-Skeppy-la voz de BBH resonó detrás del alfa que se giró.
-Un momento- dijo al celular y enfocó al omega- Cariño dame espacio que estoy hablando de negocios- le lanzó un beso girándose, dándole la espalda de nuevo.
Él ni siquiera se inmutó. En cambio su mirada se fijó en el crucero que era visible del otro lado de los grandes ventanales de la estación.
Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de desaparecer nuevamente. Skeppy por fin colgó y lo encaró.-No te imaginas lo feliz que estoy de que en estos momentos estés al lado mío- acarició la mejilla de BBH- Esta vez vamos a ser realmente felices. Compré una casa nueva en las afueras de la cuidad donde no serás molestado.
BBH inclinó la cabeza. Una casa nueva para tenerlo como un ave en una jaula de cristal donde siempre lo esperaría cada tarde dispuesto. Con todos sus recuerdos intactos esa era la única conclusión que podía sacar.
-Cuando lleguemos te compraré un celular nuevo, así como ropa- miró la pequeña bolsa que tenía- Me alegra que te hayas deshecho de todo. Ahora comenzaremos nuevamente y en cuanto tengas tu celo te marcaré para que nadie pueda arrebatarte de mi lado y todos sepan bien quién es realmente tu dueño-
BBH quiso reír, pero se abstuvo. El alfa tenía todo planificado. Lástima que él no tenía ganas de formar parte de ese futuro.
A lo lejos se escuchó la orden de abordar el crucero y él le puso la mano sobre su espalda baja. BBH sintió como sus feromonas lo envolvían de forma dominante y pidiendo sumisión, como siempre él deseaba, esta vez cerró los ojos e intentó calmarse. No era momento de ser débil. Aun así se estremeció y Skeppy sonrió ante su reacción.
-Así es como me gusta- lo elogió complacido- Estoy tan agradecido que alguien tan sumiso como tú sea mi pareja destinada. Siempre me eres tan fiel- Agarró su mano con fuerza- Y esta vez no pienses que te voy a dejar escapar como aquella vez que huiste del hospital- le murmuró contra el oído- Ya sabes lo que pasará si eso ocurre-
Él tragó en seco. Tenía razón, Skeppy no había cambiado en nada. Se dejó arrastrar hasta el interior del crucero. El viaje sería de cinco días.
Días que serían muy largos.
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Cellbit revisó los papeles que Felps le había dejado antes. Sentado en el sofá de su apartamento, esperaba que Forever lo llamara pronto, pues todavía faltaban algunos minutos para que descendiera del avión en otro país.
-¿Has encontrado algo?- Roier se sentó al lado de él y le ofreció una taza de café. Estaba ansioso por también tener respuestas. BBH era después de todo su amigo.
-No mucho realmente- suspiró y se tomó todo el liquido de un sorbo- pero creo que con esto se puede hacer algo. Nunca me imaginé que alguien podía estar tan hundido en la mierda- le enseñó uno de los papeles- ¿Ves esto? ¿Crees que alguien puede procesar tanto dinero en un solo día de una sola cuenta?-
Roier miró lo escrito en el papel y su ceño se frunció.
-No soy la eminencia de la economía, pero con mi poco conocimiento de transacciones, como que este asunto se ve bastante sospechoso-
-Si tú lo ves así, ¿como piensas que lo veo yo?- se pasó la mano por el cabello castaño claro todo alborotado- Una empresa puede mover mucho dinero pero este siempre tiene un respaldo, lo raro es que estas ganancias no tienen una fuente fija ni de destino, ni de procedencia.
-¿Puede ser de droga?- él sacó la conclusión más lógica.
Cellbit negó con la cabeza.
-El mundo de la droga da bastante dinero, pero es fácil que te atrapen. La gente puede soltar la lengua- Buscó otro papel. A veces se preguntaba dónde demonios Felps se metía para conseguirle la información- Tráfico de omegas. Es ahora mismo el negocio más cotizado en el mercado negro. Los alfas y los betas ricos con cierto fetiche pagan mucho por tener un "buen espécimen" y más si es menor de edad, es asqueroso-
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No Soy Tuyo, Gatinho || Guapoduo || (Omegaverse)
FantasiaCellbit, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Roier, aunque hay dos problemas... Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Roier dice...