Cellbit estaba algo indignado, pero no cedió al disgusto.
-¿Por qué?- repitió con decepción y no pudo evitar que sus feromonas salieran, lo tenía en brazos embelesado, sólo era cuestión de tiempo antes que cediera -¿Acaso tu cuerpo no quiere estar conmigo?, ¿tú no quieres estar conmigo?
Yo puedo hacer que todo el malestar que está cursando tu cuerpo desaparezca-Eso ni el mismo se lo creía, llevaba esperando la llamada de Forever hace días con confirmación ya sabida de que era un omega y que le dijera que sustancia tenía en la sangre que le causaba estragos. No lo demostraba, pero la seguridad e integridad de su cuerpo como omega le preocupaba.
Era bien sabido que tomar supresores u otro medicamento para suprimir el celo durante tanto tiempo podía quizás no ser letal, pero sí muy nocivo. Solo esperaba que los resultados fueran positivos, pues no quería ver a su pareja destinada sufrir y que le fuera arrebatado el derecho a decidir si quería o no tener cachorros... Sus cachorros.
La idea lo hizo temblar de anticipación y pegarlo más a él moviendo inconscientemente su cadera haciendo que su creciente erección se rozara con la que también sintió por parte del chico, lo tenía excitado.
La sensación era muy intensa.
Metió su muslo entre los de él y desplazo la mano hacia su nalga apretándola y pegándolo a su cadera para que pudiera sentir su gran erección. Se sorprendió de lo suaves que eran y del volumnen que disimulaba con la chaqueta larga de su traje. Eran perfectas para sus manos. Sus dedos se desplazaron lo más adentro que pudo entre la unión de estas para palpar si estaba lo que quería, aunque se desilusionó un poco al encontrarlo seco.
La oyó gemir contra él, al descubrir una nueva sensación.
-Cellbit- lo llamó casi implorando y no supo la razón.
-Acepta irte conmigo, guapito- besó desde su mejilla hasta sus labios -Te haré ver el cielo las veces que quieras- devoró su boca introduciendo su lengua y enredándola con la de él, tan profundamente que sus bocas estaban muy abiertas en un beso sumamente placentero. Quería saborearlo tanto que la ansiedad estaba haciendo estragos en él. Y lo peor es que ya estaba dolorosamente duro.
-No- Roier apenas salió de sus labios cuando fue de nuevo atacado. Podía jurar que sentía la lengua del alfa en su garganta. Nunca había sido besado de aquella forma... Nunca había disfrutado tanto un beso de esa forma.
Cellbit lo pego más contra la pared, rozando su cadera contra la del menor en busca de más fricción. Con un movimiento rápido le abrió el traje y pudo sentir como los pezones duros se marcaban en la camisa y no dudó mucho en atrapar uno entre sus dedos y apretarlo. Lo oyó gemir deliciosamente contra su boca. Aquella que estaba empapada de saliva tanto suya como ajena.
-¿Por qué? ¿Por qué eres tan terco? ¿Por qué no quieres irte conmigo?-
-Porque me traicionarás en cuanto tengas la primera oportunidad-
Cellbit detuvo todas sus caricias y alzó la cabeza mirándolo fijamente.
-¿Acaso te he dado algún motivo para que pienses eso? - apretaba sus labios.
Él afirmó y bajó la cabeza.
-Aquel día, después de pedirte ayuda, incluso cuando dijiste que era tu pareja destinada, tú estabas besándote con tu actual pareja. Y ahora me dices que no estás con ella, ¿qué garantía tengo de que no me harás lo mismo?-
-Porque no es lo mismo Roier-
Bajó las manos hasta su cintura y lo abrazó cariñosamente sin dejarle oportunidad para que escapara.
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No Soy Tuyo, Gatinho || Guapoduo || (Omegaverse)
FantasíaCellbit, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Roier, aunque hay dos problemas... Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Roier dice...