Forever no podía creer lo que veían sus ojos.
Delante de él estaba su amado, no, sus amados porque ya sentía que aquel par de bolitas que crecían dentro de él, eran también suyas. No pudo evitar que su pecho comenzara a latir, pero automáticamente los nervios lo invadieron.-Señor, señor- la voz de una de las encargadas lo llamó- Necesita pasar a la pista-
-Cala a boca- Forever se giró y le susurró molesto. Estaba muy temperamental en ese momento y en un dilema mental. Tenía que concentrarse en lo más importante, que no era precisamente su viaje de regreso.
La mujer hizo una mueca inconforme, más mantuvo la boca cerrada y bajó la cabeza.
Forever se giró de nuevo hacia BBH y soltando su maleta se acercó a él, lentamente, sin aún creerse que él estaba ahí. Delante de él. Tan delicado, tan hermoso, tan maduro. Si, maduro, porque después de sentarse a analizarlo, lo comprendía. ¿Quién quisiera estar con un hombre que por años había preferido estar entre las piernas de una mujer que en una relación seria?
Era un imbécil y lo sabía. A pesar de que estaba haciendo su mayor esfuerzo para cambiar no tenía derecho a venir y decirle a él que se enlazara y confiara, que le sería fiel toda la vida.
Porque estaba seguro que con su trayectoria no sería algo fácil de asimilar, por lo que estaba decidido a esforzarse todo lo que fuera necesario para demostrarle al omega que era el indicado y el único que realmente él necesitaba.Fue con cautela. No quería admitirlo, pero tenía miedo que BBH saliera corriendo. Aunque estaba seguro de que correría detrás de él por todo el aeropuerto si fuera necesario. No lo dejaría escapar, como si tuviera que perseguirlo por todo el mundo.
BBH le había hecho saber lo que era dormirse sin preocupaciones en las noches. Abrazado con calidez y seguridad como cuando era pequeño y su madre lo arropaba. Una seguridad que después de grande encontraba en muy pocos lugares a pesar de ser un alfa. Si sólo se hubiera dado cuenta en su momento no tuviera esa angustia en su pecho.
-¿Menino?- lo llamó con algo de vacilación. Aún no podía creer que eso que tuviera a su lado fuera una maleta.
BBH estaba serio cuando pasó la mano por su barriguita encima de la camisa blanca que llevaba puesta. Su cabello largo resaltaba un más y el alfa quería enterrar nuevamente los dedos en este.
-Forever... ellos no tienen la culpa de los errores de sus padres- bajó la cabeza mirando su pancita- Yo soy omega y ellos son dos. Sé que me será difícil cuidarlos y sé que puedo hacerlo si me esfuerzo... pero si los aceptas y los quieres criar también sé que tendrán un futuro más estable del que yo puedo darles como omega.
Además, no debo ocasionarle más problema a mi prima- su voz era ahogada.Forever frunció los labios y se quedó mirándolo por un momento.
-¿Hasta cuando te vas a hacer esto BBH?- Él alzó la cabeza sin saber a qué se refería y pestañeó.
-¿Cuándo pensarás en ti? ¿Cuándo te pondrás en primer lugar antes que todo?- el alfa vio como él abrió los labios y los volvió a cerrar- Pajarito, hay cosa de las que me he dado cuenta en estos ultimos meses, y creo que deberías ser más egoísta contigo mismo-
BBH corrió la mirada hacia el otro lado apretando los labios. Sabía que él estaba en lo cierto, pero era un comportamiento que no podía cambiar tan fácil. Era un omega, por naturaleza solían pensar primero en los demás que en ellos y ser sumisos. Por eso le agradaba tanto Roier. Era un joven totalmente fuerte e independiente.
-Menino, cuando estabas conmigo nunca me dijiste de tus sentimientos para no ponerme en una situación difícil, lo sé. Después te fuiste para que mi imagen no se viera afectada sin preocuparte de lo que ese imbécil podría haberte hecho. Y ahora no quieres seguir molestando a tu prima con su hija y piensas en la seguridad de nuestros hijos antes de tus deseos-
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No Soy Tuyo, Gatinho || Guapoduo || (Omegaverse)
FantasiCellbit, un alfa prestigioso que compra una empresa en declive, nunca se imaginó que uno de los jefes de área seria su pareja destinada, un joven llamando Roier, aunque hay dos problemas... Ambos están comprometidos. Pero lo peor, es que Roier dice...