Cellbit enterró su cabeza entre sus manos mientras Forever estaba dentro de la pequeña tienda de 24 horas comprando algunas cosas.
Nunca en su vida había perdido el control de aquella bestial manera y se sentía tan extraño, más no repulsivo. Es que eso era lo era él. Un alfa. Se había reprimido tanto durante los últimos años que había explotado al haberle sido tocada su pareja destinada.Los dedos heridos se apretaron sobre su cabello. Apenas recordaba lo que había hecho dentro del almacén. Sabía que había disfrutado golpeando al bastardo que se atrevió a tocar a su pareja, pero la manera en que lo hizo era algo que en su mente no se proyectaba.
Alzó la cabeza cuando el otro alfa volvió al auto y se sentó buscando algo dentro de la bolsa.
-A ver, dame tus manos, no quiero que se te infecten y después Roier esté más preocupado- Forever agarró una de sus manos y las inspeccionó.
Mojó un algodón con agua oxigenada y comenzó a limpiar la zona para después poner una crema y vendarlas.
-Cambia la venda cada tres horas y en pocos días no tendrás ni cicatrices- le dejó la bolsa con las cosas en el regazo de su amigo antes de prender el auto.
-Forever ¿qué pasará con ellos?- Cellbit se apretó el tabique con un ligero dolor de cabeza.
-¿Realmente quieres saberlo? ¿No te sentirás culpable cuando veas a tu omega?-
-Eso es algo con lo que lidiaré después-
-Bueno, como quieras- Forever resopló -A Spreen te puedo asegurar que esos alfas le sacarán todo lo posible con tal de ganar más dinero. Pac por otro lado se encargó de llevar abajo la empresa donde su padre estaba, por lo que de seguro las cuentas de deudas se dispararán al cielo.
También dispuso a cierta persona para que se encargaran de que él y su familia se fueran del país, tiene unos métodos de convencimiento, asombrosos-Cellbit se los imaginó en varias categorías, estaban hablando de mafiosos después de todo.
-En cuanto a su madre, no te preocupes, no creo que le extirpen nada, aunque no te lo puedo asegurar, pero mirándolo con mente positiva, es una beta vieja y sus órganos no creo que sean muy viables que digamos- alzó los hombros para dejarlos caer después- Lo que si te puedo decir, es que dentro de dos días estará internada en un centro psiquiárico donde no podrá salir a menos que lo haga muerta. De esa forma los sacas del camino y no te tienes que sentir culpable- Forever pareció complacido con su explicación.
Cellbit se dejó caer en el respaldo del asiento y suspiró con los ojos cerrados. Rubí había hecho atrocidades en su vida y más a su propio hijo, pero eso no quitaba que era la madre de Roier. Si ella moría ¿cómo se lo diría a su omega? Al menos dentro de aquel lugar no se metería más en sus caminos y no haría daño a su hijo. En cuanto a Spreen, a ese no le interesaba si lo desechaban, pero si ocurría, no quería estar metido en medio de eso. No quería que Roier lo viera como alguien agresivo que pudiera matar a cualquiera que interactuara con él.
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Forever llegó al estacionamiento del edificio de Cellbit y le tocó el hombro. El alfa se había quedado dormido en lo que faltaba de trayecto de vuelta.
-¿Necesitas que te lleve o puedes llegar tú solo?-
-No me trates como un cachorro Forever- Cellbit agitó la cabeza y salió del auto -Y...gracias por todo-
-Siempre que quieras, mano- el alfa esperó hasta que su amigo entrara en el elevador antes de volver a conducir.
Cellbit entró en su apartamento y se fue quitando prenda tras prenda, dejándola regada por la casa hasta llegar al baño y abrir la ducha en la temperatura más alta. Forever le gritaría si viera que había echado a perder los vendajes pero necesitaba limpiar su sucio cuerpo. El agua se desplazó por todo el cuerpo hasta llegar al suelo, llevándose consigo incluso algunas gotas de sangre ajenas. No supo cuánto tiempo estuvo allí pero sus ojos se cerraban del agotamiernto.
Cerró la ducha, se secó medianamente y se dejó caer en la cama exhausto tanto fisica como mentalmente. Sólo deseaba que fuera el día siguiente para ir a ver a su omega.
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No Soy Tuyo, Gatinho || Guapoduo || (Omegaverse)
FantasyCellbit, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Roier, aunque hay dos problemas... Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Roier dice...