y porquerías así.

"Cuando hablamos por teléfono hablaste de un caso que me podría interesar" preguntó cuando por fin no sentamos en el sofá a discutir el motivo de mi llegada "¿De qué se trata?"

"Hace unos días fui a ver un niño al hospital..." comencé a narrar los hechos que ocurrieron desde que hablé por primera vez al chico en el hospital hasta hoy al medio día que me colé en su casa para hablar con el directamente incluso de la leyenda de las personas desaparecidas en Camiri, obviando la forma en la que yo estaba ligada a Daniel y de como sabía que este había muerto, no quería hablar de eso.

"Él hizo todos estos dibujos."

Le ofrecí todos los dibujos que tenia guardados en una mochila azul que lleva más de 10 años conmigo. Joan miro con detenimiento uno por uno de los dibujos,

"Alejandro los describe como niños, dice que todos se turnan uno por uno para acompañarlo cada que duerme, mientras los demás duermen o se quedan letárgicos"

"Como si estuvieran llorando" complementó Joan.

"¿Ya tienes alguna idea de que podría estar sucediendo?" interrogué esperanzada.

"Hasta ahora no tengo evidencia suficiente como para sospechar de que realmente sea un evento de causas sobrenaturales o de algo que me pueda interesar"

El piso comenzó a moverse bajo mis pies de nuevo.

"Pero todo lo que te conté "abogué.

"Todo lo que me dijiste tiene explicaciones más lógicas" contestó "Nada más es un niño con mala suerte, y con una enfermedad rara al que le gustan las historias de terror y llamar la atención"

"¿Y los dibujos que hizo?"

"Es un niño, les gusta hacer este tipo de cosas creo que tu misma has visto seguro un montón iguales o peores"

Caso 7B: Casa ViejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora