7.-

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-Necesito su ayuda-

Cellbit no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Primero la impresión de recibir una llamada del chico que no salía de su cabeza y que parecía evitarlo a toda costa, lo había asombrado, e incluso le pedía ayuda. Wao, ¿qué estrella se caería del cielo?.

-En lo que desees- respondió sonriendo. Sabía que no tendría que esforzarse mucho. Él llegaría a su lado por cuenta propia, no tendría que mover ni un solo dedo. Y esa llamada era el inicio de todo - ¿Qué quieres que haga por ti, guapito?- dijo de forma sensual.

-¿Conoce algún hospital donde hagan la prueba de género, de forma segura y anónima?- Roier al parecer ignoró su insinuación.

Cellbit se tomó unos segundos en responder.
Si le pedía algo como aquello quería decir que estaba dudando de que era un beta. Eso era buena señal.

-El hospital privado al que asisto-

Él volvió a tardarse en responder, Cellbit concluyó que se estaba tomando su tiempo para medir sus palabras.

-¿Cuánto costará?- por supuesto que venía la pregunta. Roier era director de un departamento por lo que no debía irle mal, pero a diferencia de él que era millonario, como que la brecha era grande y más a él que le gustaba la atención especializada.

-El costo es- sonrió por lo que iba a decir- un beso tuyo, si sabes a que me refiero-

Esta vez no fueron segundos, Cellbit creyó que había colgado, hasta que su voz salió algo inestable.

-Está bien-

Eso lo tomó desprevenido y su corazón comenzó a latir rapidamente. Tanto quería besarlo que, él le respondía si, y actuaba como un adolescente.

-¿Cuándo quieres que te lleve? La clínica está a una media hora de aqui-

-Después de la reunión de esta semana con los nuevos operadores de marketing-

Cellbit estaba tan motivado con salir con él que había olvidado ese pequeño detalle.

-Como digas, estaré esperando el día, mi omega-

Lo sintió chasquear los dientes del otro lado y casi podría jurar que lo escuchó murmurar "Tu culo pendejo".

-Hasta mañana- Dijo Roier antes de colgar.

Cellbit esperaba que hiciera un escándalo y le dijera directamente que no era su omega o que no le dijera palabras así, pero eso era cosa de jovencitos y a pesar de que el chico no tenía ni un cuarto de siglo cumplido parecía más maduro para su edad.

Dejó el teléfono sobre la mesa y se recostó cómodamente sobre su silla olvidándose de todo trabajo pendiente. Su mente estaba enfocada en otra cosa. Había escuchado hablar y leído sobre las parejas destinada, pero nunca pensó que sería tan..especial. Era más intenso, más salvaje, más profundo que todo lo que había vivido y sólo conocía apenas detalles de su pareja. Eso lo solucionaría dentro de poco.

Ya la duda de que era un beta estaba plantada sólo tenía que germinar y sería cuestión de tiempo para que por fin pudiera tenerlo junto a él.

Su entrepiernas latió y miró hacia abajo.

-Como que alguien está de acuerdo conmigo pero en muy mal lugar- se lamió los labios resecos y su respiración se volvió otra vez agitada. Estaba excitado y la idea de llamar a su prometida para que lo relajara no le parecía apetecible. La imagen de su omega era lo único para lo que tenía mente.

Se levantó y cerró la puerta con llave. Él se encargaría solo de su cuerpo con la imagen de su pareja destinada, esperando tenerlo debajo de él completamente desnudo y sumiso a su persona.

No Soy Tuyo, Gatinho || Guapoduo || (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora