Capitulo 13

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El nunca haber observado una ópera no significa que jamás entró a un teatro.

Después del desayuno mientras Will se ofrece a lavar los platos el mayor dedica su tiempo a buscar el itinerario de esa tarde, encontrando con éxito una obra para ese mismo día.

El sonido del agua cayendo trae consigo la calma, de tal forma que lavar dos platos se vuelve una tarea de varios minutos.
El frío líquido corriendo por sus manos, llenando sus oídos con su caída hasta chocar con el mental. Todo en perfecta armonía hogareña.
¿Así se sentirá compartir un espacio con alguien? Repartir tareas en busca de un equilibrio doméstico.
Sus reflexiones son interrumpidas al sentir como algo rodea su cintura. Sobresaltado casi deja caer la copa que sostenía.

-Will, ¿Podrías ayudarme extendiendo tus brazos? Por favor-

Hannibal habla en su cuello, subiendo la cinta métrica a su pecho una vez el menor le obedece, no sin antes haber cerrado la llave y acomodar lo lavado.

-¿Qué estás haciendo?-

Controlando la respiración deja que su compañero continúe tomando las medidas, desviando la mirada en el momento que la cinta vuelve a bajar rodeando su cadera.
Sabe que la presión en sus glúteos no es casualidad, pero lo deja pasar.

-Necesitas un traje para asistir a la ópera. Con tu permiso, Will-

Girando al menor se agacha para obtener la longitud del paso, midiendo desde su entrepierna hasta el suelo, ocultando una sonrisa al percibir un estremecimiento por parte del agente.

-¿Es enserio?... Tengo trajes en casa, puedo ir por alguno y volver-

Rueda los ojos al ver que hace caso omiso y continúa con su labor.
Le parece absurdo que después de tener sexo una noche antes deba pedirle permiso para tocar sus muslos.

Por más que se rehusó a la idea reconoce que es una estrategia para hacerle bajar la guardia, de tal forma que ahora se encuentran cruzando la ostentosa entrada del teatro de Baltimore, con Will luchando por no sentirse incómodo en aquel entorno tan diferente a lo habitual.

Intenta ajustar sus gafas deteniéndose a mitad de movimiento al recordar que no las lleva puestas. Olvidó bajarlas de la camioneta desde el día anterior.

Avanzan por el amplio pasillo encontrando sus asientos con la facilidad que se adquiere al frecuentar un lugar.
Por desgracia, Hannibal se detiene a saludar un par de veces y el menor no tiene otra opción más que observar como el psiquiatra deja que su encanto fluya entre galantería y formalidad.

-Es un placer verlo de nuevo Sr. Graham-

Will identifica la voz de aquella beta presumiblemente escritora y fanática del Destripador de Chesapeake.

-Lo mismo digo, Sra.Komeda-

-¿También le apasiona la ópera?-

-Parece que hoy lo averiguaré-

Su falta de tacto provoca en la mujer una apenas perceptible mueca de confusión que Will acepta gustoso.
No tiene intención de fingir ser uno de ellos y mucho menos entablar conversaciones tan poco prácticas.

-La voz humana es el órgano de música más antiguo, verdadero y hermoso. Invité a Will esta noche para compartir una de mis aficiones, después de todo él me enseñó el arte de la pesca-

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora